Lunes, 09 de Diciembre de 2024 | 05:00

El Puerto de Montevideo y el Atlántico Sur chino

Por Dr. César Augusto Lerena, experto en Atlántico Sur y Pesca, ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Ctes) ex Profesor Universidad UNNE y FASTA, Asesor en el Senado de la Nación, Doctor en Ciencias, Consultor, Escritor.

Creíamos que ya habíamos visto la peor política de nuestras relaciones internacionales con la entonces Banda Oriental que derivó en la independencia de la República del Uruguay. Pero no, muchos años después vino la discusión limítrofe que se resolvió pacíficamente, aunque en forma imperfecta con el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo; llegó también la instalación de la pastera UPM (Ex Botnia), que hay quienes dijeron que no se instaló en Argentina por razones “non sanctas”. Ahora Tabaré Vázquez anuncia otra pastera que estaría en actividad en el 2020 y desemboca en el Río Uruguay y, sobre la que nuestro presidente habría dado el visto bueno. Recordamos todavía, la Disposición 1108/13 de la Subsecretaría de Vías Navegables de Argentina que prohibió los transbordos de las exportaciones argentinas en puertos uruguayos, demostrando, más nuestra incapacidad de actuar en forma sinérgica e integradora, por ejemplo, buscando acuerdos y fuentes de financiación para emplazar un puerto binacional de aguas profundas.  


Hace tiempo que expresamos nuestra preocupación respecto a la posible instalación de un puerto chino en Uruguay. Ahora, el presidente Tabaré Vazquez y sus ministros dictaron el 11 de febrero de 2019 el Decreto 54/19, por el que se amplió el Puerto de Montevideo a «las superficies de aguas y álveos entre la Punta Yeguas con la Punta Pedregal y ésta con la Punta Canario y las costas correspondientes entre ambas líneas», que de concretarse la instalación de un nuevo puerto se estaría violando el Art. 85º inciso 9º (habilitar los puertos) que la Constitución Nacional reserva al Congreso Nacional.  

  
Ello ha dio lugar (o viceversa) a que el Consorcio Chino Shandong Baoma Fishery Group presentara una propuesta para realizar un Megapuerto, en un predio de 28 hectáreas al oeste de Punta Yeguas a 20 km de Montevideo que habría de disponer una zona franca, para facilitar, aún más, las operaciones, de quienes están exentos de todo.


Por una rara coincidencia, el lugar a instalarse lleva un nombre muy similar al de Puerto Yegua (Mare Harbour), que usan los buques de la Marina Real Británica en Malvinas y, por supuesto, no es un buen presagio.

 
El presidente del Consorcio Jian Hongjun manifestó en Uruguay que la empresa se llamará Zhogjin Puerto S.A. y la inversión será de unos 250 millones de dólares, pudiendo operar desde este puerto chino, unos 500 buques pesqueros, es decir un número similar al de toda la flota pesquera argentina que opera en el Atlántico Sur. Por cierto, nunca sabremos si serán más, los chinos son expertos en buques mellizos y sus tres mil pesqueros pescan en el mundo en forma ilegal (INDNR).


La empresa china (suponemos del Estado), además de ser una experta en gestión portuaria, lo es también en pesca oceánica. Podríamos decir que, para los chinos, es una inversión ideal, en un lugar estratégico, un Estado dentro de un Estado, que les dará cobijo y logística a cientos de buques mercantes y pesqueros, que hacen tráfico con Malvinas o capturan en forma clandestina nuestros recursos en el atlántico sur. Ya sucede ello, en forma alarmante en Montevideo, imaginemos lo que habrá de ocurrir en este puerto privado bajo el monopolio chino y con controles inexistentes de Uruguay y Argentina en el Río de la Plata, la Zona Común de Pesca y el Atlántico Sur.


Pero, de las propias declaraciones de Jiang Hongjun, este puerto se dedicará a la “reparación, mantenimiento y suministro de recursos materiales para flotas pesqueras del Atlántico Sur”, es decir le dará apoyo a la flota ilegal que captura en la ZEE Argentina o sobre sus especies migratorias.
Son solo las agrupaciones medioambientales uruguayas las que se oponen al proyecto, y presionan sobre la Junta Departamental, quien debe recategorizar la zona que está tipificada como rural. ¿Y los empresarios portuarios y pesqueros uruguayos y argentinos?


¿Qué harán los rioplatenses cuando por imperio de los Artículos 73º, 74º y 75º del Tratado del Río de la Plata, los buques chinos comiencen a pescar en la Zona Común de Pesca? ¿Los permisos de pesca uruguayos consolidarán la presencia de los chinos en la milla 201? ¿Quién y con qué se controlarán estas capturas que se desembarquen en un puerto privado chino? y, ¿el tránsito, con bodegas y contenedores llenos de capturas subrepticias en la ZEE o adyacente a ésta, o con licencias ilegales británicas de Malvinas? El sector empresario pesquero debería reaccionar, para oponerse en forma enérgica a la ocupación del Atlántico Sur por parte de estos buques depredadores, entre ellos también los españoles, que subsidiados, extraen sin control, un millón de toneladas anuales por un valor de unos dos mil millones de dólares, compitiendo en el mercado internacional con las empresas argentinas y uruguayas y, depredando los recursos de las próximas generaciones.


La política de los armadores pesqueros no debiera limitarse solo a las cuestiones extractivas y comerciales, sino también a las portuarias y, muy especialmente, a los Acuerdos que los distintos gobiernos, sin ningún análisis de sustentabilidad biológica, económica y social, firman con los países desarrollados que explotan en condiciones muy ventajosas nuestros recursos  en el Atlántico Sur, atentando contra la ocupación territorial, el desarrollo industrial y la generación de empleo.

          
¿Qué opinan las Comisiones del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, integrada por funcionarios de ambos países? ¿Y el Consejo Federal Pesquero? y ¿la Cancillería Argentina, que anuncia en el G20 un Acuerdo con China, cuyo contenido, los principales actores de la explotación pesquera desconocen? Un Acuerdo que no fue previamente tratado en el Consejo Federal Pesquero, en el que participa como miembro activo un diplomático de Relaciones Exteriores, ni tampoco por el Congreso Nacional. ¿Y el Canciller?, analiza, sí según el protocolo, corresponde un servicio francés o inglés, y cómo distribuir las copas y los cubiertos. La mesa, está a punto de servirse y, los comensales chinos son de buen comer. Cuando pasen unos años, nadie se acordará de quién era este señor, pero el Atlántico Sur estará ocupado, el caladero agotado como tantos otros mares del mundo y, las empresas argentinas quebradas y los trabajadores sin empleo.


Este puerto en la boca de entrada del Río de la Plata no solo ocuparía también un lugar estratégico con relación a la hidrovía, sino que sería un gran foco de contaminación, cuyos efectos serían impredecibles para la región.

       
La fama de China en la actividad pesquera es ciertamente mala y se le atribuyen la pesca ilegal en las Z.E.E. de los países ribereños. Una docena de países han protestado contra los buques pesqueros chinos por depredación, entre ellos Ecuador, Chile, Perú, Colombia, México, Costa Rica, Corea del Sur, Vietnam, Mauritana, Senegal, Guinea, Sierra Leona, etc. Queda claro que las áreas 87 y 41 de la FAO son de su interés después de haber depredado todo el mundo. No es un país al que se puede abrirse el mar por su asimetría con los nuestros en materia de negociación y, porque sus embarcaciones, no respetan las normas internacionales vigentes ni de los Estados ribereños.
 
Calamar que se duerme lo lleva la corriente.

 

Fuente: www.NetNews.com.ar

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