Los riesgos del endeudamiento argentino
Como es bien sabido, nuestro país se encuentra transitando una de sus peores crisis económicas de la historia. No obstante, lo que más preocupa es el nivel de endeudamiento que...
Como es bien sabido, nuestro país se encuentra transitando una de sus peores crisis económicas de la historia. No obstante, lo que más preocupa es el nivel de endeudamiento que recorre un camino muy ascendente.
A raíz de la crisis del Covid-19, muchos países de la región latinoamericana comienzan a evidenciar las consecuencias contrarrecíprocas de las políticas económicas llevadas adelante el año pasado. Todos los países, en mayor o menor medida, inclusive los que hasta el momento “hacían los deberes en tiempo y forma”, empezaron a erosionar sus arcas fiscales con políticas fiscales expansionistas y a incrementar su nivel de endeudamiento a niveles preocupantes.
Vamos a los datos. En el último año, el déficit fiscal se incrementó entre el 7,5% y el 2,2% en los países de la región. De ésta forma, países como Uruguay finalizó el 2020 con un déficit del 4,9%, desde el 2,7% de 2019 y luego de un promedio de déficit fiscal todos los años del 1,89% desde el 2010. Brasil, después de reducir su déficit fiscal del 7,1% al 5,9% en 2019, fue uno de los países que más erosionó sus cuentas fiscales y el déficit fiscal ascendió al 13,4% en 2020. También Ecuador tuvo un incremento del 2,8% en el último año, pasando de promediar un déficit fiscal anual del 3,7% al 5,9% en 2020. Bolivia fue uno de los países que casi duplicó su déficit fiscal al pasar de un déficit del 7,2% al 12% del PBI en 2020, y luego de 10 años de promediar un déficit del 3,2% anual. En tanto, Chile, evidenció un crecimiento de su déficit fiscal en 4,5 puntos porcentuales y se ubicó en 2020 en un 7,1% del PBI, desde el 2,68% de déficit fiscal del 2019 y después del déficit del 1,0% del PBI promedio anual que se observó en los últimos años desde el 2010. Por último, en Colombia, el déficit fiscal se ubicó en el último año en un 6,0% del PBI, desde el 2,5% de 2019 y luego de un promedio anual de 2,3% de déficit fiscal todos los años desde 2010.
“¿Por qué somos unos de los países más endeudados de la región? Simple, el Estado gasta más de lo que le ingresa”
Resultado de las medidas monetarias y fiscales llevadas adelante por la mayoría de los países en un intento de amortiguar el impacto de la crisis, no sólo se erosionaron las cuentas fiscales, sino que la deuda se incrementó. Según el FMI, la deuda en % del PBI en promedio entre 2019 y 2021 en Latinoamérica se incrementaría entre un 12% y un 15%. Esto puede significar un riesgo muy importante para los países de la región que, ante una erosión de sus cuentas fiscales, más una contracción económica, el quiebre de varias empresas y la pérdida de puestos de trabajo, obligaría a los países a necesitar más financiamiento. Bajo éste escenario es probable que de cuestionarse la solvencia de los gobiernos para cumplir con sus obligaciones podría provocar un incremento del riesgo soberano y, así, los costos de endeudamiento. Entre los países, la deuda en % del PBI, fue del 98,9% en 2020 para Brasil, del 66,3% para Uruguay, del 61,4% para Ecuador, del 61,0% para Colombia, del 47,7% para Bolivia, del 36,5% para Perú y del 32,5% para Chile.
Obviamente, nada es gratis y todas esas políticas que, inicialmente intentaban aliviar la situación económica en un año excepcional, provocaron daños más profundos en el tejido económico. Además, de que suma una lista de riesgos a futuro. Ya desde los principales organismos internacionales alertan que una eventual suba de las tasas de interés a nivel global, hasta ahora bajas, podría aumentar los riesgos de incumplimiento de las obligaciones. Cabe mencionar que ya muchos países, tienen problemas de pagar sus deudas; además de los riesgos cada vez mayores de sobreendeudamiento.
La pregunta es: ¿cómo le va a nuestro país? La Argentina incrementó su deuda del gobierno en % del PBI del 88% en 2019 al 104,5% en 2020. Esto es una suba de más de 16 puntos porcentuales en un año y más de 60 puntos porcentuales en 10 años.
¿Por qué somos unos de los países más endeudados de la región? Simple, el Estado gasta más de lo que le ingresa. Hoy nuestro país se encuentra frente a un trilema: i) mayores necesidades de gasto; ii) contener alza pronunciada de deuda pública; y, iii) incrementar los ingresos tributario. Por ejemplo, i) si el gobierno decide aumentar el gasto público deberá: endeudarse y/o incrementar impuestos; ii) si el gobierno decide incrementar los ingresos fiscales (racionalizando las exenciones y/o haciendo más eficiente el sistema tributario) deberá: reducir endeudamiento y/o reducir el gasto público; iii) si el gobierno decide reducir el endeudamiento deberán incrementar impuestos y/o bajar gasto público. Obviamente, dado este trilema, el único camino que les queda es o endeudarse o emitir para financiar el déficit fiscal.
“El Estado absorbe todo el crédito interno, elevando así la tasa de interés y obstaculizando las inversiones de las empresas locales”
Obvio que se puede revertir, lo que se requiere es predisposición por parte de la política. Para poder crecer necesitamos atraer capital de afuera y favorecer las inversiones locales. Hoy el abultado déficit fiscal de la Argentina genera lo que se conoce como efecto “crowding out”. Es decir, dados los altos niveles de endeudamiento y las dificultades que tenemos siempre de acceder a los mercados de capitales internacionales, el Estado absorbe todo el crédito interno, elevando así la tasa de interés y obstaculizando las inversiones de las empresas locales. Por ende, un paso urgente es reducir el déficit fiscal.
Cabe ser redundante en éste punto, Argentina es uno de los países más riesgos y vulnerables de la región. En el índice de calidad institucional, que elaboramos desde la Fundación Libertad y Progreso, en 2020 nuestro país cayó 6 posiciones en el Índice de Calidad Institucional, quedamos en el puesto 112 de 189 países, nos encontramos entre los países con peor calidad institucional del mundo. Obviamente, noticias tales como la toma de tierras, los problemas en el Congreso, el control de precios, el control cambiario, el problema con Vicentin, el conflicto con el campo, no ayudan para nada. En la Argentina tenemos el problema de que no nos ponemos de acuerdo con los consensos básicos que ya fueron superados en el resto del mundo. Es más, en 2020, hemos retrocedido en materia de corrupción. Según el Índice de Percepción de Corrupción, elaborado por la Organización de Transparencia Internacional, la Argentina retrocedió 12 lugares. Ahora nuestro país, se encuentra por debajo de países como Botswana, Sudáfrica, Ghana, Rwanda, Jamaica en materia de corrupción. Eso marca una clara pauta de hacia dónde vamos en materia institucional. Por otra parte, la inflación alta. Somos uno de los cinco países del mundo con la inflación más alta, cuando la misma ha sido prácticamente erradicada en todo el mundo. Todo esto marca el estado de alarma en el que nos encontramos.
Hoy la economía de nuestro país está sujeta a un montón de riesgos. Sin embargo, su principal problema es que el Estado gasta más de lo que le ingresa. En ese caso tenemos dos caminos. El primero, es el que te permitiría crecer, bajar el gasto público y para ello es imprescindible encarar una serie de reformas estructurales: achicar el tamaño del Estado, reforma laboral, bajar impuestos, reforma del sistema previsional y apertura comercial. El segundo, es el recesivo, recurrir a formas de financiamiento que condenan la posibilidad de consolidar un crecimiento económico sostenible: incrementando impuestos, tomando deuda o emitiendo moneda local. Hasta que desde la política no se entienda eso, podemos olvidarnos de volver en algún momento a crecer.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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