Entre la Estabilidad Laboral y la Revolución Digital: Desafíos para América Latina en la Era de la Inteligencia Artificial
Cinco años después de la irrupción del COVID-19, América Latina y el Caribe presentan un panorama laboral que, si bien muestra señales de estabilidad y una modesta recuperación, sigue arrastrando desafíos estructurales.
En un contexto global en el que la inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como motor de cambio, el Secretario General de la ONU, António Guterres, advirtió recientemente en la Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial en París que el poder de estas tecnologías está concentrado en manos de unos pocos, lo que podría agravar las divisiones y desigualdades existentes.
Un mercado laboral en pausa: estabilidad con rezagos
Según el informe " PANORAMA LABORAL 2024 para América Latina y el Caribe" realizado por la OIT, la tasa de ocupación en la región ha aumentado ligeramente, situándose en torno al 58,9%, mientras que la tasa de desocupación descendió al 6,1%. Sin embargo, la tasa de participación se mantiene por debajo de los niveles prepandemia, y ni la ocupación ni la participación han logrado superar los indicadores de 2012, lo que evidencia un estancamiento en la creación de empleo formal y de calidad. Además, persisten desafíos significativos:
Informalidad y precariedad: A mediados de 2024, la informalidad se ubicaba en un 47,6%, reflejando que, a pesar de leves avances, la mayoría del empleo reciente se ha generado en condiciones de precariedad.
Brechas de género y edad: La participación de las mujeres (52,1%) es notablemente inferior a la de los hombres (74,3%), y la tasa de desocupación juvenil, aunque en ligera descenso, sigue siendo casi tres veces mayor que la de los adultos.
Disparidades territoriales y sectoriales: Mientras las áreas urbanas han mostrado mejores cifras de recuperación, las zonas rurales siguen rezagadas, y el crecimiento laboral varía marcadamente entre sectores económicos.
Desafío uno: IA y riego de una nueva brecha
En paralelo a este panorama, el acelerado avance de la inteligencia artificial ha pasado de ser un tema de ciencia ficción a una realidad que transforma sectores clave como la educación, la salud, la agricultura y, por supuesto, el mercado laboral. Durante la cumbre en París, Guterres enfatizó que la concentración del poder de la IA en unas pocas empresas y países desarrollados podría profundizar las divisiones geopolíticas.
“El poder de la inteligencia artificial, que hoy se concentra en unos pocos, implica el riesgo de un mundo de ricos y pobres en materia de tecnología”, afirmó el Secretario General, subrayando la necesidad de que la IA se convierta en una herramienta para cerrar, y no ampliar las brechas existentes. En su visión la tecnología debe ser desarrollada y gobernada de forma inclusiva, permitiendo a los países en desarrollo pasar de ser meros usuarios a actores activos en la revolución digital.
Desafío dos: encrucijada de la transformación digital y la recuperación laboral
La conjunción de estos dos escenarios plantea un reto mayúsculo para América Latina. Por un lado, la región necesita impulsar políticas que aceleren la formalización del empleo, reduzcan las desigualdades de género y generen oportunidades laborales de calidad. Por otro, la irrupción de la IA en la economía global demanda una transformación digital que permita a los países latinoamericanos no quedar rezagados ante la concentración tecnológica.
Para enfrentar estos desafíos, resulta fundamental que los gobiernos, en coordinación con organizaciones internacionales y el sector privado, desarrollen estrategias que incluyan:
- Fortalecimiento de la infraestructura digital: Inversiones en tecnologías de la información y la comunicación, especialmente en zonas rurales, que permitan una inclusión digital real.
- Capacitación y desarrollo de habilidades: Programas de formación en competencias digitales y tecnológicas, que habiliten a la fuerza laboral para adaptarse a los nuevos requerimientos del mercado.
- Políticas de gobernanza inclusiva de la IA: Inspiradas en acuerdos como el Pacto Digital Mundial, estas políticas deben asegurar que los beneficios de la IA se distribuyan equitativamente, evitando que la concentración de poder tecnológico profundice las desigualdades existentes.
Desafío tres: pasar del diagnóstico a la acción
La modesta recuperación del mercado laboral en América Latina se sitúa, en este contexto, en una encrucijada. La estabilidad aparente se contrapone a un estancamiento estructural que podría agravarse si la revolución digital y la concentración de la inteligencia artificial no se abordan de manera inclusiva. En palabras de Guterres, es imperativo “avanzar hacia una inteligencia artificial que esté diseñada por toda la humanidad, para toda la humanidad”, lo que, aplicado al ámbito laboral, implica construir un futuro en el que la transformación digital sirva de motor para la creación de empleo decente, la reducción de la informalidad y el cierre de las brechas socioeconómicas.
Así, la región debe enfrentar no solo los retos heredados de la crisis pandémica, sino también prepararse para un futuro donde la tecnología y el trabajo se redefinan mutuamente. La clave estará en un esfuerzo conjunto que fomente la innovación, fortalezca la educación y promueva la equidad, asegurando que el progreso digital se traduzca en bienestar y oportunidades para todos.
Fuente: www.Netnews.com.ar
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