La industria cárnica debe adaptarse rápidamente al cambio climático si no quiere enfrentarse a la ruina
Un informe recientemente publicado por FAIRR,la fundación de Jeremy Coller- la red de inversores colaborativa que crea conciencia sobre los riesgos y las oportunidades materiales ESG, (criterios ambientales, sociales y de gobierno) causados por la producción animal intensiva, asegura que la industria cárnica mundial deberá adaptarse a los desafíos que plantea el cambio climático y a la creciente demanda de alternativas basadas en vegetales, o se enfrentará a la ruina. El grupo gestiona un fondo de inversiones por 20 billones de dólares en activos.
El sector cárnico es uno de los principales contribuyentes a las emisiones mundiales de carbono, a través de la deforestación y el metano producido por el ganado, es por ellos que debe enfrentase al desafío de reconvertir sus procesos de trabajo en sustentables, para obtener las inversiones necesarias para su desarrollo. Otro factor exigido por los inversores es que deberán demostrar su capacidad de producción, a partir de la realización de estudios de factibilidad, debiendo enfrentar un posible escenario con un incremento de la temperatura mundial de 2 grados centígrados para el 2050.
El nuevo modelo desarrollado por FAIRR, tiene como objetivo ayudar a los inversores a comprender las implicancias financieras del cambio climático en el sector cárnico. La herramienta desarrollada por el grupo, proporciona a los inversores un modelo en línea para ayudar a cuantificar los riesgos potenciales a la baja y las oportunidades al alza, para las empresas cárnicas en un escenario de 2° C de calentamiento global. La herramienta se basa en análisis de escenarios alineados con las recomendaciones del grupo de trabajo sobre divulgaciones financieras relacionadas con el clima TCFD-Task Force on Climate Related Financial Disclosures.
El modelo encuentra que los probables impactos físicos del cambio climático y el rápido crecimiento de proteínas alternativas pondrán en riesgo miles de millones de dólares para los gigantes actuales del sector alimentario como Tyson Foods y JBS, proveedores de nombres conocidos como McDonald’s, Walmart, Burger King y Marks & Spencer.
El modelo identifica 7 riesgos clave que afectarán la rentabilidad del sector cárnico en el escenario del IPCC - Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, organismo de las Naciones Unidas para evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático- en un mundo más cálido, a 2° centígrados para el 2050. Los riesgos incluyen el mayor costo de la electricidad debido a los precios del carbono, los mayores costos de alimentación debido a los bajos rendimientos de los cultivos y el aumento de la mortalidad del ganado debido al estrés por calor. Pronostica además, que para el 2050 las “proteínas alternativas” como las hamburguesas de origen vegetal, controlarán al menos el 16% del mercado actual de la carne, aumentando al 62% en función de factores como las tasas de adopción de tecnología, las tendencias del consumidor y un impuesto al carbono sobre la carne.
“El cambio climático es real y también lo son sus impactos financieros. El costo de alimentar los cobertizos de aves de corral, el suministro de alimentos para el ganado y la atención veterinaria aumentarán a medida que aumentan las temperaturas globales. Este innovador modelo financiero ha hecho los cálculos. Los inversores pueden ver que la verdad ineludible para el sector cárnico es que debe adaptarse al cambio climático o enfrentar la ruina en los años venideros. Por el contrario, también existe una perspectiva apetitosa de una enorme ventaja si las compañías cárnicas del mundo cambian su mezcla de proteínas para alinearse con un camino amigable con el clima. No es una estrategia aceptable cuando se trata de este nivel de riesgo climático para que la industria alimentaria entierre su cabeza en la arena” declaró Jeremy Coller, Fundador de FAIRR y director de inversiones en Coller Capital, quien además aseguró que la creación de esta herramienta, es el primer paso para ayudar tanto a los inversores como a las empresas para que comprenda el riesgo y las oportunidades del calentamiento global en el sector cárnico, dado que los números son demasiado grandes y la cuantía del daño ambiental demasiado sustancial, para que los inversores la ignoren.
Por su parte el grupo ACTIAM, administrador responsable de fondos y activos con sede en los Países Bajos, con € 52 mil millones de euros en activos -uno de los primeros miembros de la red FAIRR y signatarios del PRI desde que se formó en 2006- destaca que el proceso de inversión de la compañía se basa en un conjunto de “Principios Fundamentales de Inversión” basados en tratados internacionales, convenciones y mejores prácticas, como los principios del “Pacto Mundial de las Naciones Unidas”, se aplican a todas las inversiones y además suman temas tales como el “bienestar animal”, donde si bien no existe un consenso global que determine la reglamentación acerca de las buenas prácticas, aun así, el grupo lo considera como parte de investigación para el destino de sus inversiones.
El Estudio
En una evaluación realizada sobre 43 de las compañías de carne más grandes del mundo, enumeradas en el Índice de Productores de Proteína FAIRR de Coller, solo dos, Tyson Foods y Marfrig, han revelado públicamente un análisis de escenarios relacionados con el clima, a pesar de que el TCFD, recomienda dicho análisis. En comparación con otros sectores de alta emisión, como las compañías de petróleo, gas, minería y servicios públicos donde el 23% han realizado este tipo de análisis de escenarios climáticos. Según Jeremy Coller “El fracaso del sector cárnico y lácteo para planificar de manera proactiva el riesgo climático según lo sugerido por el TCFD, no ha dejado a los inversores otra opción que tomar el asunto en sus propias manos y hacer el análisis ellos mismos”.
Es probable que el sector de la carne en general se vea muy afectado: una pérdida en la participación de mercado debido al aumento de la temperatura que resulta en la mortalidad del ganado y la reducción de la productividad, así como una mayor exposición a los impuestos potenciales sobre las proteínas más intensivas en carbono. Sustituir a “especies con bajo contenido de carbono”, como las aves de corral, es una opción, pero existen compensaciones compensatorias, que incluyen costos más altos de electricidad y energía (la producción de aves de corral requiere más energía que la producción de carne de res) y costos de alimentación volátiles. Pivotar hacia proteínas alternativas es la estrategia más amigable con el clima.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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