Regreso a las aulas: El desafío que enfrentarán los niños más pequeños al volver a alejarse de casa
Por Andrea Abadi.
Directora del Departamento Infanto-Juvenil de INECO.
Sin dudas, el ciclo lectivo del 2020 es un período atípico y sin precedentes en la educación a nivel nacional e internacional. Algunas provincias avanzan hacia las clases presenciales y otras, como es el caso de Buenos Aires, deciden prolongar sin una fecha establecida el retorno a las aulas. Lo cierto es que nos encontramos en una situación nunca antes experimentada, en la que no se cuenta aún con evidencia respecto a cómo impactará esta etapa en nuestra población infanto juvenil. Los niños se mantienen expectantes, y los padres preocupados, pero ¿cuáles son las consideraciones frente al regreso a las aulas?
El jardín y la escuela primaria simbolizan algo más que una mera instancia académica en la vida de los individuos. Es en ese período en el que los niños pequeños comienzan a transitar una gran parte de su tiempo lejos de casa y de sus padres, y desarrollan sus habilidades sociales, al interactuar con sus pares y maestros. Por lo general, deben llevar a cabo un proceso de adaptación para separarse de sus progenitores o figuras de apego al inicio de las clases.
Sin embargo, ese proceso ha sido alterado en este momento debido a que el lapso transcurrido sin ir a la escuela se ha extendido más que las vacaciones de verano. Por lo tanto, es altamente probable que al regresar al colegio a pesar de tener deseo de ver a sus amigos y volver a la situación escolar, los niños pueden resistirse en mayor medida a separarse de sus padres o quienes los cuidaron en este perïodo, tras pasar un prolongado tiempo dentro de casa juntos.
En cuanto a la duración del período de readaptación, no es posible establecer un tiempo determinado. Volver a separarse de sus padres y cuidadores para quedarse en la escuela, es un cambio que quedará supeditado a los procesos internos y experiencias previas de cada niño. Por ese motivo, se los debe acompañar siempre respetando los tiempos de cada uno en particular.
Una de las situaciones que se han visualizado en las familias con hijos pequeños a lo largo del confinamiento ha sido la presencia del “pegoteo”. Cuando un niño debe volver a separarse de sus padres, a partir de los tres años ya comprende que lo volverán a buscar al finalizar la jornada. No obstante, la actual situación epidemiológica ha ocasionado que la mayoría de los padres se queden cuidando a sus hijos, trabajen desde casa, y aquello derive en muchos casos en situaciones regresivas. Por ejemplo, dormir todos en la misma cama, vestirlos, o consentirlos por demás. Esto puede ser un factor que dificulte para algunos niños el proceso de adaptación al retornar a las clases presenciales.
Por otra parte, provincias como Catamarca, San Juan, Santiago del Estero, Formosa y Corrientes han comenzado en este último mes la vuelta a las aulas con los protocolos correspondientes. Pero al tratarse de una época de vivencias atípicas en donde prima la incertidumbre, no podemos afirmar si puede llevarse a cabo un retroceso ante estas medidas.
Por ejemplo San Juan, pionera en el regreso a las clases federales, ha sido la primera en dar marcha atrás luego de la confirmación de nuevos casos de coronavirus sin nexo epidemiológico entre ellos. Por lo tanto, estamos transitando un momento de suma inestabilidad. Sin emabrgo, los niños ya vivieron la experiencia de estudiar en casa y no asistir a la institución escolar edilicia, por lo que este retroceso no debería generar mayores dificultades ya que se trata de volver a una situación ya conocida.
Lo que podría resultar en complicaciones son la cantidad de reglas y normas nuevas establecidas al momento del retorno a la presencialidad. Este es uno de los temas más relevantes a los que debemos poner especial foco para comenzar a trabajar con los niños. Es fundamental que al volver a clases todos tengan incorporadas las pautas de distanciamiento físico, lavado de manos frecuente, uso de cubrebocas y las precauciones al pasarse objetos de uno a otro. Estas son medidas esenciales y es posible percibir que los chicos todavía no están concientizados o familiarizados en su totalidad con dichas conductas.
Los protocolos a seguir demandan una gran responsabilidad por parte de los alumnos. Por ejemplo, es habitual prestarse útiles en medio de tareas o jugar a menos de dos metros de distancia. Son medidas que pueden ser difíciles de asimilar para los niños y es por ello que deberíamos repensar en las modalidades de interacción en clase o cómo se llevarán a cabo los recreos y los juegos permitidos, ya que seguramente estas medidas nunca antes experimentadas representan un nuevo desafío, el de adaptarnos a una nueva normalidad hasta ahora desconocida para niños y docentes.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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