Como potenciar el sector externo de la economía
Por Alejandro Arroyo Welbers, Director de la Maestría en Logística de Proyectos de Integración Regional del ITBA.
La administración saliente ha dado acabadas pruebas de una trabajada reconstrucción de las relaciones de Argentina con el mundo, luego de la desastrosa gestión de la administración anterior - quienes casualmente retomarán el poder para el próximo período. Habrán los entrantes aprendido de sus errores excesivamente dogmáticos y poco prácticos y, en todo caso, habrán tomado nota de los errores de los salientes basados en el exceso de optimismo sin sustancia? Pareciera no haber mucho espacio para el optimismo dadas las declaraciones de los entrantes, aunque podemos otorgar el beneficio de la duda, al menos por algunas semanas - no hace falta más tiempo para realmente avizorar hacia donde se encamina la política exterior del país.
La administración saliente ha hecho muchas cosas bien desde lo políticamente correcto. Serenar los ánimos, integrarse políticamente al mundo civilizado, organizar el G20, dialogar racionalmente con los países y bloques líderes del mundo, participar de distintos foros profesionales internacionales, y por sobre todas las cosas, mostrarse como un país en vías de transformación.
Claro está que el 1er paso se ha dado hacia la dirección correcta. El 2do paso - encarar reformas estructurales - jamás siquiera se intentó. Existieron sí, inversiones en energías alternativas ante un escenario de demanda asegurada o cautiva, y un cierto desarrollo en Vaca Muerta por medio de convenios de productividad sectorial. Hubo inversiones en otros sectores, aunque no por ello se puede considerar como una tendencia creciente de un país con ganas de abrirse al mundo y competir.
La realidad es que hoy Argentina luce tan cerrada al mundo como con la administración anterior, mientras que la entrante no hace más que anunciar que pisará las importaciones, revisará la letra chica del acuerdo MERCOSUR-UE, ni menciona a la Alianza del Pacífico y mucho menos se refiere a potenciales tratados de libre comercio con algunos países con los cuales se venía avanzando en esa dirección. Valde decir, más de “vivir con lo nuestro”.
Así nos ha ido en los últimos 70 años - caída libre. A Cambiemos le faltaron las famosas reformas estructurales que nuestro principal socio comercial - Brasil - ya viene encarando con distinta profundidad, aunque siempre marcando una diferencia competitiva para con Argentina. Brasil tiene un mercado interno potente; Argentina no lo tuvo nunca, con lo cual intentar reactivar el mercado interno con inyecciones de dinero, ya todos sabemos es pan para hoy y hambre para mañana.
La inversión directa extranjera (IDE) busca condiciones de productividad que conduzcan a la competitividad empresaria en rubros tales como puertos, rutas, puentes, pasos fronterizos, vías navegables, transporte carretero y ferroviario, infraestructura aeroportuaria, comunicaciones, energía, ductos, estructura impositiva que premie la producción, leyes laborales razonables y competitivas, sindicatos flexibles, un mercado de crédito pro-producción y no pro-especulación, baja inflación, y un Estado que no entorpezca y pretenda alimentarse de ingresos vía derechos de exportación e impuestos de todo tipo - todo lo cual requiere de condiciones de liderazgo político (algo que claramente faltó). Y algo más y fundamental: bajar el tamaño del Estado para que el sector privado pueda empezar a volar y generar trabajo, inversión, crecimiento y desarrollo.
No es que Argentina no haya avanzado en nada, aunque mucho me temo que en estos 4 años en la mayoría de las áreas el gobierno ha mostrado tener un liderazgo al menos “light”, al dejar transcurrir el tiempo confundiendo las medidas de fondo con medidas de forma, además de haber comunicado pesimamente mal - creyendo que las redes sociales y los focus groups pudieran acaso reemplazar al verdadero líder, comunicador, y acaso estadista. Argentina requiere facturar con desesperación, siendo sus dos segmentos de mayor proyección el sector exportador que aún sea competitivo o pueda recuperarse, y el turismo receptivo internacional, capaz de generar IDE y transformarse en un polo generador de divisas y empleo.
En ambos casos se requieren reformas importantes. En el primero hay que bajar impuestos y NO aumentarlos, mientras que en el 2do hay que crear mucho más infraestructura conectiva por medio de una veintena de aeropuertos internacionales, terminales de carga aérea, e infraestructura hotelera.
Todo esto puede venir si el país brinda las señales correctas tomando las medidas adecuadas. El tamaño del sector público hace que el despegue del país sea insostenible - se mire como se lo mire. El Estado debe iniciar una profunda reingeniería hacia la productividad mientras que las partidas presupuestarias deben relocalizarse hacia aquellas áreas que más chances tengan de vender al exterior y/o generar divisas y empleo de calidad. No es gratis pelearse con Jair, cuestionar a Donald, apoyar a Evo, y evocar a Maduro como un gran jugador. No hay más lugar para la Argentina adolescente.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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