Martes, 03 de Diciembre de 2024 | 15:23
Economía

El “Plan Guzmán” empieza a resquebrajarse

Llegar a las elecciones. Ese es el norte que tiene el gobierno, y Guzmán es el que tiene que hacer malabares para lograrlo. Las medidas que se vienen tomando claramente no tienen un horizonte de mediano plazo, ni hablar de largo plazo.

 

Llegar a las elecciones. Ese es el norte que tiene el gobierno, y Guzmán es el que tiene que hacer malabares para lograrlo. Las medidas que se vienen tomando claramente no tienen un horizonte de mediano plazo, ni hablar de largo plazo. Se busca esconder la mugre debajo de la alfombra y rezar que los invitados no lo perciban.

 

Así es como se maneja la economía hoy en día. Con el horizonte puesto en el cortísimo plazo, el problema de las tarifas se resuelven congelándolas, el del tipo de cambio planchándolo y la inflación presionando a los empresarios con regulaciones y controles arbitrarios.

 

Sin embargo, el “Plan Guzmán” empieza a mostrar fisuras. Por un lado, la inflación de marzo dejó sorprendidos a todos. Una inflación mensual del 4,8% es alto hasta para nosotros que convivimos con estos niveles inflacionarios desde hace mucho tiempo, y ni hablar para un chileno o un brasilero que tienen subas de precios menores, pero no en un mes, sino en términos anuales. En el primer trimestre del año, el IPC subió un 13%, poniendo en jaque la meta del 29% que el Ministro defendía a capa y espada. Para darnos una dimensión de lo difícil, por no decir imposible, del cumplimiento de la meta, para que se cumpla, la inflación mensual de todos los meses de acá a diciembre tiene que ser del 1,5%.

 

La inflación es uno de los factores que más le preocupa a la gente. Esto se debe a que golpea directamente al bolsillo, y al ser un año electoral, el gobierno intenta a toda costa evitar que eso pase. El problema es que las medidas para controlar la inflación son las que Argentina viene intentando desde hace décadas, y claramente no funcionan. Los controles de precios y las regulaciones sobre las empresas podrán tener algún efecto de cortísimo plazo sobre los precios, pero rápidamente eso se traduce en escasez. Al gobierno eso no le importa, porque como dijimos al inicio de la nota, solo le importa llegar a las elecciones.

 

La otra herramienta que usa el gobierno para tratar de tapar la olla a presión de los precios es la de mantener el precio de las tarifas de los servicios públicos fijo. Si bien actualizar las tarifas si se traduciría en una mayor inflación en el mes en que se reducen los subsidios, no aumentar las tarifas es más costoso que hacerlo. Esto se debe a que, al tener la energía muy barata, los argentinos demandamos más energía de la que utilizaríamos en caso de tener que pagar el precio completo, mientras que las empresas distribuidoras van a invertir menos dinero en mejorar la calidad del servicio. El fin de la historia es conocido: cada vez más cortes de luz y de gas.

 

Dentro del gobierno hay un grupo de funcionarios, en el cual se encuentra Guzmán, que pretendía mantener los subsidios a la energía constantes en 1,7% del PBI, tal como figura en el presupuesto para este año. Para ello es necesario un incremento de tarifas del orden del 30%. A pesar de ello, el ala más dura del Frente de Todos propuso un aumento del 7%, muy inferior a lo necesario, teniendo en cuenta que el congelamiento ya lleva casi dos años y la inflación y el dólar siguieron su curso ascendente. Pero devuelta, los costos de estas medidas se pagarán más adelante, después de las elecciones, cuestión que no le importa al gobierno.

 

El talón de Aquiles de Guzmán son las licitaciones de deuda en pesos en el mercado local. La Secretaría de Finanzas viene refinanciando los vencimientos de deuda y consiguiendo fondos extras que se destinan a financiar el déficit fiscal. Este “financiamiento neto” (una manera elegante de decir endeudamiento), tuvo un traspié en la primer licitación de abril cuando vencían $74.000 millones y solo se consiguieron $37.000 millones. Sin embargo, en la segunda licitación se recompuso y logró, en lo que va de abril, un financiamiento neto de $74.390 millones. A pesar de seguir con este ritmo de captación de fondos, el gobierno en el primer cuatrimestre acumula $164.940 millones, apenas el 18% de lo que aspira a conseguir por esta fuente, cuando ya pasó un cuarto de año.

 

"La única “victoria” que puede mostrar Guzmán es la del tipo de cambio. El simple hecho de que no esté en primera plana de los medios de comunicación ya es todo un logro".

 

De esta manera, si se empieza a agotar una fuente de financiamiento del déficit fiscal “no inflacionaria”, el Tesoro deberá recurrir a financiarse aún más mediante la asistencia del BCRA. El BCRA viene financiando está asistencia vía deuda remunerada, es decir, LELIQs y Pases pasivos. Sin embargo, la “bola de LELIQs” viene creciendo rápidamente y ya está en niveles similares a la “bola de LEBACs” de la gestión de CAMBIEMOS, que terminó traduciéndose en mayor inflación. Para darnos una idea, la deuda remunerada representa 124% de la Base Monetaria. En otras palabras, si todas las LELIQs y pases se desarmaran, más que duplicaríamos la base monetaria actual. Así, ya sea por emisión o por deuda remunerada, la asistencia del BCRA se terminara traduciendo, tarde o temprano, en mayor inflación.

 

En cuanto a la negociación con el FMI, no parece haber avances significativos. El año pasado, se descontaba que el gobierno iba a buscar cerrar un acuerdo para febrero o marzo de este año. Sin embargo, lo que era una buena oportunidad de generar un shock de confianza a nuestra delicada economía, terminó agregando más incertidumbre. Una nueva fisura al “Plan Guzmán”. De esta manera, primó la política ideologizada “anti-FMI” y decidieron patear el acuerdo para después de las elecciones. En el medio también se tiene negociar con el Club de París por el fuerte vencimiento de USD 2.400 millones en mayo que seguramente no pagaremos.

 

La única “victoria” que puede mostrar Guzmán es la del tipo de cambio. El simple hecho de que no esté en primera plana de los medios de comunicación ya es todo un logro. Sin embargo, vale destacar que esto se produce por cuestiones externas más que por virtudes internas. La enorme liquidación de dólares por parte del campo debido al alza del precio de los commodities, le posibilitaron al BCRA comprar esos dólares y utilizar una parte para comprar y vender bonos y así calmar a los dólares financieros. Por esta razón, los dólares que vemos que compra el BCRA no se traducen en un incremento de las reservas. Sin embargo, la paz cambiaria, se terminará en cuanto se termine la cosecha gruesa y nos vayamos acercando a las elecciones. En los últimos días el dólar blue ya empezó a moverse.

 

En definitiva, el “Plan Guzmán” no es más que aguantar hasta las elecciones, sin importar los costos económicos del día después. Los argentinos vamos a tener que pagar los platos rotos de este gobierno en el 2022 mediante más inflación que licuará los salarios de los trabajadores. El cortoplacismo inunda de parches a la política económica y hace perder de vista que lo que el país enserio necesita: reformas estructurales serias que pongan a la Argentina devuelta en el radar de los inversores para que coloquen su capital en nuestro país y generar trabajo genuino para los argentinos.

 

Revista Desafío Exportar

Fuente: www.NetNews.com.ar

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