Asignaturas pendientes: reducir la inflación y el gasto público
Cualquier argentino medianamente pensante podía prever que el aumento sostenido de los combustibles -que inexorablemente repercuten sobre los costos y precios- iban a generar más inflación y fuerte malestar en la población, hecho que sería utilizado por la oposición para tratar de lijar la imagen presidencial y mostrar la ineficacia de sus ministros, muchos de ellos desconocidos por la opinión pública, a excepción del ministro de Energía Juan José Aranguren, cuya madre es recordada todos los días.
No hay dudas que bajar los subsidios es una necesidad imperiosa para bajar el gasto público, pesada carga que cuelga sobre la cabeza del presidente cual espada de Damocles.
El gasto público tiene diferentes fuentes sobre las que abrevarse, y con decisión política podría bajarse sensiblemente: Por ejemplo: costo político. Millones de pesos en mantener un Poder Legislativo, oneroso, elefantiásico, plagado de asesores, choferes, guardaespaldas, además de sueldos que en situación de crisis suenan a casi una burla para un pueblo al que ya no le quedan recursos para achicar sus gastos.
Tampoco hubo señales de echar mano al Consejo de la Magistratura, que no sirve para nada, y sus efectos prácticos visibles son mantener a un grupo importante de funcionarios y varios cientos de “ñoquis” inoperantes con importantes sueldos. ¿Para qué sirve el Consejo de la Magistratura? Para dejar en su puesto al juez Rafecas pagando una “multa del 50% del sueldo por única vez. Una burla. Para que los jueces Farah y Ballestero continúen en otros juzgados, ya que para El Consejo nada indica que hubieran procedido mal. Huele más a complicidad que a un razonamiento jurídico.
Se anunció que iban a investigar si los jueces demoraban expedientes exprofeso para no juzgar y que prescribieran con el paso del tiempo, y sólo fue un anuncio oportunista y de efecto, contando con la mala memoria de la población. Decenas de jueces corruptos, ineficaces, abolicionistas dejan en libertad a delincuentes que salen a delinquir desde el mismo día que recuperan la libertad. ¿Investigan si sus fortunas condicen con sus sueldos de magistrados? Entendemos que no. ¿Le cuesta al Estado mantener esta cueva de inoperantes? Sí, miles de millones de pesos. Tampoco la mirada del Ejecutivo se posó en esta aspiradora de dinero que engorda el gasto público. Si no pueden eliminar el Consejo, reducirlo a la mitad, para lo que sirve, no se notaría. Lo mismo en el Poder Legislativo. La biblioteca del Congreso es una cueva plagada de “ñoquis”. Por cada uno que trabaja, dos hacen la siesta. Si hay decisión política mucho es lo que se puede hacer para ir bajando el gasto público, al mismo tiempo que presionar menos sobre la clase trabajadora.
La multiplicidad de ministerios, secretarías, subsecretarias y direcciones nacionales, son una razón de la sinrazón. Edificios, funcionarios, choferes, autos, secretarias, personal administrativo, teléfonos, celulares, gastos de luz, etc. En plena crisis el ministro Guillermo Dietrich crea una secretaria para el tránsito de las bicicletas. Cómico, si no fuera trágico. A simple vista habría varios miles de millones de gasto público que podrían revisarse. Haber usado a los jubilados como ajuste fue cazar en el zoológico.
Millones de planes para no trabajar en lugar de imponerles una contraprestación. Recuperar fábricas cerradas y promover cooperativas para producir elementos necesarios para la industria que hoy deben ser importados. Un ejemplo. Durante un viaje que hice a las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, vi que en los lugares más aislados la iluminación era eléctrica por medio de paneles solares. ¿Se pueden producir masivamente a bajos costos? Una primera inversión que haga el Estado y después se sustenta sola, con la misma producción. Mano de obra ocupada, menos pobreza. Mucho más barato que mantener con planes ociosos y conflictivos a una masa de gente que no trabaja ni estudia y al mismo tiempo reintegrarles la dignidad del trabajo. Si alguien cobra por no hacer nada, es que otro trabaja en su lugar. Injusto y pernicioso. Es imperioso recuperar la cultura del trabajo.
Miles de venezolanos llegan al país, y días después están trabajando. ¿Falta trabajo o sobran vagos?
Inflación
Varios ministros de Economía no logran contener la inflación. Esto genera pérdida paulatina de confianza y no sólo los grandes inversores se corren al dólar sino también aquellos que pueden comprar sólo cien, como refugio de los pocos pesos que podrían haber ahorrado. Muchos ministros, pero falta uno que sepa cómo hacerlo, o la inflación la genera el mismo gobierno con medidas que en nada favorecen a la contención efectiva?.
Nos alegramos cuando supimos la conformación del gabinete presidencial. Todos excelentes Ceos, gerentes y funcionarios privados, que hacían prever un gabinete de lujo para sacar al país de la profunda crisis que había dejado Cristina Kirchner y su entorno, ocupados y preocupados por saquear las arcas del país, y nada interesados en aprovechar el crecimiento a tasas chinas durante cuatro años para generar y promover el bienestar general.
Pero, hasta ahora, la inflación cede un poco y alejado de las repetidas promesas de ir hacia un país normal. Queda muy poco tiempo hasta las próximas elecciones presidenciales y la oposición se amontona para hacer frente a Cambiemos utilizando todos y cada uno de los errores que se cometen. El presidente es amigo de los amigos y los soporta en sus cargos. Pero olvida algo muy importante: 44 millones que no lo conocemos ni somos sus amigos, dependemos de él para no caer nuevamente en el oprobio de otro gobierno como el que soportamos durante doce años.
¿Habrá tiempo de corregir rumbos? Esperemos que sí.
Por Richard L. Ramsay
@RamsayRichard
Fuente: www.NetNews.com.ar
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