Jueves, 21 de Noviembre de 2024 | 09:02

Al borde del precipicio

Lic. Yanina S. Lojo Por Lic. Yanina S. Lojo
Mg. en Dirección de Finanzas y Control

La situación del comercio exterior es crítica desde hace meses, pero en las últimas semanas ha quedado al borde del precipicio debido a la cantidad de trabas que se han impuesto. Ya no queda mucho margen de maniobra. Un paso en falso, y la caída será terrible.

A cualquiera que trabaje en comercio exterior, en cualquiera de las miles de actividades relacionadas, le gustaría que este artículo hablara de otro tema. Quisiera que habláramos de cómo crecen las oportunidades para los productos y las empresas argentinas de insertarse en el mundo, de cómo se agilizan los trámites, o de nuevos acuerdos económicos celebrados. Sin embargo, la realidad es completamente diferente. 
El comercio internacional de nuestro país atraviesa probablemente la peor situación de su historia. Las trabas no son sólo para las importaciones de bienes, sino para los servicios y como consecuencia se ve afectada la actividad exportadora. 

 

El IMPUESTO PAÍS a las importaciones
Julio se despidió con un golpe muy fuerte a las empresas importadoras tanto de bienes como de servicios. Se estableció mediante el Decreto Nº377/2023 se instruyó que el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios para el pago de importaciones de bienes y servicios sería gravado con diferentes alícuotas. No se salvó nadie, hasta las operaciones temporales quedaron afectadas. 
Luego mediante la Resolución Gral. Nº5393/2023 se estableció el Pago a Cuenta al momento de hacer la nacionalización. Es decir, al momento de efectuar la destinación se debería abonar el 95% del total del impuesto que le correspondiera, y luego cuando se ingresará al mercado se pagaría la diferencia. 
La implementación de estas dos regulaciones implicó una parálisis total del mercado durante más de una semana, y que sigue trayendo dolores de cabeza por la cantidad de situaciones que no se consideraron y que hace que constantemente se estén aplicando parches. 
Lo más serio de la implementación de este nuevo impuesto es que afectó a operaciones ya realizadas. ¿Por qué? Porque muchos importadores habían realizado las destinaciones dos o tres meses atrás o más, y se encontraban que ahora al momento de querer pagar la operación debían afrontar un nuevo impuesto que no habían nunca previsto. 
Una firma que trajo un producto, un insumo o un equipamiento hace meses atrás y que no lo pagó, no porque no pudo o quiso sino porque le dieron el acceso al mercado para agosto o septiembre en adelante, se encuentra con una realidad completamente diferente: ahora tiene que pagar un impuesto no previsto. En algunos casos, la alícuota es del 7,5% pero si el bien es considerado suntuario es del 30%, pero el impacto a la hora de acceder al mercado es mayor. Y el concepto de suntuario difiere bastante entre lo que creen desde el gobierno y lo que uno podría imaginarse como tal. 
¿Cómo se define una política de costo o precios en un país donde te ponen un impuesto sin previo aviso y con efecto “retroactivo”? De esta manera, lo único que se fomenta es que se introduzcan más ineficiencias en el mercado, y el más perjudicado en este caso siempre es el consumidor, que termina pagando el doble o el triple por un producto de lo que deberían pagar. 
¿Y los servicios? Los servicios vienen sufriendo seriamente desde finales de abril con la imposición de la SIRASE para los fletes internacionales y los plazos de pago para el acceso al mercado en muchos otros casos. Ahora no sólo que no pueden pagar, porque la aprobación de una SIRASE parece una epopeya, sino que deberán pagar un impuesto adicional. 
La situación de los agentes de transporte es trágica. Como en muchas de las actividades vinculadas con las diferentes actividades del comercio exterior, son miles de familias cuyas fuentes de trabajo penden de un hilo. No se puede seguir de esta manera, y aunque en los últimos días algunas aprobaciones empezaron a llegar la deuda del sector privado con el exterior da miedo y al mismo tiempo, la cantidad de trabas que no se ven hacen muy difícil que se puedan llevar adelante los pagos. 

 

La Capacidad Económica Financiera, el nuevo temor de las empresas
Agosto trajo un nuevo desafío. Todos conocíamos la Capacidad Económica Financiera (CEF), pero nos encontramos con algo que nunca esperábamos. Muchas firmas cuando arranco el mes se encontraron con que su CEF había caído sustancialmente, en algunos casos se había reducido a la mitad. 
Pero lo que más shockeo a muchas otras, fue encontrarse con un CEF igual a $1. La versión oficial cuando se desató el caos fue que a las empresas que se les había asignado este valor eran exportadoras que no habían cumplido con el ingreso y liquidación de divisas. 
La realidad era otra. Muchas PYMES jamás habían exportado, no tenían ningún problema tributario, y tampoco tenían operaciones de importación (anticipos) sin regularizar, y sin embargo, su CEF era $1. 
La pregunta que se disparó fue ¿Cómo se soluciona? ¿Cómo se revierte? Las empresas intentaron de todo: recalculo, disconformidad, notas, reclamos a través de las cámaras empresariales. Nada. Nada funcionó. 
¿Por qué esto se volvió un problema? Porque como parte del proceso de control dentro de las SIRA previos a la oficialización, se necesita tener CEF suficiente. Entonces muchas organizaciones se encontraron que no podían ni siquiera oficializar un pedido de SIRA. Durante todo un mes, la cantidad de SIRA que pudieron tramitarse cayo sustancialmente. Algunos alegan que fue un error. Y que en el próximo mes se subsanaría. Un error bastante conveniente para un Estado que tiene un déficit comercial altísimo y no tiene reservas. 
Para cuando este número se haya publicado, es probable que se empiecen a conocer los nuevos valores asignados para la Capacidad Económica de las empresas en septiembre. Veremos realmente si fue un error, o si será algo con lo que tendremos que convivir. Quizás un mes le toque a unas y otro mes a otras diferentes... Y así se van haciendo baches en los pedidos. 

 

La devaluación y su efecto en las PYMES
El día después de las elecciones PASO, sin anunció la pantalla del BCRA mostró que el tipo de cambio mayorista pasaba a valer $350.- 
Algunos podrán decir que es algo que se podía prever, más si se analiza cómo estaba operando el mercado de futuros a principios de agosto. Y muchas empresas, en particular las grandes, pudieron haber tomado mecanismos de cobertura. Sin embargo, estas herramientas más complejas no están a disposición de las pequeñas empresas y de los emprendedores o les resulta muy difícil o costoso implementarlas. 
Quizás recurrieron algún mecanismo más rudimentario, pero en su mayoría se encontraron con que nuevamente debido a la obligación de posdatar los pagos ahora iban a tener que pagar más caro aquello que quizás ya habían vendido hace meses atrás, tomando como referencia un valor del tipo de cambio completamente diferente.
Recordemos que el cepo actual no deja muchas alternativas de inversión para las empresas que acceden al Mercado Único y Libre de Cambios – irónicamente se describe como todo aquello que carece -, y por ello no pueden optar por comprar dólares en el Contado Con Liquidación o Bolsa (MEP) para cubrirse ante un posible evento devaluatorio.
Pero la situación sigue empeorando, porque por más que uno quiera pagar se encuentran que no puede. ¿Por qué? Por la cantidad de trabas que se han impuesto en las últimas semanas. 

 

Las trabas que no se ven, pero se sienten
Más allá de las dificultades que ya se conocen y que hemos hablado, hay muchas trabas “informales” que no se ven pero que todas las empresas sienten y de poco van desgastando.
¿De qué estamos hablando? Servicios caídos, errores constantes en la validación, cambios de plazos y fechas. 
La Solicitud de Contacto, el servicio que se utiliza para solicitar diferentes cuestiones ante la Secretaría de Comercio, falla y las empresas tienen dificultades para pedir las prorrogas de las SIRA. La Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCUCE) falla constantemente y eso hace que los bancos no puedan gestionar los pagos al exterior. Y si pueden hacerlo saltan errores que nadie sabe cómo solucionarlos: “La operación supera el valor FOB de la declaración”; “46- La Operación no pudo ser validada”; “47- El Documento de origen no pudo ser validado”, entre otros. 
El primer caso, se daba hasta hace un tiempo atrás cuando las empresas querían pagar una operación donde los gastos conexos superaban el 15% del valor FOB. Pero hoy día, hay casos donde esto se produce y no se cumple con el parámetro anterior. Los otros dos errores se están presentando en las últimas semanas y tienen que ver con pagos que se quieren realizar trascurridos treinta días de la fecha de acceso al mercado, en el primer caso, mientras que en el segundo tendría que ver destinaciones que se nacionalizaron utilizando una SIMI. Pero el error más serio tiene que ver con que no se llegó a la fecha para acceder al mercado. ¿Por qué una empresa presentaría una operación antes de tiempo? Y eso no lleva al siguiente tema. El más serio.

 

El reperfilamiento de la deuda privada
El Fondo Monetario Internacional en su último Staff report indicó: “La deuda de los importadores a corto plazo creció en alrededor de u$s16.000 millones entre fines de 2021 y julio de 2023". Mientras que indicó que las reservas líquidas negativas del Banco Central ascienden a los USD 14.100 millones.
En este contexto se comenzaron a observar dos situaciones: las SIRA son aprobadas sin fecha ni plazo inicial y, por lo tanto, no pueden utilizarse para acceder al Mercado – ni para gestionar una carta de crédito -, y una vez oficializadas no se cargan tampoco la fecha ni plazo definitivo. Por otro lado, muchas empresas que tenían acceso para pagar durante finales de agosto principio de septiembre, descubren que se les han postergado los plazos para finales de octubre y principio de noviembre.
Muchas firmas en esta situación están preocupadas, porque ante lo que sucedió el lunes post-PASO, creen que podría haber otro ajuste del tipo de cambio. Pero más allá de eso, nadie tiene certezas que los plazos se vayan a cumplir. Algunas ya no saben cómo explicarles a sus proveedores, que empiezan a bajarles las cargas de los buques, cancelarle ordenes o incluso empiezan a tramitar sus seguros de crédito a la exportación lo que pone a las empresas argentinas entre la espada y la pared. Si el comercio exterior es estresante, en este contexto ya se ha vuelto un peligro para la salud.

 

Acuerdos que no llevan a ningún lugar
Y en ese contexto el gobierno anuncia acuerdos que no llevan a ningún lado. Por un lado, el ingreso de la Argentina a los BRICS un bloque regional que no es un acuerdo comercial, sino que tiene que ver más con un posicionamiento dentro de la geopolítica internacional y no garantiza que las exportaciones argentinas vayan a crecer. 
Por otro lado, finalmente se logró que Brasil financie exportaciones hacia nuestro país por unos USD 600 millones. Estará orientado principalmente a dos sectores: el automotriz y de autopartes. Se hará mediante la intervención del Banco do Brasil, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES). Al momento de elaborar este artículo, se sabía que el banco BNDES será quien otorgará las garantías a los exportadores de Brasil, y luego el Banco de Desarrollo de América Latina operará como contragarantía, para que Argentina no utilice reservas y los exportadores brasileños tengan garantías al vender a nuestro país. 
Finalmente, no se recurrirá a los yuanes como se había mencionado la semana pasada. Pero se hace en un contexto en donde el FMI indicó que para equilibrar la situación considera que sería necesario una “reducción del 30% en las importaciones en lo que resta de 2023".

 

La amenaza del precipicio 
Tras muchas trabas e inconvenientes la situación se ha vuelto insostenible. El comercio exterior resistió mucho, pero el silencio se volvió ensordecedor. Y por ello las voces se empiezan a alzar por todos lados. Sin embargo, pareciera que hay oídos sordos. En algún momento, no habrá más espacio para avanzar y sólo quedará por delante el precipicio. 
Los inconvenientes en las importaciones, y en la adquisición de servicios tiene su contracara en la producción y en las exportaciones. Si no ingresan insumos, bienes intermedios ni maquinaria, difícilmente se pueda abastecer al mercado local y menos pensar en exportar. Si los buques empiezan a no venir, porque no hay cargas o por falta de pagos, no habrá disponibilidad para que nuestros productos lleguen al exterior. Pueden ofrecer muchos esquemas de dólar diferenciado para algunos sectores, pero la realidad es que la economía argentina tiene mucho potencial exportador que hoy no se puede aprovechar dado que los problemas macroeconómicos internos afectan la operatoria internacional. 
El comercio exterior e interior se retroalimentan. La Argentina necesita acomodar la macroeconomía y eso no se soluciona con impuestos a las importaciones, ni con trabas a las importaciones. El comercio asegura la riqueza, el crecimiento y el desarrollo de toda la economía. Es hora de que se ponga se defina el papel que Argentina ocupará durante el siglo XXI en la economía internacional: ¿volveremos a ser lo que fuimos a principios del siglo XX o nos quedaremos relegados viviendo de crisis en crisis? 


Fuente: www.NetNews.com.ar

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