“Viento de cola exterior y política interna con viento de frente”
Con un pronóstico casi meteorológico el economista Juan Luis Bour resumió el contexto internacional y local para Argentina para lo que resta del 2021 y el 2022 en el marco del encuentro sobre Proyecciones Económicas para Operaciones Logísticas 2022.
El pasado mes de septiembre la Fundación de investigaciones Económicas Latinoamericanas -FIEL- realizó su tradicional encuentro sobre Proyecciones Económicas para Operaciones Logísticas 2022. Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL abrió el encuentro bajo el título “Análisis de la situación vigente en materia económica y financiera para operaciones logísticas”. El economista consideró que el gobierno ha tenido espacio para poder postergar los ajustes necesarios, gracias a la paciencia del FMI y al viento de cola proveniente del exterior que beneficia a todos los países. El repunte extraordinario del comercio luego del parate del 2020 con el fuerte incremento de los precios en las materias primas, ha beneficiado al gobierno en el corto plazo al punto de estar aplicando “una fórmula de manual para no hacer nada”. Bour advierte que de no tomarse las medidas necesarias para corregir algunos desequilibrios, antipáticos en épocas electorales, se estará condicionando el futuro. Restricciones a las exportaciones, falta de crédito en el sector privado debido a que la plata circulante va destinada al tesoro, y un creciente aumento en la presión tributaria, son todas medidas del “manual Camporista” que se aplica desde la época del 40, según analiza Bour quién además sostiene que el éxito en las exportaciones le ha permitido al gobierno no haber frenado “tanto” las importaciones.
El mundo crecerá este 2021 en el orden del 6 por ciento. Mientras Estados Unidos ya presenta una recuperación económica a niveles pre-covid, Europa y Japón, en franca recuperación, aún no han llegado a los niveles pre-covid. El comercio podrá continuar con la tendencia de una gran demanda con problemas para que esas mercaderías lleguen en tiempo y forma, como se estuvo viendo desde la pandemia, hecho que ha impulsado la tasa de inflación en los Estados Unidos por encima del 5 por ciento. En ese contexto Bour considera que la ayuda fiscal en los Estados Unidos debería sostener la producción y la demanda en ese país, aunque considera incierto predecir una tendencia inflacionaria en baja para el corto plazo. Por su parte Brasil que tiene una inflación cercana al 5,1 por ciento, para el 2022 se espera que tenga una tasa de crecimiento por debajo del 2 por ciento.
En cuanto a China, Bour asegura que el gigante asiático cuenta con márgenes para recuperarse y sostener la actividad económica el año próximo. En cuanto a la inflación mundial, el último informe del FMI considera que el aumento inflacionario en el mundo debería disminuir a la época pre covid, a partir de la normalización en las cadenas de suministro que se encontraban gravemente afectadas por problemas logísticos y a consecuencia de la falta de semiconductores -que encontraron su normalización a partir de un aumento en la producción de Japón y Taiwán-. Con estas dos problemáticas solucionadas, debería haber un reacomodamiento de los precios. Dentro de ese mismo informe el FMI recomienda a los bancos no apresurarse a ajustar las tasas de interés y esperar a que estos procesos puedan darse. “Miremos todo con cuatro ojos porque en el mediano plazo podríamos tener que actuar” ironizó Bour para resumir las recomendaciones del FMI a los bancos del mundo, para luego asegurar que “Hay nubarrones en materia inflacionaria”.
Argentina
La caída económica de Argentina fue superada solo por Perú -se excluye a Venezuela de los datos- y su mejora se encuentra por debajo del resto de los países de Sudamérica, si bien todos los países registraron tasas altas de crecimiento. El precio de exportación de las materias primas fue sin lugar a dudas el motor de ese despegue. En los siete primeros meses del año hay un saldo positivo de 8.300 millones de dólares y si los precios fuesen los del año pasado sería de 3.400 millones de dólares. “Ese salto en los precios logró que no haya un flor de cepo en las importaciones” aseguró el especialista.
Ante una populosa y atenta audiencia virtual Bour ahondó en su análisis sobre la situación económica Argentina advirtiendo que la misma se encuentra estancada, pese al 8 por ciento de crecimiento que se espera para el 2021. Algunos sectores de la industria, comercio y electricidad tendrán para el corriente año un repunte aún mejor que en el 2019 y otros registrarán, para el mismo período, peores resultados que en el 2019 como se observa en el rubro hotelero, restaurantes y agro.
En cuanto a la construcción el veranito que se estuvo observando en la venta de bolsas de cemento y a granel ya encontraron su techo. La explicación del particular momento se encuentra en las restricciones aplicadas para la compra de dólares que provocó que los inversores se volcasen a la compra de ladrillos. Pero esta bonanza encontrará su final en el corto plazo toda vez que el precio de las propiedades está cayendo mientras el precio de la construcción está en franco aumento producto de la alta inflación.
Otro factor relevante analizado por Bour tiene que ver con la confianza de los argentinos a la hora de consumir y a nivel gobernanza. Según el analista ambas se encuentran en un estado muy volátil, lejos de los niveles registrados en 2008-2009 pero tampoco se observa que estén indicando un mejor porvenir a futuro. Cabe destacar que al momento de haber tenido lugar la conferencia no se habían realizado las elecciones PASO 2021, cuyo resultado confirmaron el estado anímico de hastío de la población.
Pese al fuerte incremento en la recaudación el gobierno no logra cubrir el déficit fiscal y carente de financiamiento externo recurre al doméstico, expulsando al sector privado. “Paso la aspiradora por toda la plata que hay en el mercado y la saco para el tesoro y lo que falta lo pongo en subsidios”. Un escenario complicado que presenta una oferta de bienes y servicios con problemas, retenciones, límites de capacidad, problemas logísticos, etc., con una demanda impulsada con mucha emisión y aumentos salariales.
Desconfianza, brecha cambiaria, un mercado cada vez más chiquito y una inflación que rondará el 48/50 por ciento. El tipo de cambio con Brasil y Uruguay ya presentan “chisporroteos” aunque para Bour el problema del tipo de cambio va más allá de lo comercial sino que es una cuestión monetaria. Con el tipo de cambio actual se presenta un exceso de demanda de dólares por parte de los argentinos. Mientras tanto desde el gobierno impulsan los aumentos salariales para que el salario real no pierda frente a la inflación, como se viene dando desde hace dos años.
“La tensión reinante va a llevar que algún momento se deba hacer algo y ese será el inicio del cambio”. En el mejor de los casos estos cambios llevarán a un acuerdo con el Fondo Monetario para el mes de marzo, acelerando la tasa de devaluación y haciendo los ajustes de tarifas.
La economía tendrá una fuerte desaceleración, con un magro crecimiento proyectado del 2% para el 2022. El balance comercial para el mismo período estará en la mitad del actual que para este año ronda los 11.400 millones de dólares. Sin financiamiento externo importante, se va a necesitar continuar con una tasa de inflación alta cercana al 50% que permitirá mantener al fisco, según observa el especialista para finalizar su presentación con las expectativas de un escenario para el 2022 y 2023 no menos que complicado. Mientras no haya un programa real con cambios importantes en las políticas públicas que indiquen el inicio de un proceso de normalización de la economía y la política, tanto la confianza local como la internacional, que posibilitaría la ayuda económica necesaria, no llegará.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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