El Niño cada vez más cerca
Dirección Central del Monitoreo del Clima del Servicio Meteorológico Nacional
Los fenómenos climáticos de escala global resultan de gran interés para diversos usuarios debido a los impactos que pueden generar. Uno de los más monitoreados es El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que se desarrolla en la región del océano Pacífico ecuatorial. Sus fases opuestas El Niño y La Niña tienen influencias significativas en los patrones climáticos en diferentes partes del mundo. En Argentina, sus efectos son distintos y varían dependiendo de la región y la época del año.
Es de público conocimiento el impacto que generó el triple episodio de La Niña en la zona productiva de nuestro país, provocando condiciones de sequía con categorías entre moderadas y severas. La persistencia de dichas condiciones afectó al rendimiento de cultivos y la ganadería, e incluso el abastecimiento de agua se vio comprometido en algunas regiones. En particular, las lluvias deficitarias que prevalecieron desde fines del 2019 en gran parte de la Cuenca del Plata trajeron consigo una fuerte bajante hidrológica del río Paraná durante el 2021. En varios de sus puertos se alcanzaron alturas mínimas récord e históricas, declarándose la “Emergencia Hídrica” a nivel nacional en el mes de julio de 2021. Esta bajante del río Paraná, la más pronunciada desde 1944, impactó en los sistemas productivos y en la vida de las comunidades rurales. Durante el 2022, los niveles de los puertos del río Paraná también permanecieron muy bajos, observándose un leve repunte en primavera. Tras la finalización de La Niña en abril de 2023, si bien se registraron algunas precipitaciones que ayudaron a mejorar la situación en algunas de las zonas afectadas, aún perduran grandes áreas con algún grado de sequía entre moderada a severa.
En la actualidad, todas las miradas están puestas en El Niño. Desde hace unos meses, diversas fuentes de información comenzaron a hablar del establecimiento de esta fase con mucho interés, dado que las lluvias asociadas a ella podrían o bien revertir la situación de sequía que generó la tríada de Niñas, o bien producir el escenario opuesto, causando inundaciones. Lo cierto es que, para que se declaren condiciones El Niño, es necesario no sólo un calentamiento del océano Pacífico ecuatorial, sino también una respuesta atmosférica a esta anomalía cálida. Es necesario un acoplamiento océano-atmósfera que se mantenga en el tiempo.
Ahora bien, ¿en qué situación nos encontramos ahora? El calentamiento del océano Pacífico ecuatorial se viene observando desde los primeros meses de 2023, acompañando la finalización de La Niña y aumentando su intensidad con el avance del otoño y el invierno. Sin embargo, la circulación atmosférica durante todo ese tiempo no ha mostrado acoplarse a estas condiciones. Desde el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se realiza la vigilancia del fenómeno ENOS de manera constante y, de acuerdo su último informe, se ha registrado un cambio en el patrón de circulación en los últimos 30 días. De mantenerse este cambio, ya podríamos hablar del establecimiento de El Niño. Teniendo en cuenta los pronósticos y el historial de eventos pasados, es muy probable que esto suceda, y que durante la primavera El Niño esté completamente instalado. De hecho, el pronóstico del ENOS del Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia (IRI) indica probabilidades mayores o iguales al 99% de condiciones El Niño para los trimestres julio-agosto-septiembre (JAS) de 2023 a noviembre-diciembre-enero (NDE) de 2023/2024.
Considerando este panorama, es necesario estar preparados en función de los efectos que El Niño suele generar en nuestra región. Los mayores impactos en Argentina se registran durante las primaveras y veranos que están bajo la influencia de esta fase (Figura 1), aunque también pueden ocurrir en el otoño siguiente, si es que el evento extiende su duración más allá del período estival. La zona más afectada es el centro y nor-noreste del país, con aumentos en la frecuencia e intensidad de la precipitación, lo cual deriva en mayor probabilidad de tener inundaciones, crecidas de ríos, entre otras consecuencias.
Más aún, en la Región Húmeda, de las diez primaveras más lluviosas, en promedio, siete ocurrieron durante condiciones de El Niño. Tres de ellas fueron de intensidad fuerte, otras tres de intensidad moderada y una de débil (Figura 2). Además, las seis primaveras más lluviosas correspondieron a años de El Niño.
Figura 2: Anomalías de precipitación (mm) durante las diez primaveras más lluviosas. En barras rojas se representan las primaveras con condiciones El Niño; en azules, con condiciones La Niña; y en grises, con fase neutral.
Para el caso de la Cuenca del Plata y del río Paraná, y de acuerdo al comportamiento climatológico, el establecimiento de condiciones El Niño traería como consecuencia precipitaciones superiores a las normales hacia la primavera. Actualmente nos encontramos en los meses de invierno, período en el cual las lluvias son escasas o inexistentes, que no suficientes para provocar un cambio drástico en las tendencias de los caudales.
El pronóstico trimestral de temperatura y precipitación elaborado por el SMN tiene en consideración la influencia de El Niño en Argentina, y se complementa con el análisis de las predicciones de los modelos climáticos globales y los modelos estadísticos nacionales. El último pronóstico indica mayores chances de condiciones húmedas para el norte del Litoral, y de condiciones normales a húmedas para el sur del mismo (Figura 3). Con respecto a la temperatura, prevé temperaturas cálidas hacia el norte, y de normales a cálidas hacia el sur. Una mayor información se puede encontrar en: https://www.smn.gob.ar/pronostico-trimestral.
Figura 3: Pronóstico oficial de precipitación acumulada (izq.) y temperatura media (der.) para el trimestre septiembre-octubre-noviembre de 2023. En el mapa de precipitación, el color marrón indica mayor probabilidad de ocurrencia de condiciones secas y el verde, de condiciones húmedas. En el mapa de temperatura, el color rojo establece mayores chances de ocurrencia de condiciones cálidas y el azul, de condiciones frías. El área en gris corresponde a condiciones normales. En blanco se indica que no hay una categoría con mayor probabilidad de ocurrencia.
Por todo lo expuesto resulta esencial no sólo la vigilancia del ENOS, sino también su pronóstico, para poder predecir las condiciones climáticas en las escalas de mediano plazo, lo que permite a los usuarios prepararse para los posibles impactos. En este sentido, recomendamos seguir los informes mensuales que elabora el SMN, publicados en su página web: https://www.smn.gob.ar/enos
Fuente: www.NetNews.com.ar
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