Lunes, 09 de Diciembre de 2024 | 04:12

Una pasión y un futuro: el comercio internacional

Lic. Yanina S. Lojo Por Lic. Yanina S. Lojo
Mg. en Dirección de Finanzas y Control

Cuando estaba en la facultad estudiando, recuerdo que un profesor intentando hacer referencia a la dificultad que representa lograr colocar un producto al exterior dijo algo parecido a “importar, importa cualquiera … exportar es lo difícil”

 Años después surgieron numerosas trabas para poder importar en nuestro país y podríamos llegar a pensar que el paradigma cambió, que importar ya no es para cualquiera. Pero la realidad es que el comercio internacional nunca fue para cualquiera, es sólo para apasionados. No importa en la rama en la que te desempeñes ni en que tarea te especialices, necesitas sentir pasión por esta profesión para poder seguir firme contra todo.

Quizás en otros países es diferente pero acá los que hacemos comercio exterior luchamos todos los días contra los miles de mitos y falsos paradigmas que durante generaciones se han construidos sobre nosotros. Siempre somos responsables por lo mal que le va a la economía: seas importador o exportador. Y poco se nos reconoce cuando las cosas andan bien. Pero la realidad es que el comercio internacional es clave para el crecimiento y el futuro de nuestro país.

 

La relevancia de las importaciones

Se suele mitificar al importador, colocándolo como el enemigo de la industria nacional, pero eso no es cierto. La industria nacional se ve principalmente perjudicada cuando el Estado no brinda las herramientas que le son necesarias para poder competir adecuadamente a nivel internacional. Por ejemplo, con la implementación del SIRA trascendió que el 80% de las importaciones realizadas por empresas privadas se tratan de partes, piezas e insumos para la producción. Cada traba, cada trámite, cada piedra en el camino que se impone para poder importar lo único que hace es generar extra-costos. De esta manera, se introducen en la economía distorsiones que tienen un impacto directo en los precios de los productos terminados.

Desde hace ya un tiempo a esta parte se ha vuelto casi un imposible importar un bien de capital. Algunos fueron ingresados en el listado de posiciones arancelarias con Licencias No Automáticas (LNA). Y con la implementación del SIRA, se limitó la posibilidad de pagar anticipadamente. Algo que es más que necesario para este tipo de productos. Estas medidas atentan contra el desarrollo de nuestra industria, cuando no hay un solo fabricante de bienes de capital que esté dispuesto a entregar una máquina, un brazo robótico, o cualquier otro tipo de equipamiento sin el correspondiente pago anticipado.

 

"con la implementación del SIRA trascendió que el 80% de las importaciones realizadas por empresas privadas se tratan de partes, piezas e insumos para la producción"

 

 

En el caso de los bienes terminados, que representarían el 20% de las importaciones, tenemos que pensar que detrás de un importador hay miles de comercios que se abastecen. Esos comercios, esas PyMES, pagan impuestos y dan empleo. Nuestro país, nuestra economía está sentada sobre la base de las pequeñas empresas.

Es importante tener presente que el mercado internacional nos permite no solo acceder a mejores materias primas, sino a nuevas tecnologías y prácticas comerciales, además de muchos otros beneficios. Todo esto se traduce en mejores productos que llegan a los consumidores y a mejores precios.

 

La importancia de las exportaciones

 

Los exportadores no están a disposición de un Estado únicamente como proveedores de dólares. Las exportaciones cumplen un papel mucho más profundo en la economía. Cuando una fábrica decide internacionalizarse accede a un montón de beneficios que se traducen en mejoras para la sociedad en su conjunto.

 

En primer lugar, es un mecanismo que le permite a una organización ampliar su mercado incrementando la demanda. De esta manera, se puede lograr operar a capacidad óptima o ampliar la capacidad instalada, accediendo a los beneficios en costo por economía de escala. A menores costos, es posible lograr ofrecer mejores precios e incrementar los márgenes. Lo cual representa un progreso para la sociedad en su conjunto, porque los consumidores no sólo obtendrán un mejor producto a un valor más competitivo, sino que la empresa probablemente mejore su operatoria a nivel local, impactando en todos los actores con los que se relaciona.  Por otro lado, cuando tenemos casos de productos cuya demanda es estacional, el comercio exterior permite encontrar mercados para transitar por los periodos de menores ventas.

 

La competencia internacional también lleva a que las empresas tengan que estar atentas a los cambios en el mercado, teniendo que invertir en innovación y desarrollo. En otras palabras, los consumidores podrán obtener productos que sigan las tendencias del mercado.

 

Las exportaciones muchas veces les permiten a las economías regionales tener volumen suficiente para hacer sus negocios viables, dado que quizás los productos comercializados no tienen suficiente demanda local. Por ejemplo, podemos citar el caso de la producción nacional de limones que excede el consumo nacional, y es por ello, que se vuelve vital encontrar mercados externos donde poder colocar el limón y sus derivados. Los dólares obtenidos ayudan al desarrollo de la zona geográfica que es la principal productora, en este caso, el Noroeste argentino o NOA, en particular, la provincia de Tucumán. Este tipo de producción suele ser mano de obra intensiva lo cual se traduce en el desarrollo de empleo genuino.

 

Y si hablamos de la exportación de servicios, podemos mencionar que el intercambio enriquece a nuestro país a través del contacto con otras culturas, religiones o idiosincrasias y, adicionalmente permite la revalorización del profesional argentino.

 

Pero para que todos estos beneficios se obtengan la presión tributaria debe ser acorde y las reglas deben ser claras para que las firmas se sientan seguras y reinviertan mejorando la tecnología instalada. Las empresas exportadoras son parte de una cadena de producción larga, compuesta por muchas otras organizaciones - incluso emprendedores -, que crecen y que pueden desarrollarse, gracias a que uno de esos eslabones exporta.

 

El comercio internacional como parte del motor del crecimiento

 

El comercio internacional se basa principalmente en que cuando un país produce un excedente de bienes y/o servicios y lo hace con ventaja comparativa con respecto a otros, tiene la posibilidad de exportarlos, y con el beneficio que obtiene puede importar aquellos que no puede fabricar o que le resulta muy costoso hacerlo. Así los consumidores pueden acceder a una gama de bienes y servicios más amplia de la cual tendrían si el país se encontrara completamente aislado.

 

Nuestra industria tiene un potencial enorme, pero para poder alcanzarlo necesita de reglas claras que le brinden seguridad para poder invertir y crecer. El comercio exterior es un motor para el crecimiento del conjunto de la sociedad. Los exportadores generan ingresos en dólares, y al igual que los importadores, pagan impuestos por el crecimiento de sus ventas y esos van a parar a las arcas del Estado. Quien, si hace una correcta administración, puede mejorar las condiciones de salud, educación, infraestructura y seguridad de la población. El Estado tiene que intervenir lo menos posible en la actividad de las firmas que importan y/o exportan, porque esto tiende a generar distorsiones que perjudican directamente a los consumidores. Lo que sí debe hacer es garantizar la infraestructura adecuada - rutas, puertos, vías fluviales -, para que los bienes puedan ingresar y salir de nuestro país de manera tal que la logística se vuelva una aliada y no un escollo más a resolver.

 

"El Estado tiene que intervenir lo menos posible en la actividad de las firmas que importan y/o exportan, porque esto tiende a generar distorsiones que perjudican directamente a los consumidores"

 

 

La inserción de nuestro país en la economía mundial, como el actor relevante que puede ser si realmente se les brinda a las firmas las condiciones adecuadas para operar, será un factor determinante para que la economía nacional despegue. Nuestro país necesita llegar al siglo XXI. Cuando comencé este artículo dije que para estar en comercio exterior hay que sentir pasión. Y ésta siempre está de la mano de la locura. Hoy más que nunca estoy convencida que para trabajar en comercio exterior en la Argentina hay que estar un poco loco. Hay que estar un poco loco para ser despachante, para ser agente de carga, para trabajar en logística, para ser importador, para querer exportar. Es todos los días una lucha constante para que las cosas salgan adelante, para seguir creciendo, para seguir apostando a construir un futuro. No sólo para nosotros, sino para las generaciones que vendrán. Por eso, es tan importante que los locos, los apasionados que trabajamos en este maravilloso mundo del comercio exterior sigamos firmes. Al fin y al cabo, ya lo dijo Oscar Wilde “El mundo fue hecho por locos para los cuerdos”

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: www.NetNews.com.ar

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