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MEDIO AMBIENTE 30.03.2022
Opinión

La urgencia de la agenda climática en las empresas, en la salida de la pandemia

Estamos transitando el tercer año consecutivo atravesado por una contingencia sanitaria global debido a la pandemia de Covid-19. Indudablemente, en estos años, este contexto representó para las empresas un importante desafío para su supervivencia y su propósito corporativo, y también una...

Estamos transitando el tercer año consecutivo atravesado por una contingencia sanitaria global debido a la pandemia de Covid-19. Indudablemente, en estos años, este contexto representó para las empresas un importante desafío para su supervivencia y su propósito corporativo, y también una fuerte interpelación a su estrategia, sus planes de negocio, la cultura empresaria predominante y sus acciones de responsabilidad social. En este escenario, las empresas que ya venían implementando un modelo de gestión sustentable y socialmente responsable, fueron las que mostraron una más rápida y positiva respuesta.

 

Así, según el Barómetro de confianza de la consultora Edelman, a partir de 2021 las empresas se volvieron la institución más confiable para la ciudadanía, en comparación con los gobiernos, las ONG’s y los medios de comunicación. Según este relevamiento, el 64% de la población cree que una empresa puede llevar a cabo acciones que incrementen los beneficios, al mismo tiempo que mejore las condiciones sociales y ambientales de la comunidad en la que opera.

 

Pero, de todas formas, la ciudadanía continúa siendo muy exigente con el rol social y ambiental de las empresas. En el estudio 2022 de Edelman[i], el 52% de los consultados respondió que las empresas no están haciendo lo suficiente para abordar la crisis climática, un 49% opinó lo mismo respecto de la desigualdad económica y un 46% también valoró como escasos los esfuerzos de las compañías en materia de recalificación de su fuerza laboral.

 

Todo ello en el marco de una crisis muy severa que, se calcula, impactó negativamente a más del 50% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

 

En los dos años pasados la pandemia fue una gran generadora de pobreza y acentuó la desigualdad existente en la población mundial. Provocó una gran recesión, con una disminución del 3,5% de la actividad económica mundial en 2020 y el desempleo de 33 millones de personas. Dejó un saldo de 120 millones de pobres más que en 2019, a nivel mundial y unas 150 millones de personas más con hambre[ii].

 

Por ello, la incorporación de la Agenda de los ODS en la gestión de las empresas no puede ser una moda pasajera más.

 

Además, resulta indispensable instalar la noción de urgencia porque, a pesar de las buenas intenciones y los compromisos, Naciones Unidas estima que todavía faltan a este ritmo en realidad, más de 60 años para alcanzar las metas de los ODS. Por ello la contribución de las empresas al logro de los ODS debe ser una consecuencia de la sincera asunción de la responsabilidad ante la sociedad, y no simplemente un objetivo de la estrategia empresarial.

 

Es por eso que es motivo de celebración que el 2021 haya sido un año récord en materia de inversiones bajo los criterios ASG (Ambiente, Sociedad, Gobernanza), con un estimado de 120 mil millones de dólares colocados en inversiones sostenibles, más del doble de los 51 mil millones de dólares de 2020. Ahora se estima que un tercio de todos los activos contienen inversiones sostenibles.

 

Los fondos invertidos en ASG se multiplicaron por diez de 2018 a 2020, y por 25 de 1995 a 2020.

 

Según estudios de la Iniciativa de Yale sobre Finanzas Sostenibles, los fondos ASG han demostrado una menor volatilidad y muy buena rentabilidad, y se comportan mejor que las que no lo son: el 77% de las de hace 10 años han sobrevivido frente al 46% de las demás.

 

Un reciente estudio de PwC explica que, casi dos tercios de las empresas del FTSE 100 (las cien compañías más importantes que cotizan en la Bolsa de Londres) incluyen algún tipo de medida ambiental, y los directivos ven sus salarios vinculados a ESG, frente a menos de la mitad en 2020.

 

PwC descubrió que el 58% de las empresas del FTSE 100 vinculan las medidas ASG a la remuneración de sus Gerentes. La investigación también reveló que el 28% de las compañías había vinculado las medidas de descarbonización y de cero emisiones a la remuneración de sus ejecutivos.

 

En este contexto, donde la opción por el desarrollo sostenible ya no se muestra solo como algo deseable, sino como necesariamente inevitable, uno de los temas que va ganando cada vez más protagonismo en la agenda ambiental de las empresas es la cuestión climática, máxime si consideramos que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han vuelto a superar el nivel prepandémico.

 

Tras un descenso del 5,4 % en 2020, las emisiones mundiales de CO2 repuntaron en casi un 5% en 2021, cerca de los niveles previos a la pandemia (2019), según un informe elaborado por Global Carbon Project. Y para este año se pronostica un claro repunte de estas emisiones de gases de efecto invernadero.

 

También la temperatura global estuvo en 2021 en 0,84°C por encima del promedio del Siglo XX.

 

Los últimos 8 años han sido los más cálidos jamás registrados en el planeta. En 2021 se registró además el mes más cálido de la historia: julio de 2021 superó a julio de 2016, el anterior mes más caliente registrado.

 

Según datos de GreenBiz, con las políticas actuales, nos estamos encaminando a un aumento de 2.7 grados por encima de la temperatura preindustrial hacia el 2050. De esta forma, manifiestan que cualquier empresa que planee estar en el negocio dentro de 5, 10 o 30 años debe abordar la agenda climática con un sentido de urgencia completamente diferente. De esta manera, el año 2022 debe ser el de la acción climática auténtica, y para que sea así, las estrategias de cero emisiones netas deben alcanzar su máximo potencial como herramienta para combatir el cambio climático.

 

En noviembre de 2021 el Pacto Global de Naciones Unidas lanzó “Climate leadership in the eleventh hour”, un estudio de sostenibilidad que relevó las perspectivas de unos 1230 directores ejecutivos en 113 países y 21 industrias sobre las oportunidades y desafíos urgentes en materia climática.

 

Allí, el 73% de los directores ejecutivos consultados manifestó sentir una creciente presión para actuar y más de la mitad (57%) dijo estar dando prioridad a la acción climática en medio de su recuperación de la pandemia ocasionada por la COVID-19.

 

Además, el 71% afirma estar trabajando activamente en el desarrollo de un objetivo de emisiones netas cero para su empresa y el 57% sostiene estar operando en línea con el objetivo de 1,5°C. Aunque, casi dos tercios (65%) de los líderes ya están avanzando en nuevos modelos de negocio y soluciones con cero emisiones para alcanzar sus objetivos, sólo el 16% de todos los CEOs dijeron que su madurez está en una etapa avanzada hoy en día.

 

[i] Edelman Trust Barometer (2022) Recuperado de https://www.edelman.com/sites/g/files/aatuss191/files/2022-01/2022%20Edelman%20Trust%20Barometer%20FINAL_Jan25.pdf

[ii] D’Angelo, J. (2021) Contribuciones empresarias al ODS 2 de “Hambre Cero”: el caso de pastas frescas “Orali”, una empresa con propósito. Buenos Aires, Argentina: Ponencia presentada en el Encuentro Internacional EAN 2021, organizado por la Escuela Argentina de Negocios.

 

 

Revista Desafío Exportar

Fuente: www.NetNews.com.ar

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