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ECONOMÍA 21.02.2022
Opinión

Dificultades para un acuerdo con el FMI

Guillermo Luis Covernton Por Guillermo Luis Covernton
Dr. En Economía, (ESEADE). Magíster en Economía y Administración, (ESEADE).

Hacen ya varias semanas, que observamos que uno de los temas que diariamente protagonizan el debate económico en nuestro país es la relación con el FMI. Se discute la posibilidad, condiciones, efectos y consecuencias de...

Hacen ya varias semanas, que observamos que uno de los temas que diariamente protagonizan el debate económico en nuestro país es la relación con el FMI. Se discute la posibilidad, condiciones, efectos y consecuencias de que el gobierno logre anudar un acuerdo de mediano plazo con el Fondo Monetario Internacional. Especulándose también con lo que pasaría en caso de que no lo logre. Incluso hay fuertes discusiones en torno a las responsabilidades de cada parte ante una eventual falta de acuerdo. Lo que pondría a nuestro país en una situación análoga a la cesación de pagos internacionales. Ambas partes, gobierno y organismo internacional, vienen haciendo declaraciones en este sentido, tratando de deslindar responsabilidades, cundo no, atribuyéndoselas a la contraparte.

 

Otra de las preocupaciones que se leen en los comentarios recientes, es en torno a la posibilidad de que el organismo empuje a nuestro gobierno a una corrección cambiaria. Ha habido un sinnúmero de análisis en torno a este punto. Pero es muy importante detenernos a ver si existen razones para afirmar la necesidad de tal corrección. La existencia de tipos de cambios múltiples dificulta la determinación exacta del atraso cambiario que se alega. Históricamente ya hemos visto muchas veces como la idea de implementar este tipo de desdoblamientos ha perseguido como objetivo el de complicar el análisis a opositores, organismos internacionales e inversores. Este efecto político, cuando es buscado deliberadamente, ignora las consecuencias nefastas que tiene sobre la marcha de los negocios, la proyección de resultados, el precio de las acciones de las empresas, los proyectos de inversión de estas y la decisión de inversión extranjera directa. Que resulta imprescindible para mantener algún nivel de competitividad internacional en un marco mundial que exhibe niveles de cambio tecnológico dramáticos.

 

Un error muy frecuente, a la hora de trazar proyecciones sobre lo que puede llegar a ocurrir en los días venideros, es basarse ingenuamente en las afirmaciones políticas que brindan los distintos negociadores. El analista experimentado ya podrá percibir que todo lo que se dice persigue simplemente dejar salvada la responsabilidad de cada una de las partes, delante de las fuerzas políticas en las que se sustentan. Pero si dejamos de lado las manifestaciones oportunistas de los voceros, no nos queda más que analizar los fundamentos del problema que tenemos delante. El estado tiene un déficit relevante en términos de PBI. Esta incapacidad de generar la corriente de ingresos que requiere para financiar sus gastos hace que los niveles de reservas internacionales han venido cayendo invariablemente. Esto conspira con el cumplimiento del cronograma de compromisos previamente pactado con el organismo. Además, el uso indiscriminado de la emisión monetaria para el financiamiento de desequilibrios presupuestarios, en los últimos meses, ha provocado una fuerte suba de los costos internos, en comparación a los términos de intercambio basados en un tipo de cambio cuya evolución corre muy por detrás de los índices de aumentos de precios internos. Esto que puede parecer un problema de competitividad internacional de las empresas, impacta de igual modo y de forma inmisericorde en el salario real de toda la masa de beneficiarios, asalariados y trabajadores con ingresos en moneda doméstica. Es decir, la inmensa mayoría de la población. Toda vez que los índices de inflación superan fuertemente a la apreciación del tipo de cambio, se genera una caída del salario real que ya no admite más que revertir esta trayectoria descendente. La pérdida de competitividad de las industrias exportadoras, que son las que podrían mejorar el resultado del sector externo y quitar presiones al tipo de cambio, disminuye su capacidad de pago de salarios para estas actividades, deprimiendo la demanda de trabajo.

 

De todas las medidas que se asume que el gobierno podría tomar, una de las menos discutidas sería la reducción del financiamiento del déficit presupuestario mediante la expansión monetaria, como ha venido realizando en los últimos meses. Para lo cual urge encontrar la forma de reemplazarla, sin apelar al expediente facilista de expandir el endeudamiento interno a través de letras, que no es más que remunerar anticipadamente el mantenimiento de carteras nominadas en moneda doméstica. Lo cual solo hace un pronóstico anticipado de la inflación y genera expectativas de alta volatilidad.

 

Una economía que pretenda crecer deberá asumir que las importaciones por energía deberán aumentar mientras el país no pueda conseguir inversiones para desarrollar la capacidad de producción de este insumo esencial

 

Otra cuestión sobre la que es muy difícil discrepar y es casi imposible sostener la posición que ha venido llevando adelante la actual administración es la relativa a las restricciones para las importaciones, que mediante cuotas, regulaciones y todo tipo de herramientas, ha llevado a la economía a un estrangulamiento por sector externo, debido a la falta de insumos esenciales para muchísimas industrias. En otros casos lleva al encarecimiento de otras materias primas o insumos que solo ingresan financiados por operaciones cambiarias marginales, no ilegales, pero al margen del mercado de cambios institucional, toda vez que deben procurarse las divisas para pagar importaciones a través de operaciones sobre títulos públicos en plazas extranjeras, convalidando el secreto a voces que es la devaluación encubierta por el cierre de las importaciones.

 

Hay algunas otras preocupaciones en el sector externo de la economía, ya muy golpeado por las asimetrías que padece y viviendo una situación que no parece prolongable en el tiempo.

 

La demanda de energía es una variable lineal al nivel de actividad. Una economía que pretenda crecer deberá asumir que las importaciones por energía deberán aumentar mientras el país no pueda conseguir inversiones para desarrollar la capacidad de producción de este insumo esencial. Los precios internacionales de insumos estratégicos como fertilizantes, que se vinculan fuertemente, en el caso de los nitrogenados, a la demanda y precio de los hidrocarburos actúan como otra variable que potenciaría el déficit de sector externo, lo cual generaría drenaje de divisas y presiones cambiarias. La escasez, mal funcionamiento o incluso corte de servicios esenciales evidencia la necesidad de aumentar la inversión precisa para la provisión de estos insumos y servicios, actualmente subsidiados. Cosa que se evidencia virtualmente imposible en el marco de regulaciones cambiarias que impiden el regular flujo de retornos a inversiones foráneas. La superación de los extremos restrictivos que generó la pandemia permite pensar en el mediano plazo en una normalización de ciertos patrones de consumo fuertemente restringidos, entre los que el turismo egresivo, es decir el de salida de residentes al exterior, genera tradicionalmente una fuerte demanda de divisas.

 

Desde el punto de vista del análisis conceptual, no puede dejar de observarse el fuerte rechazo del Fondo a la renegociación de obligaciones soberanas con países que pretendan sustentar situaciones de pretendido equilibrio de sus balances cambiarios en esquemas de control de cambios divorciados de los fundamentos de una economía de mercado. Precisamente porque toda variable anclada por presiones políticas, regulaciones y medidas restrictivas al comercio, generan un aislamiento que imposibilita una corriente de comercio exterior recíproco. Lo cual disminuye los precios a los que un país puede colocar sus exportaciones, por la lógica limitación de acceso a mercados que buscan intercambios compensados con la exportación de aquellos bienes en cuya producción se especializan, por tener ventajas competitivas.

 

Como puede verse, la magnitud de desafíos a superar y de amenazas a conjurar es muy grande y nos ubica en una encrucijada histórica.

 

 

Revista Desafío Exportar

Fuente: www.NetNews.com.ar

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