Sábado, 23 de Noviembre de 2024 | 07:10
Opinión

Transporte marítimo regional Integrarse, la última oportunidad para recuperar la Marina Mercante

Capitán Gustavo Roca Por Capitán Gustavo Roca
Presidente SEMARBRA

En la actualidad nuestra marina mercante esta reducida al transporte de cabotaje mayoritariamente con buques tanques.  Lejos quedó la presencia de la bandera argentina en todos los rincones del planeta.

 

Los últimos 30 años no fue posible encontrar consenso para desarrollar una Marina Mercante regional sólida, acorde a lo que Argentina merece, leyes y decretos, mayoritariamente inconclusos, no alcanzaron para dotar a las empresas navieras argentinas de las armas para poder competir en un mercado globalizado, extremadamente competitivo y con buques radicados en paraísos fiscales.

 

El camino para reconstruir una marina mercante para defensa de la soberanía marítima   del país y cumplir con el manifiesto de Belgrano “una nación que deja hacer por otra una navegación que puede hacer por sí  misma, compromete su futuro y el bienestar de su pueblo”, es el tráfico regional; principalmente el que se registra con Brasil, nuestro principal socio comercial en la región,  teniendo en  cuenta que el  65% de las cargas que se mueven en el mercado regional utilizan la modalidad fluvio-marítima y que tan solo en el ámbito del acuerdo bilateral  (ley 23.557) se desplazan un promedio de 5 millones de toneladas  al año.

 

El servicio de transporte marítimo es clave para el desarrollo regional y para consolidar una posición estratégica como la que impone el mercado mundial de fletes actual, concentrado en pocas empresas, donde se están desarrollando nuevos puertos Hubs en el norte de Brasil. Esta nueva situación logística impone la imprescindible presencia de armadores locales en el transporte regional, que garanticen la cadena de suministro, como frecuencias de navegación, tiempos de tránsitos, puertos de escala, no cancelaciones, capacidad de bodega y calidad de servicios, para beneficio de los cargadores nacionales, tanto importadores como exportadores.

 

De mantenerse esta situación el MERCOSUR habrá decidido excluir a sus armadores de la prestación de ese servicio y dejar el comercio exterior en manos de los países competidores

 

En el año 1985 Argentina y Brasil firman el segundo acuerdo bilateral de transporte marítimo con el objetivo de fomentar sus flotas mercantes e industria naval.  Este acuerdo bilateral de transporte fluvio-marítimo abarca el servicio de transporte de mercaderías que se desplazan entre puertos argentinos y brasileños y  se transformó en la piedra fundacional del Mercosur en la materia, el cual  -en el año 1998-  resuelve integrarse también en materia de servicios; aprobándose  así el Protocolo de Montevideo sobre el Comercio de Servicios del MERCOSUR, que establece  las reglas para alcanzar la “liberación intrazona” en el transporte por agua, a partir de los acuerdos bilaterales vigentes a ese momento (acuerdos sobre transporte marítimo Brasil/Uruguay y Argentina/Brasil). Inicialmente, el acuerdo bilateral Argentina/Brasil cumplió sus objetivos, pero con el transcurso del tiempo y la falta de una clara política naviera argentina, se puso en evidencia la falta de competitividad de la bandera nacional.  Por el contrario, los países vecinos pusieron en práctica exitosas políticas públicas, caso por ejemplo del Paraguay que se presenta al mundo como el país con la segunda flota fluvial; Uruguay que ha desarrollado una fuerte política portuaria, ofreciendo al mundo el Hub del MERCOSUR; y Brasil que cuenta con una poderosa industria naval; flota mercante y desarrollo portuario.

 

Lamentablemente a contramano de la opinión y necesidades de los armadores brasileños, el gobierno de Brasil anuncia, sin explicación ni fundamento alguno, la caída del bilateral a partir del 05/02/22, acuerdo que funcionó a lo largo de 30 años sin mayores discrepancias ni costos extras para los exportadores. Recordamos algunas de las principales características de este acuerdo que abarca todos los puertos argentinos y brasileños, todas las cargas transportadas entre ellos, armadores registrados, 50% de participación para cada país, y muchas ventajas que se verían anuladas ante la apertura irrestricta del transporte marítimo regional a los armadores extranjeros, quienes operan buques de bandera de conveniencia, que se produciría ante la caída del bilateral.

 

 

Tanto los navieros brasileños como argentinos, afectados al tráfico bilateral, han expuesto ante las respectivas autoridades nacionales, las consecuencias negativas que acarreará esa iniciativa, tanto para el propio sector como para el conjunto del comercio exterior de bienes. Los armadores locales quedaran expuestos a la competencia desleal que representan los buques extrarregionales, que operan con costos de banderas de conveniencia y pueden ofrecer fletes a menor costo, sin contar en nuestra defensa con mecanismos semejantes a las cláusulas de salvaguardia que se activan en el comercio internacional de bienes cuando se lesiona a los productores locales.

 

La culminación del acuerdo bilateral, sumada a la falta de competitividad multicausal y endémica de la Marina Mercante Argentina dará el golpe final al sector, lesionará la ley de cabotaje nacional, y la consiguiente extinción del sector integrado por empresas navieras, tripulante, trabajadores de tierra y de sus actividades conexas como la industria naval.

 

 

Mientras tanto, los cargadores regionales observan con suma preocupación, la peor crisis de la logística mundial del transporte marítimo, desencadenada a partir del COVID19 y que ha derivado en una férrea reducción de la oferta de bodega.  A la fecha los fletes para el transporte marítimo se han multiplicado exponencialmente y a pesar de eso los cargadores no consiguen buques que hagan escala en todos los puertos donde solían hacerlo; y en el mejor de los casos, es decir si hacen escala, nada les garantiza que conseguirán espacio para transportar sus cargas y cumplir con sus compromisos de venta en tiempo y forma.

 

De mantenerse esta situación el MERCOSUR habrá decidido excluir a sus armadores de la prestación de ese servicio y dejar el comercio exterior en manos de los países competidores. Los distintos actores deben  reflexionar sobre la imperiosa necesidad estratégica que tiene el sector naviero   para  la economía nacional, comprender que en el contexto de la logística y la visión estratégica que nos impone el siglo XXI, el transporte marítimo argentino debe comenzar  a ser revalorizado y considerado un aliado de  las exportaciones de commodities y demás bienes de producción nacional, es decir un componente que le suma valor agregado a las exportaciones  y que se termina reflejando en la balanza de pagos.

 

Queda en evidencia que el Mercosur no podrá mostrarse al mundo como un mercado integrado, si excluye de su ámbito de aplicación al servicio regional de transporte por agua.

 

Es responsabilidad de los Estados Partes del Mercosur no discriminar al servicio de transporte marítimo, dejándolo descarnadamente expuesto a la competencia desleal que hoy representan los armadores extranjeros y cumplir con el Protocolo de Montevideo sobre el Comercio de Servicios que es parte integrante del Tratado de Asunción de modo tal de extremar todos sus esfuerzos para arribar al acuerdo multilateral  marítimo regional y es responsabilidad de las autoridades nacionales argentinas reflexionar sobre la imperiosa necesidad estratégica que tiene el sector naviero nacional para  la economía del país, creando urgentemente las bases para una flota regional de bandera competitiva, generadora de divisas y fuentes de trabajo. Una vez que los hechos se produzcan será inviable retomar el camino para el relanzamiento de la marina mercante nacional.

 

El gobierno nacional debe impulsar en forma urgente una política naviera para que los armadores nacionales puedan competir en las mismas condiciones que los extranjeros

 

El gobierno nacional debe impulsar en forma urgente una política naviera para que los armadores nacionales puedan competir en las mismas condiciones que los extranjeros y brindar una herramienta imprescindible para que los cargadores regionales argentinos cuenten con un transporte eficiente y regular, para poder exportar en tiempos de escasez de buques.

 

Desde el 2005 los países miembros del MERCOSUR vinieron negociando un Acuerdo Multilateral de Transporte Marítimo, pese a los grandes esfuerzos que realizaron las autoridades argentinas del sector hasta el año 2015, no pudo ser aprobado, principalmente por la negativa sistemática del Uruguay que prioriza su política portuaria. Este acuerdo proponía un gran cabotaje regional, reservando el cabotaje nacional para cada país, esto hubiera otorgado muchos beneficios a las diferentes marinas mercantes e industrias navales.

 

A mi entender, es necesario que Argentina, dentro de sus prerrogativas en el MERCOSUR, reflote dicho acuerdo en forma inmediata para poder instrumentarlo a partir de febrero próximo. La reunión del Subgrupo de Trabajo N° 5 de Transportes del Mercosur, ámbito competente para ello, debió reunirse en el corriente mes, pero el encuentro ha sido suspendido por el Grupo Mercado Común. En materia de servicios de transporte no hay segundas oportunidades. Caído el bilateral, será inviable retomar el camino para el relanzamiento de la marina mercante nacional.

 

 

Revista Desafío Exportar

Fuente: www.NetNews.com.ar

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