Jueves, 21 de Noviembre de 2024 | 11:02
Economía

Keynes, los clásicos y Argentina

John Maynard Keynes dijo la famosa frase “en el largo plazo todos estamos muertos” en el marco de la discusión teórica con los clásicos acerca del equilibrio general...

 

La discusión estaba dada en ámbito de la crisis de los años 30 y hacía referencia al postulado de los clásicos de que la economía encontraba sola -es decir, sin ayuda- el equilibrio de pleno empleo en el largo plazo. En este sentido usó, Keynes, la famosa e irónica frase. Como contrapunto dijo que en ciertas circunstancias los empresarios entraban en un clima de “depresión” que se autoalimentaba y dejaban de invertir y que el Estado debía guiarlos para incentivar el espíritu empresario -cabe recordar que los llamaba animals spirits por su actitud natural a emprender y a tomar riesgos-. Este fue un concepto seminal para lo que después fueron las distintas teorías sobre expectativas y el comportamiento de los agentes. Lo cierto es que Keynes introdujo, en su discusión con los clásicos sobre el corto y el largo plazo, uno de sus aportes más importantes: la economía puede, en determinadas circunstancias, encontrar un equilibrio por debajo del pleno empleo -o subóptimo- en la que queda estancada si no se produce un shock que la ayude a llegar al pleno empleo.

 

La intervención estatal, en este marco keynesiano, parece crucial. Pero también la formación de expectativas. Se puede incentivar la demanda agregada para llevar la economía al pleno empleo, pero, sin la correcta formación de expectativas en los animals spirits, ese camino será errático y de resultados pocos seguros. Acá se introduce otro foco neurálgico de la discusión entre los clásicos y los keynesianos, entre el largo y el corto plazo: ¿la oferta crea su propia demanda o la demanda impulsa la oferta?

 

Sin una adecuada adaptación de la formación de expectativas, el impulso de la demanda a través de políticas fiscales puede caer en saco roto, especialmente en países como el nuestro en el que los cheques de políticas públicas fallidas se pagan más adelante y, en general, los pagan otros. Es decir que una expansión del gasto público sin un horizonte despejado para los animals spirits lo que va a traer es la acumulación de desequilibrios macroeconómicos sin el crecimiento sano de la economía. Estos desequilibrios siempre son corregidos por la realidad. Los empresarios, esos animals spirits, quieren que sus empresas crezcan y sean pujantes y, para eso, necesitan una economía en crecimiento. Algunos, o todos, más bien, de esos animals spirits se estarán preguntando a la hora de hundir capital en Argentina: ¿por qué esta vez es diferente si se aplican las mismas recetas para los mismos problemas y que no dieron resultados?

 

Hace más de cuatro años publiqué un artículo en La Nación con algunas ideas sobre la necesidad que tenía Argentina de salir de la trampa del cortoplacismo. Ese artículo, hoy, sigue tan vigente como entonces, señal de que no cabalgamos.

Es necesario tener una agenda de desarrollo a largo plazo como la que comienza a plantearse en el Consejo Económico y Social. Sin embargo, si la agenda de corto plazo es desordenada -casi caótica, podría decirse- se cae en el riesgo de desacoplar y descoordinar ambas y que lo urgente le gane, una vez más, a lo importante. Así, la trayectoria entre el estancamiento y el desarrollo sostenido nunca se dará. Cuando las aguas de la pandemia bajen dejarán al descubierto los viejos problemas (¿agravados?) de nuestra economía.

 

Aquel primer Keynes -no el de la última etapa que estaba más radicalizado- haría un poco de hincapié en tener cuidado con la formación de expectativas de esos animals spirits.

 

Se puede incentivar la demanda agregada de corto plazo con gasto público, pero, en definitiva, si no se armonizan políticas públicas para aumentar la oferta en el mediano y largo plazo, la Argentina va a enfrentarse, una vez más, a los clásicos problemas que no le permiten crecer: inflación, déficits fiscal y comercial, crisis cambiaria, entre otros ya conocidos, y fuertemente ligados a la limitación de una oferta agregada local estancada.

 

Todos los modelos de crecimiento económico señalan hacia la inversión como motor para aumentar el nivel de oferta agregada a mediano y largo plazo, y en eso juegan un rol fundamental las expectativas de estos animals spirits. Los conceptos de corto y largo plazo no deben ser antagónicos, sino todo lo contrario: se requiere un plan estratégico para acoplar armónicamente ambos, si no, en nuestro país todo el tiempo va a ser corto plazo.

 

Si bien Keynes tenía razón, los clásicos también. Si no fuera así, Argentina sería hoy una potencia súper desarrollada.

 

 

Revista Desafío Exportar

Fuente: www.NetNews.com.ar

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