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POLITICA 08.03.2016

“Al pasado”

Por Julio Bárbaro. Dirigente PJ.

El kirchnerismo fue una enfermedad de la democracia que se asentó en la escasa importancia que le damos a la política.  Somos, a veces, escépticos y otros, simplemente cínicos, no nos ocupamos de lo público y no nos gusta que el resultado sea el evidente, somos un desastre. Gracias a Cristina quedamos con datos de inflación, conflictos y decadencia que nos dejan muy detrás de países hermanos que supieron tener más problemas, como Bolivia o Perú, o el mismo Paraguay; nuestra mediocridad ya nos deja fuera de comparación con democracias estabilizadas como pueden ser las de Chile y Uruguay. Compartimos el podio del caos en la moneda, manifestación indiscutible del desorden interior. El Estado que nos legaron iba en un seguro camino hacia la disolución, situación a la que viejos estalinistas y guerrilleros consideran como un espacio revolucionario.  El juez Eugenio Zaffaroni y sus teorías y prácticas sobre el caos, son ejemplo sobrado de la demencia convertida en rumbo elegido.

 

No se conoce país en el mundo donde sea permitido y lógico cortar las calles, es un delito tanto en Miami como en La Habana, cuando el nuevo gobierno intenta limitarlo aparecen los personajes oscuros del CELS opinando que -según ellos-, “limita en forma inconstitucional la protesta”. Estos restos nefastos de la guerrilla de los setenta son los que nos impiden llegar al nivel de madurez que un Pepe Mujica expresa en Uruguay o tantos otros ejemplos de países hermanos. Intentan imponer la teoría absurda de que el orden es de derechas y el caos es de izquierda, una perfecta síntesis entre la revolución y la imbecilidad. 

 

“Salir no va a ser fácil, pero lo peor ya está superado,

era el gobierno de los Kirchner”

 

La elección se dirimió por poco, por muy poco, pero los derrotados no se convirtieron en la minoría opositora sino en el pasado execrable. Los viejos peronistas que explotan todavía la franquicia del partido, salieron disparados a tomar distancia de los jóvenes que habían hecho de la obsecuencia a un discurso tan lleno de resentimiento como carente de objetivos, esos cultores del discurso Presidencial se quedaron de pronto como integrantes de una secta atravesada por la transparencia que impone la democracia. Y como en todo ejercito derrotado, los desertores superaron a los heridos, a los que todavía imaginaban ser parte del futuro.

 

El kirchnerismo amontonando actores sensibles en actos públicos es patético, hasta algún caradura estalinista intenta demostrar al mundo que ellos eran democráticos y que se nos vino la dictadura. Como los de “Justicia legitima”, nos tocan enfermedades que ya la humanidad dio por superadas. Esas  supuestas propuestas y convicciones son anteriores a la caída del muro de Berlín, eso permite ver como la pretendida izquierda de las tragamonedas se va quedando sin poder y sin destino.

 

“Compartimos el podio del caos en la moneda,

manifestación indiscutible del desorden interior”

 

Estamos viviendo un momento clave para nuestro desarrollo institucional, un momento donde superamos el miedo a ser Venezuela y vamos avanzando y consolidando las instituciones. Ver tantos fanáticos kirchneristas de ayer convertidos en apacibles demócratas de hoy, ver tanta mediocridad mezclada con oportunismo, a veces enoja, otra alegra para comprobar que el mal que amenazaba ser eterno, terminó reducido a casi  nada en muy poco tiempo.

 

Quedamos obligados a ponerle pasión a la política, a entender que solo el “no te metas” o el pensar que todos son iguales nos llevó a este pantano donde tomamos conciencia que algunos son peores, y no por poca diferencia.

 

Estamos aprendiendo a comprometernos, a asumir que la democracia es entre adversarios y que enfrentar al autoritarismo es una obligación que la tenemos todos.

 

“Como la pretendida izquierda de las tragamonedas

se va quedando sin poder y sin destino”

 

El gobierno ganó por muy escaso margen de votos, pero el país que surge es otro, no importa si más a la derecha o no tanto, importa que recuperemos el supremo valor de la libertad, que dejamos de tenerle miedo al Estado, a ese Estado que intentaron utilizar en contra de sus mismos votantes.

 

Vivimos un gran momento, salir no va a ser fácil, pero lo peor ya está superado, era el gobierno de los Kirchner. Superamos al estalinismo de las tragamonedas, pocas síntesis del mal se le parecen. Ahora a discutir entre adversarios, la democracia es una forma de vida que recién estamos recuperando.

 

Fuente: Revista Desafío Exportar

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