Cuando la impericia es ley
En argentina es común escuchar que la falta de políticas de estado son el impedimento para que el país salga adelante. En el caso particular de la industria naval y la marina mercante, lamentablemente esa premisa existe. Al parecer un plan sistemático se viene perpetrando desde los 90 hasta la actualidad, ya que a las claras podemos ver que o por impericia, desidia, desinterés y/o una política de Estado nefasta, se ha llevado a este sector – que podría ser generador de empleos y divisas para el país- a su casi extinción.
Días atrás se supo que por normativas del Banco Central -las “A 6770 y A 6884”- que imposibilitan el giro de dólares al exterior, se perjudica a las pocas empresas argentinas que alquilan buques extranjeros para el cabotaje nacional - mayormente para el transporte de combustibles- que se ven imposibilitadas de pagar los alquileres en dólares de dichas embarcaciones.
El Capitán Julio González Insfrán expresó a través de un video en las redes, su malestar al respecto al considerar que la medida muestra dos problemas: por un lado, la impericia del gobierno “que toma medidas inconsultas, sin tener conocimiento de las consecuencias en los distintos sectores” y en segundo orden la dependencia que tiene el país, toda vez que cualquier transacción con el exterior debe hacerse en moneda extranjera porque la divisa argentina no existe. En el sector marítimo se manifiesta en un ciento por ciento, habida cuenta que no existe un solo buque de cabotaje que sea argentino. Las pocas embarcaciones que navegan aguas argentinas, son charteadas en el extranjero.
Para el Capitán Julio González Insfrán la solución sería que permitan a las empresas que ya estaban operando, continuar haciéndolo, y para solucionar esa dependencia, “implementar una política de créditos blandos para la construcción de buques en argentina que cortarían esa dependencia, evitando los giros de dólares al exterior y la afectación al comercio exterior, al cabotaje y al abastecimiento de combustible.
Los gobiernos pasan, sin embargo, las designaciones a dedo, por pujas y compromisos partidarios, nepotismo o amiguismo, una vez más demuestran la falta de idoneidad y de comunicación entre los distintos estamentos del estado, en este caso entre los Ministerios de Transporte, Producción y Hacienda.
Políticas equivocadas o nefastas exprofeso, obligaron a las empresas navieras argentinas a emigrar hacia otros países, más benévolos y desarrollistas de sus marinas mercantes; acogiendo a los armadores argentinos como propios. Un claro ejemplo es Paraguay que hasta hace algunos años atrás tenía una flota que apenas existía y gracias a sus políticas sostenidas para desarrollarla, hoy son la bandera de conveniencia del MERCOSUR, y su flota mercante es la tercera a nivel mundial y la más importante del cono sur.
Cuando la clase política argentina comprenda que las políticas desarrolistas son escritas por personas idóneas, seguramente se pueda recuperar el transporte de la carga argentina, que transita por nuestros ríos, generando el desarrollo de las ciudades ribereñas, creando industrias, generando empleos de calidad para cientos de miles de argentinos y divisas para las magras arcas del estado.
Por Paola Batista
Fuente: www.NetNews.com.ar
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