Hacer barcos en Argentina, Sí Se Puede?
El Astillero Naval Federico Contessi y Cia S.A botó su ciento treintava embarcación pesquera. El innovador buque, un nuevo diseño del propio astillero, denominado “LUCA SANTINO” fue construido para la firma Cabo Vírgenes SRL y tendrá asiento en Puerto Madryn.
La botadura se dio en medio de la polémica suscitada por algunas empresas pesqueras que pretenden importar sin aranceles, barcos nuevos o usados con menos de 40 metros de eslora dado un "vacío legal" en el DNU 145/2019. El astillero Contessi demuestra, una vez más, que pese al inexistente apoyo que tiene la industria naval, construir embarcaciones de calidad en argentina, sí se puede y lo viene haciendo desde la unidad número uno.Los buques eran cuestionados por las mismas autoridades pesqueras, que sostenían que los barcos Contessi eran pesqueros de lujo. Siempre se privilegió la seguridad de los hombres en el mar.
Durante la ceremonia de botadura el presidente del Astillero, Domingo Contessi, agradeció a su equipo de trabajo y a las autoridades de la empresa pesquera por confiarles la construcción de este innovador buque barco fresquero con doble cubierta, que llevará una máquina de hielo líquido, que por primera vez se instalará en un pesquero de la flota nacional. También agradeció la confianza depositada en el astillero al encargar una segunda unidad, recientemente iniciada, que se luce en el interior de su planta industrial, donde además se puede apreciar la obra de ampliación que está llevando adelante el astillero en el marco de importantes inversiones que viene realizando.
En su discurso, el presidente del astillero se mostró esperanzado con respecto al reciente DNU 145/2019 al declarar que “introduce por primera vez un incentivo para el armador que elige renovar su barco por otro nuevo construido en el país. También reconoce que la industria naval es un eslabón clave en la cadena de valor de la pesca y que en la Argentina existen capacidades relevantes para la construcción de buques de calidad. La misma norma fija por primera vez un tope para la vida útil de los barcos.”
En sus palabras finales trazó un panorama de cara al futuro: “Estamos a las puertas de un potencial resurgimiento de la industria naval de la mano de la pesca. Todos los astilleros del país nos sentimos comprometidos con este objetivo y dispuestos a invertir para estar a la altura de las ircunstancias. Pero también sabemos que hay sectores que pujan por una rebaja arancelaria para la importación de determinados segmentos de buques nuevos y usados. En la letra chica de esa medida, en una segmentación que no excluya a barcos como el de 40 metros que está en construcción dentro de nuestros de nuestra planta y en las excepciones absolutamente innecesarias a la normativa vigente, podría irse por la borda todo lo bueno que se ha hecho en estos últimos meses. Esperemos que prime la voluntad de seguir generando empleos genuinos y de calidad.”
En caso de aclararse el dato omitido con un nuevo decreto, la medida también permitiría la construcción de remolcadores como el proyecto pesentado por el Astillero Paraná Sur para su cliente YPF, que sería el primer barco en funcionar alimentado por GNC, siendo ésta la actual tecnología con la que se está construyendo a nivel internacional, ya que respeta los actuales estándares ambientales fijados en el convenio internacional (Marpol) -que comenzarán a regir a partir del 1 de enero de 2020- y que exige a las embarcaciones que naveguen por aguas internacionales, reducir la contaminación ambiental provocada por el azufre que emana el fueloil que los alimenta, de 3.5% a 0.5%.
Los astilleros argentinos se encuentran en el lugar y en el momento justo, saben cómo hacerlo, tienen el recurso humano, solo necesitan un nuevo DNU estableciendo el límite de eslora para los buques importados, tanto nuevos como usados. Tantos años de malas políticas siembra dudas acerca de que haya sido una simple omisión o una perspicaz estrategia. Cualquiera sea el resultado en el corto plazo la verdad se conocerá.
Mientras tanto la presión por parte de los armadores- en su mayoría grandes empresas extranjeras que operan en nuestro mar- es feroz; la agenda presidencial marcada por acuerdos internacionales que dependen de claras demostraciones de voluntades y de apertura; y un Ministro de Producción que batalla entre la diplomacia y la realidad que le marca la política económica con el cierre de fábricas y suspensiones.
La industria naval sigue golpeada por la indiferencia de funcionarios que poco saben y poco les interesa saber de los alcances de esta industria que alimenta decenas de industrias subsidiarias. Las malas políticas motivaron el cierre de una industria naval pujante como Astilleros Alianza, Principe Menghi y Penco, Astarsa, Forte, Sanym, entre otros. Diez y siete astilleros construían tanto para el país como el exterior. Más de diez mil trabajores dependían de la industria naval habiendo quedado reducido a unos pocos cientos.
Es de esperar que impere el buen entendimiento y criterio para que astilleros como Contessi, entre otros, sigan en pie defendiendo esta industria de industrias.
Por Paola Batista.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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