Consumidores en Alerta
Enero: una joven de Río Negro sufre quemaduras al romperse la funda de su celular y derramarse el líquido de su interior sobre su piel que resultó ser un ácido. Febrero: Honda Argentina llama a revisión de airbags defectuosos que podrían generar, al estallar, desprendimientos lesivos. Marzo: se incendia el smartphone de una pasajera en un vuelo que partía de Toronto; no provoca daños a la aeronave pero ella termina en el hospital.
Sucesos como estos llegan permanentemente a las páginas de los diarios y portales de noticias concitando nuestra atención. Artefactos con riesgo de descarga eléctrica, baterías de celulares que estallan, juguetes que contienen sustancias tóxicas, artículos para bebé que pueden provocar asfixia… todos recordamos algún caso en el que productos de consumo habitual representaron un riesgo para la integridad física o la salud de los usuarios o de terceros, y hasta llegaron a significar, en ocasiones, una amenaza para el medioambiente.
Dentro del movimiento de consumidores, estos casos corresponden al capítulo de Consumo Seguro y Salud, un aspecto al que se le otorga gran atención en todo el mundo y en el que nuestro país tenía, hasta el momento, una asignatura pendiente. Si bien a nivel internacional existen desde hace tiempo herramientas que permiten intercambiar información acerca de productos defectuosos, identificarlos, quitarlos de circulación en mercados en los que ya se estén comercializando y evitar su distribución en nuevas plazas; en la Argentina, por negligencia de gobiernos anteriores, aquellas venían siendo bastante poco utilizadas o, directamente, fueron ignoradas.
Afortunadamente, esa tendencia comienza a revertirse. Las actuales autoridades nacionales han tomado nota de la importancia de prevenir los daños que puedan ocasionar tales productos, y, a través de la Dirección Nacional de Defensa del Consumidor, empiezan a participar más activamente de los foros que, a nivel regional, articulan políticas públicas en pos de proteger a los consumidores.
En esa línea, el año pasado se llevó a cabo en la ciudad de Mendoza el Primer Taller de Diálogo entre Asociaciones de Consumidores y la Red de Consumo Seguro y Salud de la OEA (Organización de Estados Americanos) https://www.sites.oas.org. El evento reunió a organismos internacionales dedicados a la defensa de los derechos del consumidor, las agencias que se ocupan de la materia a nivel nacional, y a los referentes de las principales asociaciones de usuarios de más de veinte países del continente. Entre sus objetivos, el taller se proponía introducir a las entidades de la sociedad civil en el conocimiento de la Red de Consumo Seguro y Salud (RCSS), capacitarlas en el uso de sus herramientas y recursos, y establecer sinergias entre todos los actores del sector.
Creada en 2009, la RCSS es el mecanismo interamericano de carácter interdisciplinario por medio del cual se vigila en forma permanente la seguridad de los productos y el impacto de estos en la salud y bienestar de las personas. Se vale para ello de una herramienta informática, el Sistema Interamericano de Alertas Rápidas (SIAR), que permite concentrar en una única plataforma las alertas de todos los países integrantes.
¿Cómo funciona este sistema de alertas tempranas? Cuando se reporta un producto fallido (ya sea porque fue analizado por entidades nacionales o internacionales de vigilancia y control, porque fue denunciado por usuarios que sufrieron lesiones, porque fue advertido por la misma empresa productora, o por cualquier otro mecanismo de reconocimiento) esa información es compartida inmediatamente en la web de la RCSS (https://www.sites.oas.org/rcss/Es/Paginas/alerts/default.aspx). Cada entrada se acompaña de una sucinta descripción que incluye detalles del modelo y serie del producto en cuestión, defectos o fallas que presenta, riesgo que implica para la salud y/o el bienestar, daños reportados, datos del fabricante, país notificante y medidas a adoptar al respecto (cambio, devolución, abstención de uso, etc.) El acceso a esa web es completamente abierto al público en el caso de las consultas, mientras que la carga de información está restringida a los organismos oficiales de control - en Argentina, la Dirección de Defensa del Consumidor https://www.argentina.gob.ar/defensadelconsumidor, dependiente de la Secretaría de Comercio -, a partir de la información que recibe de diversos entes, tales como Aduana, Ministerio de Salud, Ministerio de Producción, organizaciones de consumidores o denuncias de particulares.
En este punto, es de fundamental importancia el rol de los consumidores y de las asociaciones que los nuclean. El sistema requiere de un ejercicio activo de participación ciudadana mediante el cual todos tomemos conciencia de la importancia de propiciar un consumo seguro y participemos comprometidamente en el fortalecimiento de estos mecanismos de protección.
En estas sociedades, uno de los pocos aspectos que nos es común a todos - no importa dónde vivamos, la actividad que realicemos, la ideología política que sostengamos, el sexo con el que nos identifiquemos, la etnia a la que pertenezcamos, el pensamiento que cultivemos, o la religión que profesemos - es que todos, en mayor o menor medida, somos consumidores. La responsabilidad que asumamos como tales y unos hábitos de consumo saludables favorecerán la convivencia, protegerán el medioambiente y harán más sana y segura la existencia propia y la de quienes nos rodean.
Por Mariano Angel Gendra Gigena
Abogado, Especialista en Consumo, Transporte y Derecho Maritimo, Portuario y Fluvial
Presidente de la Asociación Civil CRUZADA CIVICA de Defensa de Consumidores y Usuarios
Fuente: www.NetNews.com.ar
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