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PRODUCCIÓN 07.06.2016

Están las grandes empresas obligando a los agricultores a cultivar transgénicos ?

Según un estudio chileno realizado por la asociación ChileBIO( 1),  los agricultores deciden utilizar semillas genéticamente modificadas porque les rinde mejor que las comunes, por lo tanto no hay presión de las grandes compañías, sino libre elección

 

Dentro de las preocupaciones que citan muchos opositores a los cultivos genéticamente modificados (GM), se encuentra el cliché de que los agricultores terminarán “haciéndose dependientes (o incluso que serían prácticamente forzados) al uso de semillas GM de un par de grandes empresas”. ¿Hay algo de real en este hipotético y alarmante escenario?

Para analizar lo anterior, debemos partir recordando que la comercialización de semillas GM a gran escala inicio el año 1996 con las primeras variedades de soya GM tolerantes a herbicidas, desde entonces las semillas GM (con el maíz, soya, algodón y canola representando el 99% de la superficie mundial sembrada con cultivos GM) se han hecho populares entre los agricultores de al menos 28 países [1], esto debido a que proporcionan numerosos beneficios, incluyendo un aumento de los rendimientos (por reducción de pérdidas por plagas y mejor control de malezas), así como disminución del uso de insumos (como combustible y pesticidas) y de los costos de producción [2][3].

A nivel mundial existen más de 7.500  compañías semilleras, y la mayoría de estas son semilleras independientes (que no son propiedad de empresas biotecnológicas) que compiten con las empresas biotecnológicas [4]. Cabe mencionar que el 59% del mercado global de semillas del año 2012 se distribuyó en 10 compañías, dentro de cuales, las 4 principales correspondieron a empresas que comercializan tanto semillas convencionales como transgénicas (las 6 restantes solo semillas convencionales) [4].

En Chile, la Asociación Nacional de Productores de Semillas (ANPROS) reúne 67 compañías agrícolas, y de estas,25 compañías investigan y comercializan, con fines de exportación, semillas transgénicas. Por otro lado, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) tiene un registro de más de 1700 semillas convencionales disponibles en el país, de las cuales aproximadamente 1000 son semillas de uso libre (sin patente), y las restantes son semillas desarrolladas y patentadas por entidades públicas y privadas tanto nacionales como extranjeras [5].

Vale la pena mencionar que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), un organismo público y estatal, es uno de los principales desarrolladores y comercializadores de nuevas semillas en Chile. Por ejemplo, el 100% del arroz, el 95% del trigo candeal, 90% de la avena, 60% del trigo harinero y el 60% de las papas sembradas en el país son variedades desarrolladas por el INIA [6].

En general los agricultores tienen numerosas opciones frente a la compra de semillas, tanto en relación a tipos como de proveedores. Por ejemplo en Estados Unidos en 1998 había disponible 2.580 híbridos de maíz (variedades) y en 2008 había 4.692. Esto representa un incremento del 82% en las opciones de híbridos disponibles, incluyendo tanto híbridos desarrollados por biotecnología como por técnicas de mejoramiento tradicional [7]. Por otro lado, siendo este país el primer productor mundial de cultivos transgénicos,  con cerca de un 39% de la superficie mundial de estos cultivos, cuenta con más de 200 compañías semilleras independientes [7].

Por otro lado, no existe ni un “listado de variedades recomendadas” de vegetales en el mundo que señale que semillas debiesen preferir o adquirir los agricultores, porque las condiciones del clima, suelo, etc., son tan variables en las distintas zonas geográficas, que una variedad con alto rendimiento en una localidad puede no ser adecuada en otro. Por esta razón, es imposible la generación de un mercado exclusivo y dependiente de las empresas biotecnológicas productoras de semillas.

Cuando los agricultores deciden usar semillas transgénicas por su relación costo-beneficio, existen varias empresas que las comercializan, por lo cual los agricultores mantienen la independencia necesaria para su éxito agronómico y financiero.

Aquí es necesario aclarar un punto importante, ya que muchas veces los opositores a esta tecnología suelen afirmar que “más del 80% de las semillas GM son vendidas por una sola empresa”. Anteriormente se mencionó que dentro de las 10 empresas que representan el 59% del mercado global de semillas, 4 comercializan semillas GM.Estas empresas grandes suelen licenciar rasgos de sus semillas GM a otras semilleras independientes, las cuales venden libremente sus propias semillas GM a sus clientes – estas semilleras toman sus propias decisiones acerca de la producción y los precios, por lo cual no debe considerarse como parte de las ventas de alguna de las grandes empresas.

Los acuerdos de licencias comerciales se establecen entre empresas de diversos rubros todo el tiempo – y en esto se basan muchos opositores para exagerar o tergiversar las cifras reales. Esto sería equivalente a decir que, por ejemplo, una “computadora portátil Lenovo fue vendida por Microsoft, ya que tiene un sistema operativo Windows”.

Además, si bien estas grandes empresas aún tienen una importante presencia comercial por ser las primeras que invirtieron en el desarrollo de semillas GM, cada vez se suman nuevas empresas (medianas y pequeñas), así como instituciones públicas/estatales, centros de investigación independiente, universidades, entre otros, que se encuentran ejecutando etapas de desarrollo experimental avanzado con cultivos GM, ya cercanas a la etapa comercial. La mayoría de estasnuevas empresas y entidades públicas emergentes tienen sede en Estados Unidos y Asia (especialmente India), mientras que los organismos públicos están apareciendo mayormente en China, India, Brasil, Argentina, y también en África, donde 10 países están desarrollando cultivos GM [8]

 

 

Imagen: Cultivos transgénicos por tipo de desarrollador y fase de desarrollo en 2008 y 2014. Se observa como nuevas compañías privadas e instituciones públicas desplazan cada vez más a las grandes empresas en las etapas regulatorias y de investigación & desarrollo avanzado (Parisi et al, 2015).

No se debe olvidar tampoco que las patentes de las primeras variedades de cultivo GM ya están venciendo[9]; un ejemplo es una variedad de soya GM tolerante a herbicida que ya está siendo multiplicada y vendida sin cobro de regalías por una universidad de Estados Unidos [10].

Finalmente, se debe resaltar que los ninguna empresa de semillas GM esta coaccionando a los agricultores para que compren sus productos, por el contrario, estos tienen la total capacidad de decidir libremente qué tipo de semillas sembrar cada temporada, y esto depende de, entre varios aspectos, si estas rinden lo suficiente, si existen mercados para ser comercializadas, y si le generan más ingresos netos que otros tipos de semillas.

 

(1) Miembros de ChileBIO

 

 

FUENTE: http://www.chilebio.cl/

Fuente: www.NetNews.com.ar

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