Se consolida el complejo argentino exportador de hidrocarburos
Por Daniel MontamatEx Secretario de Energía- Ex Presidente de YPF
El desarrollo intensivo del petróleo y el gas en la formación Vaca Muerta se afianza, y su expansión productiva es una realidad. Las obras para evacuar crecientes exportaciones de petróleo están en curso de ejecución (oleoductos) y los proyectos de exportación de gas por barco (GNL) están en curso de concreción.
El fracking y la tecnología que se utiliza para extraer los recursos de la roca madre cuentan con licencia social y política. Y abundan las proyecciones estimadas de los dólares que sumarán las inversiones y las exportaciones de hidrocarburos, y las especulaciones sobre el impacto que esos ingresos tendrán en las cuentas públicas y externas.
De las muchas estimaciones en danza, sobresale por su metodología y profesionales involucrados, la realizada por la Comisión de Planeamiento y Análisis Económico del IAPG (Instituto Argentino del Petróleo y el Gas), en septiembre 2025. A partir de escenarios conjeturales con diferentes hipótesis de precios para el petróleo y el gas natural (recordar que somos tomadores de precios de referencia internacional y regional), el equipo técnico del IAPG proyecta distintos niveles de actividad que se traducen en niveles alternativos de inversión y explotación que resultan en diferentes volúmenes productivos, y en flujos alternativos de importación (equipos/servicios) y de exportación productiva, con el respectivo impacto en los flujos netos de divisas que afectarán el balance comercial y la cuenta corriente externa (que incluye el pago de dividendos y servicios financieros a los inversores de la industria) del país.
"La Argentina va a disponer de energía abundante con precios competitivos que habilite procesos internos de capitalización y oportunidades de nuevos negocios"
De los escenarios planteados, el de bajo desarrollo ya queda casi descartado por el avance de obras de infraestructura que apuntalan las variantes de un desarrollo intensivo medio u alto. En los escenarios de desarrollo intensivo medio en petróleo se asume un precio Brent de referencia que aumenta de los 64 dólares promedio por barril en este año a 74 dólares desde el 2026 en adelante (la proyección llega al 2040). Para las exportaciones de gas natural se estiman precios para todo el período de 10 dólares el millón de BTU en destino para todo el período en el escenario medio, y de 12 dólares en el de alto desarrollo intensivo. En ambos escenarios las exportaciones a Chile asumen un precio de 5.2 USD el MMBTU, y a Brasil de 6.1 USD el MMBTU.
El escenario medio en petróleo alcanza una producción de alrededor de 1.3 millones de barriles día hacia fines de 2027 y crece en el período hasta superar los 1.5 MMb/d de los que alrededor 970 mil b/d van al mercado de exportación. En el escenario alto del gas (que asume la ejecución de los proyectos de GNL que lleva adelante el consorcio que lidera Pan American y los proyectos de YPF con el ENI y con Shell), hacia el 2032 la inyección total de gas de producción nacional pasaría de los actuales 110 millones m3/d a alrededor de 258 MMm3/d, con unos 100 millones de m3/d de exportación de GNL. Los números que más interesan a la política y a la economía combinando escenarios que hoy aparecen como deseables y posibles (escenario medio en petróleo y alto en gas) estiman una inversión total en el período 2026/2040 de alrededor de 300 mil millones de dólares, un promedio de unos 20.000 millones por año. La infraestructura de evacuación (ductos, plantas flotantes de licuefacción), aunque multimillonaria, representa alrededor del 10% de la inversión total, el otro 90% es inversión en pozos (upstream) asociada a las perforaciones para extraer el petróleo y el gas de la roca.
Las exportaciones de petróleo y gas pasarían de unos 10.000 millones de dólares en la actualidad a unos 35.000 millones de dólares a mediados de la próxima década. Son estimaciones donde las hipótesis de precios sí mueven el amperímetro. Pero recordar que, así como somos tomadores de precios en un mercado internacionalizado, somos formadores de costos domésticos. Los costos de perforación en la Argentina son todavía un 50% más caros que en Estados Unidos. Deben y pueden bajar, comenzando por los costos de financiamiento que todavía exhiben niveles altos de riesgo país, y siguiendo por los costos de los servicios que deben quedar expuestos a mayor competencia. Son los costos los que definen las referencias de break even, que determinan la viabilidad de la explotación frente a las oscilaciones de las cotizaciones internacionales.
Ahora bien: los dólares de inversión y exportación de Vaca Muerta pueden contribuir a prolongar la agonía de un modelo de desarrollo fallido, orientado al mercado doméstico, con renta que aprecia el tipo de cambio y retroalimenta la autarquía y el proteccionismo, sin encadenar otros procesos de capitalización internos; o Vaca Muerta puede inaugurar el giro a una transformación productiva con valor agregado exportable en una economía estable, donde los bienes primarios como el gas y el petróleo (alejados de los bienes y servicios de consumo directo) concatenan procesos productivos intermedios que amplían la base de capital y la productividad proporcionando recursos de renta que en parte pueden ser capitalizados en fondos soberanos que capitalicen en el exterior y sean usados en un desarrollo federal integrado. Vaca Muerta como maldición o Vaca Muerta como bendición.
De allí la importancia de articular el sector energético y el desarrollo intensivo de Vaca Muerta con un programa de desarrollo de valor agregado exportable. La Argentina va a disponer de energía abundante con precios competitivos que habilite procesos internos de capitalización y oportunidades de nuevos negocios. Podemos contar con un gas seco en boca de pozo de alrededor de 3 USD el millón de BTU. Pero esa abundancia fósil requiere también de un mercado eléctrico en expansión y recapitalizado. La reconstrucción del mercado eléctrico y su recapitalización (generación, transporte y distribución) permitirán recuperar índices de calidad del servicio y contar con generación y transporte que permitan capitalizar la abundancia de recursos primarios con un megavatio hora de 50 dólares. Todo lo que se puede traducir en una gran ventaja competitiva para una nueva Argentina productiva.
El populismo necesita una Vaca Muerta “extractiva” para prolongar la vida de un modelo decadente con pobreza clientelar y amigos privilegiados. El nuevo modelo de desarrollo necesita una Vaca Muerta “inclusiva” para consolidar las bases de un proyecto que genere riqueza y empleo y reconcilie a los argentinos con el futuro.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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