PARA NEGOCIADOS NAVALES SÍ HAY PLATA
Ingeniero naval (ITBA), MSE (U.of Michigan) y MBA (IAE).
La Prefectura Naval Argentina (PNA) y el Ministerio de Seguridad del gobierno anterior organizaron un fraude millonario días antes de su retirada al cierre del año pasado. Lanzaron el proceso ilegal e inmoral de contratación en el exterior de cuatro barcos patrulleros innecesarios, por cientos de millones dólares.
La nueva gestión es cómplice al continuar este fraude demostrando que, a pesar de su relato, sigue en pie la corrupción en la obra pública. Y para peor, ésta ocurre en el exterior sin generar ningún desarrollo nacional y beneficia a una “nueva casta” de funcionarios, militares, sindicalistas, astilleros extranjeros y sus socios locales. Para los negociados navales Sí hay plata.
Compra naval sospechosa
De modo muy suspicaz, pocos días antes del fin del gobierno anterior, la PNA publicó el documento EX-2023-134032577-APN-DCYC#MSG que licita la adquisición de cuatro barcos tan caros como innecesarios. Contrario a lo que marca la ley, el pliego está obscenamente orientado a que el diseño y las construcciones navales se hagan en el exterior siguiendo una aberrante política de estado de la PNA. Hace décadas que malos funcionarios de PNA han orientado todas sus compras navales relevantes (40 barcos) a astilleros del exterior (Alemania, España, Holanda e Israel) con el agravante de robarle el trabajo y el desarrollo a sus conciudadanos, a quienes, en realidad deberían servir y no esquilmar.
Es claramente un modus operandi contrario a los intereses de los argentinos a quienes, con las compras navales estatales externas, ya se le han robado unos 2000 millones de dólares.
Un terrible informe internacional (https://ti-defence.org/gdi/countries/argentina/) indica el altísimo nivel de corrupción en las compras navales militares existente en la Argentina.
Compra naval innecesaria
En 2018 la Armada Argentina (ARA) ya había comprado cuatro barcos patrulleros casi idénticos a los que ahora quiere comprar la PNA. Fue en una clara operación de corrupción similar a la actual de la PNA: la compra se hizo en forma directa, al astillero más corrupto del mundo, pagando un colosal sobreprecio (400 millones de dólares) por patrulleros que ni siquiera eran todos nuevos. Es que estos barcos ya habían sido rechazados por casi todos los países del mundo, al punto que el oferente, un astillero estatal francés, no había logrado vendérselo a nadie, ni siquiera a la misma marina francesa. Pero en este país generoso, los galos encontraron funcionarios abiertos a propuestas también generosas, al menos para ellos.
Sin embargo, lo más aberrante es que desde el 2020, año en que los barcos empiezan a llegar a la Argentina, los mismos han permanecido casi siempre amarrados en la Base Naval de Mar del Plata y sin ser usados para su misión: controlar la pesca ilegal. Agudizando la vista de esa postal de la corrupción naval nacional, se podría ver en el horizonte unos 500 pesqueros chinos ilegales acechando para ingresar en las 200 millas, en un festín de robo y depredación gracias a la desidia de nuestros funcionarios civiles y militares. Tantos años sin patrullaje oceánico (aun teniendo barcos nuevos) hace que las malas lenguas digan que esta “zona liberada” no sería un error, sino parte de un colosal negocio compartido entre empresarios pesqueros chinos y unos pocos militares y políticos argentinos.
"lo más aberrante es que desde el 2020, año en que los barcos empiezan a llegar a la Argentina, los mismos han permanecido casi siempre amarrados en la Base Naval de Mar del Plata y sin ser usados para su misión: controlar la pesca ilegal"
Si la Argentina ya tiene una nueva flota de barcos patrulleros, sin uso, hace más de cuatro años, ¿cómo justificar la compra de otra flotilla casi igual y con el mismo objetivo? Es que el verdadero negocio de los decisores está sólo en las compras sobrevaluadas de estos barcos. Ninguno de nosotros permitiría semejante despilfarro en la propia casa ni en la propia empresa. Entonces ¿por qué dejar que eso pase en nuestro país? Pocas naciones del mundo son tan corruptas e ineficientes en el manejo de sus flotas navales. Y más aún, ¿cómo se justifica que tengamos separadas a la PNA y a la Armada generando un montón de duplicidades como es el caso del patrullaje? Nuevamente, pocos países del mundo son tan ineficientes. La enorme mayoría tiene unificadas ambas fuerzas navales en una sola, ahorrando colosales recursos y evitando situaciones ridículas como las de estos patrulleros que no patrullan. En nuestro continente sudamericano somos los únicos con esta duplicidad y paradójicamente, somos quienes peor controlamos las 200 millas a pesar de tener dos fuerzas militares (PNA y ARA) asignadas en conjunto al control de la pesca ilegal. Es imprescindible una cuidada revisión de esa cuestión en búsqueda de una mayor eficiencia del Estado.
Compra naval traicionera
La compra de los patrulleros de la Armada del 2018 fue inmoral e ilegal (Denuncia OPV-SISA OA 18.585) pues lo impedía una ley reciente que obligaba que los barcos estatales se construyeran en el país. Sólo se permitía importarlos ante una comprobada incapacidad de la industria nacional tras la opinión fundada de gremios y cámaras navales. Pero hace seis años, el gobierno autorizó esta compra externa a pesar de los airados rechazos empresariales y sindicales que, con mucha razón, defendían la obvia capacidad de construcción naval nacional de estos sencillos barcos, como lo hacen todos los países vecinos en sus propios astilleros. Es emocionante recordar la valiente defensa de los representantes de los trabajadores navales rechazando la importación innecesaria de estos patrulleros oceánicos y explicando en detalle su facilidad de diseño y construcción competitiva en plazo y costo dentro del país. Aquella heroica defensa nacional de los mismos sindicalistas navales del 2018, se contrasta con su reciente traicionera actitud entreguista en una situación idéntica. En octubre pasado, estos supuestos defensores de los trabajadores, ante el pedido de PNA, aprobaron sin dilación la importación de barcos iguales a los que ellos mismos habían rechazado poco tiempo antes. Fue patético escucharlos (¡está todo grabado!) argumentar enfáticamente de la misma forma que en el 2018, para llegar a una conclusión exactamente opuesta. Realmente son unos genios en el manejo de la dialéctica perversa. Esa vez, un mal pensado indicó que ese repentino cambio de actitud de estos “héroes del trabajo nacional” respondería a un generoso incentivo del que, seguramente, una ínfima porción se destinaría para pintar el comedor del club del gremio naval.
Compra naval urgida
En la ridícula presentación de los mandos de PNA para pretender justificar la necesidad de importación de estos barcos, se argumentó una sola razón para eludir la ley que les marca la obligación de diseño y construcción naval nacional. Créase o no, el argumento para importar fue la URGENCIA: la PNA, el gobierno y el sindicalismo perverso se unieron para decir a coro que la industria naval nacional (12 astilleros privados y 2 públicos) es incapaz de entregar en tiempo y forma estas cuatro sencillas embarcaciones. Podrían haber sido más creativos, ya que siempre usan el mismo argumento falaz para armar estos negociados.
"Si la Argentina ya tiene una nueva flota de barcos patrulleros, sin uso, hace más de cuatro años, ¿cómo justificar la compra de otra flotilla casi igual y con el mismo objetivo?"
Al conocer esta ridícula explicación un industrial naval nacional inocentemente preguntó: ¿Cuándo fue el feroz hundimiento o el incendio voraz que acabó con toda la flota de la PNA tan de golpe? ¿En qué conflicto bélico de estos últimos días participó la PNA para perder toda la flota en forma instantánea? ¿Hubo heridos? ¿Náufragos? ¿Muertos?
La explicación de PNA fue aún más increíble: no le había ocurrido ningún desastre a la flota pero, de pronto, los altos mandos se dieron cuenta que debían reponerla porque sin darse cuenta ya cumplía 40 años. Así surge, supuestamente, la urgencia. El mal pensado de siempre comentó: “Cuatro décadas atrás, cuando se importaron los actuales patrulleros (usando este mismo argumento) ya se sabía que para esta época iban a tener que empezar a reponerse. Pero en el apuro, tanto a los altos mandos de la PNA, como a sus 35000 empleados, se les pasó por alto eso de la planificación y la ley. Recién ahora se dan cuenta y deben resolverlo con “conveniente urgencia”, lo que los lleva a pedir una excepción para incumplir la ley y poder comprar urgente en el exterior, donde las comisiones son seguras y jugosas”.
Compra naval engañosa
Para disimular la ilegalidad, la PNA mintió asegurando que dos de los barcos se construirían en el país, pero el pliego que finalmente se publicó dice otra cosa muy distinta. Las 173 páginas publicadas contienen detalladísimos requisitos técnicos y exigencias de antecedentes que asegurarían la victoria del astillero extranjero amigo de la PNA. Sin embargo, en fuerte contraste con tan extenso y minucioso detalle técnico, la exigencia de construcción nacional se resume en sólo dos líneas de la página 157. Allí, como un mal chiste, todo se reduce a la exigencia de una mera “Carta de Intención” de realizar, quizás, alguna transferencia tecnológica a algún astillero nacional. Es todo tan fraudulento que no existe el más mínimo detalle del contenido local mínimo obligatorio ni la valoración del mismo dentro del sistema de adjudicación, ni mucho menos se exige garantía alguna de ese cumplimiento. Esto muestra que a la PNA le da lo mismo que un oferente ofrezca construir todo afuera o hacerlo en la Argentina en el mismo plazo, precio y calidad. En realidad, importar todo es mejor negocio para estos militares, políticos sindicalistas, (y cámaras sectoriales pero para los argentinos decididamente no. Por eso ellos son la casta que debe desaparecer para que la nación renazca de una vez.
Ya muy enojado con esta tomada de pelo, el mal pensado de siempre comentó: “Según este pliego absurdo, con sólo pintar el nombre o unir algunas partes importadas del barco se cumpliría con la inexistente obligación de participación local. Esta es la típica operación planteada en países muy subdesarrollados por uno de los astilleros extranjeros preferidos de PNA y seguro ganador del concurso, apoyado por sus facilitadores locales, los funcionarios civiles y militares, los sindicalistas y algunos directivos de astilleros públicos y/o privados nacionales asociados al fraude”.
Compra naval mileísta
Pocos días después de que se lanzara esta licitación, a fines del 2023, el gobierno saliente, organizador original de este fraude perdió las elecciones. Asumió una nueva administración prometiendo terminar con la corrupción de la obra pública y cortar gastos innecesarios. Perfecto, pensamos muchos. Esto liquidaría la licitación de la PNA, que es el mejor ejemplo de una obra pública corrupta e innecesaria, armada por y para la casta sindical, empresaria, militar y política; que además empobrece a la nación y agranda el déficit externo por realizarse íntegramente en el exterior, robando recursos y trabajo a los argentinos.
Pasaron semanas, meses y la nueva administración ni habla de cancelar esta licitación fraudulenta a pesar de haber recibido evidencia de este fraude y propuestas para un control pesquero efectivo y eficiente sin inversión pública.
Con marcado desencanto y resignación, el mal pensado de siempre terminó diciendo en estos días: “Va a ser difícil que las nuevas autoridades del Ministerio de Seguridad, de quien depende la PNA, suspendan este negociado. Son los mismos funcionarios que en el 2017 armaron la compra directa de lanchas israelíes para PNA pagando el doble de precio de mercado (50 millones de dólares). Mientras la Justicia argentina investiga el caso (CFP 3978/2022), la de Israel ya encarceló a los directivos corruptos del astillero israelí que firmaron con la Argentina en 2017. Allá comprobaron el fraude de la venta de las mismas lanchas con el mismo sobre precio, vendidas a la cleptocracia de Nigeria, donde los funcionarios siguen libres (como acá), y a quien ya hemos superado en el ranking de corrupción naval mundial”.
Compra naval evitable
La cuestión no es muy difícil de resolver y el fraude se puede evitar fácilmente suspendiendo esta licitación (¡ahorro de cientos de millones de dólares!) y poniendo a trabajar los cuatro patrulleros que no patrullan. Desde el 2022, la PNA y la Armada (ARA) conforman un Comando Marítimo Conjunto para coordinar el control de la pesca ilegal, pero en esas reuniones ARA dice que no tiene combustible para operar los cuatro barcos nuevos que importó, y por su lado, PNA dice que necesita importar cuatro barcos nuevos para poder patrullar.
Para resolver esta terrible encrucijada casi imposible de solucionar el mal pensado de siempre le dio una gorra militar a su sobrinito y le preguntó cómo resolvería esto si estuviese a cargo de ese Comando Conjunto: “Que la Armada le preste a la Prefectura dos de los cuatro barcos que no usa a cambio del combustible para que la Armada salga a navegar con los otros dos”.
Si después de usar los cuatro patrulleros ya disponibles durante un tiempo éstos no alcanzaran se podría considerar, por ejemplo, la siguiente solución: que un privado construya en la Argentina barcos patrulleros y los opere con tripulación y comando militar, cobrándole al Estado una tarifa por cada día efectivo de patrullaje en las 200 millas.
Así se acabaría la pesca ilegal y la corrupción en las compras navales militares.
Fuente: www.NETNEWS.COM.AR
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