Lunes, 23 de Diciembre de 2024 | 08:42

G2O - Una cumbre para recordar

Por Richard Leslie Ramsay, Editor y Director de la Revista Desafío Exportar.

Terminó el temido G20 con absoluta tranquilidad, el llamado de atención que fuerzas de seguridad de otros Estados no dudarían en reprimir si empezaban disturbios que podrían poner en riesgo la vida de los mandatarios, llamó a la tranquilidad a los contratados de siempre y a los dirigentes sin duda les funcionó aquello que “no hay nada mejor que un buen susto para despertar a un mamado”. Los mamados locales de golpe se civilizaron, y algunos extranjeros que visitaban nuestro país con vistas a generar disturbios no encontraron eco y se fueron mutis por el foro.

 

El  G20 fue un éxito desde todo punto de vista en lo inmediato. El país fue conocido a través de la televisión y por los periodistas acreditados de todas partes del mundo: una publicidad marginal inigualable que permitió que nos conocieran en diferentes aspectos  turísticos y culturales, que podemos ofrecer a quienes nos visiten. Un hecho lamentable fue para el periodista y catedrático canadiense que tuvo un inicio poco feliz a causa de los delincuentes que intentaron robarlo. No podía ser diferente, era casi lo esperado. Motochorros, planeros y algunos delincuentes alentados para generar un caos que afortunadamente no existió. Más lágrimas para la ex presidente que esperaba ansiosa un caos peor que los de Hamburgo o París.

 

Esta Cumbre, la mejor organizada según algunos participantes extranjeros, con el correr de los días (meses) tendría que dar sus frutos cristalizados en nuevas inversiones, tan esperadas pero no concretadas hasta la fecha. De las conversaciones entre nuestro presidente Mauricio Macri y los presidentes y ministros que conforman el G20 podrían surgir tratados de libre comercio, que si son bien aprovechados se podrían traducir en el resurgimiento de algunas industrias orientadas hacia las exportaciones abriéndose nuevos horizontes. Asimismo, los Tratados implican importaciones, que serían bienvenidas, dado que obligarían a los empresarios argentinos -siempre proclives a aumentar desmedidamente sus precios, suba o baje el dólar-, a mejorar sus costos a favor de la gente, so riesgo de quedar afuera del mercado.

 

Un ejemplo de nuestro empresariado fue con la industria automotriz. El automóvil cero kilómetro lo vendían en la concesionaria vacío. El chasis, con lo elemental y todo el confort era optativo, aire acondicionado, tapizados, calefacción, etc. Al venir Honda, Hyundai, Nissan, entre otros, con sus autos estándar y dotados de todos los elementos de confort incluidos naturalmente, los empresarios argentinos se vieron en la obligación de competir incluyendo la mayoría de los elementos que antes eran opcionales. Es decir que frente a la necesidad de competir la gente se beneficia y los empresarios se ven obligados a vigilar sus costos. No es necesario ponerles un revólver en la cabeza para acomodar los precios, simplemente la necesidad de competir los pone en caja. Una mala praxis proteccionista instaurada por el gobierno de Juan Domingo Perón en casi toda la industria nacional, salvo algunos sectores como la industria aeronáutica que marcó un hito en Latinoamérica. Perón les dio un exagerado proteccionismo populista a los industriales y, como contraprestación, no se les exigía ni calidad ni excelencia, ni precios; práctica que en sectores se arrastra hasta hoy.

 

Algo sumamente rescatable en favor de la gente que dejó esta Cumbre, es que resulta posible amansar al loco. El grandioso papelón internacional que dejó el encuentro Boca-River, y que fuimos tapa de medios internacionales por lo salvajes que demostramos ser, no ocurrió con la Cumbre G20, dado que se avisó que las fuerzas de seguridad utilizarían las armas frente a disturbios que podrían poner en peligro a los mandatarios visitantes. Cuando hay decisión política se acabaron las palabras. El ciudadano ha vivido los últimos años como “kelpers” en su propio país. Es de desear que esta experiencia inédita haya dejado como enseñanza (independientemente de los tratados comerciales) que se puede mejorar la calidad de vida de los argentinos si se toman las medidas adecuadas,  Se hace respetar la ley, el gobierno deja medir cada paso que da si es o no políticamente correcto.

 

El G20 fue un respaldo enorme para Mauricio Macri, y no debiera dudar que si hace aplicar la ley y la Constitución Argentina, millones estarán de acuerdo. El presidente dice siempre: lo hicimos juntos. Hagamos juntos entonces un país distinto: vivible, previsible, confiable para el exterior y para nosotros mismos. Es decisión política del gobierno, y la gente lo va a acompañar.

 

 

Fuente: www.NetNews.com.ar

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