Los productores de vino aducen que este impuesto golpeará las exportaciones y el consumo doméstico en momentos en que los viñedos están recuperándose de dos malas cosechas y años de una galopante inflación que llevó a la baja del consumo interno, el cual tuvo una caida del 9,2% interanual en 2016. Cabe destacar que cerca del 70% de la producción vinícola argentina se consume dentro del país.

La reforma tributaria propone subir el Impuesto Interno al 17% para espumosas y champaña y al 10% en vinos y sidras.

Argentina, sexto productor mundial de vino y décimo exportador global, le ha costado mantenerse competitiva a nivel internacional debido a altos costos laborales, de distribución y producción.

Para los productores el impuesto sería un duro golpe y pondría un freno al crecimiento de sus exportaciones en momentos en que este nuevo gobierno busca abrir la economía argentina al mundo luego de más de una década de proteccionismo bajo el anterior gobierno Kirchnerista, y  afirman que esa medida aumentará los costos, que ese incremento se trasladará al precio final y que eso provocará una caída del consumo en el deprimido mercado interno y pondrá en peligro miles de puestos de trabajo.

Por su parte funcionarios del Gobierno han argumentado que las bebidas alcohólicas en Argentina pagan impuestos mucho más bajos que en otros países productores como el caso de Chile, donde su consumo doméstico está gravado con un tributo del 20,5%. El futuro del impuesto está en manos del presidente Mauricio Macri quien tomará una desición en los próximos días.

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Fuente: Reuters