La revolución industrial comenzó en Inglaterra en el siglo XVII y se extendió al mundo en el siglo XIX. Fue el primer cambio de paradigma en el empleo y la producción, ya que anteriormente existieron pequeñas modificaciones en la producción artesanal, con elementos innovadores que facilitaban las labores aunque no reemplazaban el trabajo del hombre, sino que lo complementaban o lo modificaban.

Hace 20 años aproximadamente empezamos a transitar una nueva revolución, que a diferencia de la industrial que se desarrolló a lo largo de tres siglos, ésta lo hará en no más de cinco décadas -recordá que ya llevamos transitadas dos-.

La automatización del trabajo, fruto de la proliferación de robots, supondrá un problema cada vez más determinante para el futuro de los trabajadores.

Estos robots pueden tener la forma de un humano como en la película “Inteligencia Artificial” del 2001 de Steven Spielberg, pueden ser más rústicos al estilo “R2D2” en la Guerra de las Galaxias, o puede ser del tamaño de un aromatizador de ambientes como Alexa de Amazon.

 

         

       David y Tedy de "Inteligencia Artificial"     R2D2 de "Star Wars"        Alexa de Amaxon

 

El común denominador de estos artefactos es la IA- Inteligencia Artificial- o AI -Artificial Intelligence-, que significa que la máquina recolecta toda la información que nosotros podamos proporcionarle, sumado a su propia capacidad de buscar en la red en milésimas de segundo, la propia solución al problema.  

Veamos algunos ejemplos, imaginemos que un niño quiere saber cómo resolver una ecuación matemática paso a paso, le pregunta a su equipo de IA y éste va a explicarle como se resuelve, y cuando el niño diga que no entiende, entonces buscará otra opción quizás más sencilla, para luego llegar a otra más compleja hasta que logre entenderlo, sin enojarse, sin atender un llamado telefónico, sin faltas por enfermedad, sin vacaciones, aguinaldo, etc, etc..y cariñosamente ya que podemos elegir el tono de su voz. #ChauMaestraParticular.

Veamos otra situación, vivís en un edificio con portero y muchas veces te debes preguntar para qué le pagas un salario, si cada vez que lo necesitas no está, ya sea porque estaba en su horario de descanso, enfermo o se encontraba en otro piso, o, o, o. Cualquiera sea la excusa, ya existen robots porteros y se están usando en los Estados Unidos  -quizás hayas visto la noticia con el famoso robot-portero que se suicidó-. Bueno el “Arturito” en cuestión tiene programa de reconocimiento facial, puede escaneara el entorno, detectar sonidos de disparos, analizar 1.500 placas vehiculares por minuto, filmar grabar y transmitir en vivo en 360 grados y enviar notificaciones en tiempo real sobre cualquier cosa anormal que detecte para que sea analizada por un humano. #ChauPortero #ChauGuardiasdeSeguridad

 

 

                                                     K5 el Portero

 

Algo similar ocurre con Watson de IBM. Anualmente se publican 50.000 artículos de investigación oncológica. Para el año 2020 la información médica se duplicará cada 73 días. ¿Cómo podría un médico conocer tanta información?. La respuesta es Inteligencia Artificial, en este caso IBM propone una nube que alberga toda esta información, junto con el seguimiento del pacientes, ensayos clínicos, nuevas drogas etc., para que desde una sola plataforma pueda visualizarse el mejor camino para hacer un tratamiento, reduciendo los costos y el tiempo de búsqueda. Este sistema también tiene modelos predictivos que pueden ser de mucha utilidad para los Gobiernos interesados en políticas a largo plazo. Acá no vamos a decir #ChauMédico pero sí vamos a decir que el mundo de la medicina tendrá también su cambio de paradigma.

 

 

Los pobres una vez más los más afectados

 

Según un informe recogido por el Financial Times y elaborado por el Boston Consulting Group (BCG) los que tendrán menos posibilidades de adaptarse a los empleos del futuro serán los que provienen de contextos sociales desfavorables. “En el futuro, con la sustitución de los empleos manuales, habilidades como la confianza y la comunicación pasaran a ser más valiosas”. Eso conllevará “mayores oportunidades” para las personas de clase alta, que suelen tener más opciones de potenciar estas facetas, gracias a una vida social más sofisticada y una mejor educación.

Según el mismo informe al menos 280.000 contadores y 75.000 empleados legales en gran Bretaña, se irán a la calle con el empuje de la tecnología. Una muestra del impacto que viene.

La Universidad de Oxford también advierte que el 47% de los empleos en Estados Unidos está en peligro de desaparición.

Según la especialista Internacional Arancha González, Directora de la Internacional Trade Center, 8 millones de cajeras y 4 millones de camioneros quedarán sin empleo en los Estados Unidos en los próximos ocho años.

 

El nacimiento de nuevos empleos

 

No obstante, el informe de BCG apunta que mientras la robotización acabará con numerosos puestos de trabajo de baja cualificación, generará mayor demanda en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Diversos expertos apuntan en esa dirección: se destruyen empleos, pero se crean nuevos y con nuevas características.

Pero si esas características requieren formación y unas habilidades que deriven de ella, las clases bajas lo tendrán mucho más difícil para seguir trabajando una vez que los robots los sustituyan en su empleo de toda la vida.

Europa piensa en un futuro laboral "subsidiado" por las ganancias que provengan de los robots, IA y alogaritmos, y no es una idea descabellada.

Cómo dijo Sócrates hace más de 2.600 años “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”. Lástima que aún nuestros gobernantes sigan pensando en el día a día y no en una agenda en común con todos los partidos políticos, que definan políticas de estado que nos preparen para el tsunami tecnológico-laboral que se viene.

 

 

Por Choele Duran

Fuente: www.NetNews.com.ar