Lunes, 23 de Diciembre de 2024 | 23:25

Promesas de campaña, amores de estudiantes

Hace varios meses, en este mismo portal, escribí (sin tener la bola de cristal) que era muy difícil que fuera aprobada la ley de Marina Mercante y la ley de Industria Naval, no basándome en algo concreto, sino en la intuición. Los intereses del gobierno están puestos en otros objetivos que están alejados del transporte marítimo y la industria naval.

El proyecto de Horacio Tettamanti, impulsado en la Cámara de Diputados por el diputado (FpV) Gustavo Martínez Campos, era desde todo punto de vista inviable toda vez que supeditaba a la marina mercante a la industria naval, cuando es absolutamente lo contrario: el negocio es de quien le da impulso a las industrias conexas. Tettamanti lo hizo pensando en su astillero para convertirse en el rey de la industria naval argentina. Un error que llevó muchos meses enmendar a través de un proyecto de ley totalmente consensuado por los sectores involucrados: empresarios y sindicalistas; capital y trabajo juntos tratando de recuperar una fuente de ingresos genuina a través de los fletes. El diputado nacional Gustavo Martinez Campos, se cargó el proyecto sobre sus hombros y hablando con todos los sectores consiguió limar las asperezas y lograr un documento aceptado por todos.

 

La proximidad de las elecciones hizo que no se tratara la ley. Las elecciones más importantes que las necesidades del país.

 

Mauricio Macri fue invitado a un almuerzo por Julio Gonzalez Insfrán, Secretario General del Sindicato de Patrones y Oficiales Fluviales, para hacerle conocer la preocupación y la necesidad de contar nuevamente con una flota fluvial en condiciones de competir con la bandera de dos países que no existían cuando la Argentina ya era dueña absoluta de los ríos, me refiero a Paraguay y Bolivia. Hoy ambas tienen las flotas más importantes que surcan la Hidrovía, mientras Argentina paga el dragado y el mantenimiento.

 

Lo que se suponía sería una clase didáctica para el candidato a presidente, resultó una sorpresa para los participantes de dicha reunión. Macri conocía perfectamente el tema. Obviamente, quedó la promesa de sancionar ambas leyes: marina mercante e industria naval, si resultaba electo presidente.

 

Promesas pre-electorales, como los amores de estudiantes, “flores de un día son”.

 

El gobierno está en la búsqueda de préstamos y colocación de bonos, cuando tiene a su alcance la generación de divisas a través de los fletes, que aumentarán en volumen, porque el mundo necesita cada vez más alimentos. Millones de dólares en fletes de los que Argentina transporta apenas el 3%. Toneladas de granos y aceites que se producen en nuestro país, y que los transporta Paraguay y, en menor medida, Bolivia.

 

Lo que nos separa de la Argentina Fluvial es que las empresas argentinas -por asimetrías y competitividad- se radicaron en Paraguay y aquí sólo queda un pequeño remanente de aquella.

 

De la marina mercante de ultramar no quedó nada: 50 buques propios de ELMA, más los charteados, más las empresas privadas reunían un tonelaje de casi 3.000.000. Hoy no se ven buques de argentina en ningún muelle del puerto de Buenos Aires.

 

Lo único que nos separa de volver a tener algo de aquella flota es romper con las asimetrías que nuestro mismo país originó. Expulsó a los armadores, al sacarlos de competitividad. El mismo combustible que los buques de bandera argentina pagaban, los de bandera extranjera pagaban casi un 30% menos, mientras que aquí obligaban a navegar con 36 hombres, en el exterior navegaban con 18. Los cocineros cobraban horas extras para dar de comer ya que tenían el mismo régimen que el resto de los tripulantes así que su horario de trabajo lo cobraban el doble. Absurdos que mataron a la marina mercante argentina.

 

Mauricio Macri fue una esperanza, una brisa fresca en la refundación del pabellón nacional otra vez surcando la Hidrovía. Otra frustración. Olvidó todo lo aprendido y es otro presidente más que le da la espalda a una actividad generadora auténtica de divisas.

Los armadores argentinos se han comprometido a comprar buques, a traer los que están en banderas de otro país, con la sola condición que se equilibren las asimetrías.

 

Mauricio Macri olvidó las promesas y sus subordinados, que poco y nada saben de la actividad se manejan con el Excel en sus computadoras, olvidan que en esta tierra hay ciudadanos.

 

 

Por Richard Ramsay

@RichardRamsay

 

Revista Desafío Exportar (mas noticias)

Fuente: www.NetNews.com.ar

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