depredAR un programa nacional, una política de estado
Ingeniero naval (ITBA), MSE (U.of Michigan) y MBA (IAE).
En los últimos años varios gobiernos argentinos lanzaron programas nacionales para atender importantes temas específicos: potenciAR, conectAR, alimentAR, hogAR, sumaAR, etc. Fueron programas focalizados, muy promocionados, y en su mayoría tuvieron una vida relativamente corta ya que cada nueva administración suele destruir lo hecho por la anterior con ese afán refundacional nacional tan característico como destructivo.
Pero hay un programa que se destaca y que es diferente al resto: sin promoción alguna abarca todas las áreas nacionales y es inmune a los cambios de gobiernos; es el Programa Nacional depredAR.
Estas características únicas de transversalidad temática e ideológica lo convierten en la única verdadera Política de Estado que al menos yo he conocido en Argentina en mis 64 años. Hay que reconocer que es un programa exitoso por sus impresionantes resultados, pero extrañamente es huérfano, ya que nadie se hace cargo de su paternidad.
La depredación del Estado es un mecanismo de aniquilación sistemática de recursos nacionales. Por un lado, destruye recursos naturales, siguiendo el concepto más habitual de depredación (sobre pesca ilegal, emisiones nocivas, etc.). Pero también aniquila recursos económicos, ligados a la corrupción (sobreprecios, sobornos, etc.). Finalmente, este mecanismo se ensaña además con los recursos sociales, como el desarrollo, la salud y la vida misma, generando desempleo cuando, por ejemplo, se promueven desde el Estado, importaciones industriales innecesarias.
A la hora de pensar en las razones del gran éxito del programa nacional depredAR es habitual caer en el error de considerar que la corrupción es su única fuente inspiradora. Si bien prácticamente siempre está presente en algún grado, también hay otros orígenes que explican el fantástico desarrollo de la depredación del estado argentino. Ente ellas se destacan la incapacidad, la mezquindad, el desinterés y la falta de empatía con la gente de parte de algunos funcionarios civiles y militares.
"La depredación del Estado es un mecanismo de aniquilación sistemática de recursos nacionales"
Estoy seguro que este sistema depredador sólo funciona en la oscuridad y que sus mecanismos se traban cuando son develados. Eso se ve claro cuando salen a la luz ciertas investigaciones periodísticas o judiciales, ante las cuales el mecanismo reacciona automáticamente censurando a la prensa o atacando a los fiscales.
Por eso, una parte de mi esfuerzo profesional lo dedico justamente a develar el mecanismo de la depredación argentina. Y lo hago con la seguridad de que no hay crimen perfecto y que sacando a la luz lo que cada uno de nosotros vio o escuchó, vamos a empezar a parar esa depredación que arrasa a nuestra nación.
Uno de mis aportes profesionales más recientes es la investigación y denuncia de los casos de éxito del programa nacional depredAR dentro del mundo naval. Y lamentablemente son muchos, demasiados. Es que se requiere un gigantesco esfuerzo para frenar las colosales capacidades navales nacionales.
Algunos de los casos navales del programa depredAR son:
- los cuatro patrulleros oceánicos (OPV) para la Armada, importados ilegalmente, con sobreprecio y en forma directa del astillero estatal francés identificado como el más corrupto del mundo. Podrían haberse construido en el país como lo hacen todos los países de la región.
- la insólita inactividad de los OPV, amarrados por muchos meses en su base de Mar del Plata facilitando la continuidad de la pesca ilegal descontrolada en las 200 millas.
- las cuatro patrulleras fluviales (SHALDAG) para la Prefectura, importadas innecesariamente y en forma directa de Israel con más del 100% de sobreprecio que, además, resultaron inadecuadas para el servicio.
- la inaceptable estadística que señala que la Prefectura nunca compró un barco en el país. Los importó siempre y en forma muy sospechosa.
- las dos licitaciones fraudulentas del INIDEP para favorecer a un astillero español en la compra de barcos de investigación pesquera.
- la próxima y mucho mayor licitación del INIDEP que parece igualmente orientada que las anteriores.
- la preferencia estatal a usar viejos remolcadores importados en el servicio para ENARSA en vez de modernos remolcadores de competitiva construcción nacional.
- la sangría de recursos y depredación por la descontrolada pesca ilegal.
- la concesión -eternamente prorrogada en forma sospechosamente directa- del Dragado de la VTN: subsidiada, contaminante y excluyente.
- la promoción de la importación de embarcaciones viejas sub standard y contaminantes (chatarra naval) para la pesca, el transporte, los puertos y otros servicios.
- la muy sospechosa compra de baterías sub standard para el ARA San Juan que sería una de las probables causas de los 44 asesinatos.
- las dañinas políticas públicas y millonarias pérdidas de los astilleros públicos
- el gran desperdicio de las gigantescas infraestructuras navales estatales mínimamente utilizadas (BNPB, Tandanor, Storni y ARS).
- la fraudulenta orientación del proyecto del Buque Polar para beneficiar a un astillero finlandés.
- las crecientes barreras impositivas, gremiales y reglamentarias que impiden el desarrollo de la marina mercante nacional.
- las inexistentes o raquíticas acciones promocionales para volver a tener una industria naval crecientemente competitiva en el mercado nacional y la exportación.
- la actual negociación de compra de 4 submarinos (3000 MMUsd) al astillero francés, líder de corrupción mundial, o al de Alemania, que en los 70´nos vendió un astillero para hacer submarinos donde nunca se logró construir ninguno.
- el mal uso del millonario FONDEF (Fondo Nac. de la Defensa) que supuestamente priorizaría a la industria nacional y en realidad es usado para financiar compras navales en Francia, por lo que se lo rebautizó Fondo para el Desarrollo de Francia.
… y siguen los casos.
Los números son gigantescos y las unidades de medidas muy variadas: Toneladas de pesca ilegal, Millones de m3 de emisiones nocivas, Miles de puestos de trabajo perdidos, Millones de dólares robados y de divisas desperdiciadas y, además, demasiadas muertes inocentes.
En resumen, la depredación del estado es un negocio de pocos con colosales beneficios medidos en millones de dólares, pero con costos pagados por muchos, medidos con pobreza, subdesarrollo y hasta con sus vidas.
Mi investigación señala que el daño económico directo en el área de construcción naval es del orden de los 9,000 millones de dólares y que el 42% se concentra en la Armada y la Prefectura. Esto último se explica por la altísima facilidad de corrupción que existe en el sistema de compras en las áreas de Defensa y Seguridad, que nos ubica entre los 30 países peores del mundo, según el Informe 2020 del Government Defense Integrity Index de Transparency international.
Si esto ocurre en el minúsculo mundo naval que yo conozco, es inimaginable el tamaño que tiene la depredación estatal en el resto de la realidad nacional. Es colosal. Y esa es exactamente la escala necesaria para lograr sumergir a un país como el nuestro.
Para quienes crean que la situación no es tan grave y que esto mismo les pasa a todos los países del mundo, les traigo una mala noticia. Según el Corruption Perception Index 2021 que publica Transparency International, Argentina es el tercer país del mundo que más creció en corrupción global en el 2020-2021, sólo nos ganó Botswana y Belarus. Sin palabras.
¿Qué hago?
Investigo los casos navales de depredación nacional y cuantifico su impacto económico, social y ambiental. Cuando estoy convencido de la solidez del resultado lo comparto con todos los que puedo, para que la noticia se desparrame: conferencias, libros académicos, novelas, papers, documentales, notas periodísticas escritas, radiales y televisivas. En algunos casos y en la medida que puedo hago denuncias más formales en la Oficina Anticorrupción, la Justicia Federal, el área de investigación interna del Banco Interamericano de Desarrollo y plataformas internacionales de denuncias como Corruption Tracker, Shadow World Investigations, y otras.
¿Por qué lo hago?
Pues aprendí que no es suficiente sólo aportar soluciones, como intento hace ya cuatro décadas desde mi lugar de profesional, empresario, funcionario o docente e investigador. También hay que trabajar para frenar esta depredación sistémica pues mientras se mantenga tan fuerte como es hoy, todo el resto que hagamos nunca alcanzará.
Para denunciar con libertad, hace unos años decidí dejar de ser “alguien” con cierto prestigio en el sistema industrial naval nacional y ascender a ser “nadie”. Sólo desde esta nueva posición de privilegio pude empezar a decir las cosas tal cual son, sin vueltas, sin medias tintas, sin importar el gobierno de turno o las consecuencias políticas. Es que con los años aprendí que muchas veces, las corporaciones sindicales, políticas y empresarias están más cerca del problema que de la solución.
Soy Raúl Podetti y quiero parar la depredación de la Argentina.
Escribime a podettiraul@gmail.com, seguime en twitter @RaulEPodetti, o visitá mi web www.industrianaval.com.ar
Fuente: www.NetNews.com.ar
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