Domingo, 24 de Noviembre de 2024 | 18:10
Comercio Exterior

La importancia de proyectar el Mercosur

Sólo bastan algunos pocos datos para visualizar el papel que juega Argentina en el mundo del comercio global. Según números del Banco Mundial base 2018, Argentina participa con un 0.3% en el comercio mundial, contra 2.4% de Canadá o Australia, y 1.2% de nuestro aliado comercial y socio “estratégico” Brasil.

A su vez, si medimos la relación comercio exterior / PBI tenemos que el mundo promedio alcanzó un 59%, LATAM promedio 47%, y Argentina 30.7% - sólo por arriba de países como Sudán, Burundi, Nigeria, y aún de Brasil, que llega a un escaso 29% - aunque cabe destacar que en este último caso un 25% representan manufacturas de origen industrial (MOI). Aún así, y considerando que Brasil es la 9va economía del mundo, resulta bastante decepcionante que su performance externa sea tan pobre. Pues bien, es este bajo rendimiento de Brasil lo que lo impulsa, de una vez por todas, a abrirse al mundo y buscar acercarse comercialmente desde el Mercosur hacia países como Canadá, India, Corea del Sur, Singapur y otros.

Algún fervoroso nostálgico del “vivir con lo nuestro” podría decir que dicho concepto le ha servido a Brasil para transformarse en la 9va economía del mundo y atraer inversiones por USD 78 Bill contra tan sólo USD 11.8 Bill de Argentina, según datos del BM base 2018. Sin embargo, resulta evidente que hay una pequeña diferencia de mercado interno entre ambos países: Brasil tiene 210 millones de habitantes con 25% de pobreza mientras que Argentina cuenta con 44 millones y un índice de pobreza superior al 40%, siempre base 2018. Basta un poco de matemáticas para darse cuenta de las posibilidades de uno y otro.

Lógicamente y si bien la data mencionada no alcanza para arrimar alguna conclusión, tampoco hace falta ser un genio para advertir que desde lo estratégico, Brasil pugna por abrirse al mundo y encarar una suerte de reingeniería de su estructura productiva, mientras que Argentina pareciera estar cómoda compartiendo vitrina con países africanos y lejos del promedio de apertura económica de sus vecinos latinoamericanos. Casi como si quisiera aferrarse a la caída libre de los últimos 70 años. Si el Mercosur como bloque avanza en negociaciones con países como Canadá, Corea del Sur, Singapur, India y otros, por qué Argentina se muestra reacia a avanzar y solicita un trato diferenciado al estilo Burundi? Acaso no hay valor agregado en una negociación con Canadá? Acaso Canadá no es una superpotencia energética y número uno en prospección y explotación minera? Acaso Canadá no es un gran productor y exportador de MOI que requiere reducir su dependencia comercial de los EEUU? Acaso no producen trenes, aviones, buques, equipos de prospección, aparatología médica, bienes de capital que en Argentina no existen o bien podrían complementarse?  

Acá tenemos la cordillera más extensa del mundo, y ellos tienen la tecnología y el know-how para explotarla. Acá tenemos Vaca Muerta, y allá tienen una larga experiencia con los oil sands. Claro, alguno dirá que allá han hecho desastres con el medio ambiente en la provincia de Alberta. Pues bien, dejemos los desastres allá y traigamos el know-how acá – eso se llama estrategia. Convendría tener una. La gran oportunidad no reside en empantanarnos sobre disputas con los certificados de origen y otros temas puntuales, sino en negociar dos aspectos claves para que Argentina se encamine hacia el futuro de modo – no brillante – sino tan sólo razonable: vender más, para lo cual se requiere comprar más; y atraer tecnología y know-how para explotar las enormes riquezas del país con vistas a abastecer al mundo y no sumergirse en el “vivir con lo nuestro” de 44 millones de personas – masa crítica con modesta capacidad de consumo que no califica para inversiones de gran escala. Incluso para proyectos de infraestructura, los cuales resultan críticos para apalancar otros proyectos productivos con IDE que la potencien, Canadá muestra fortalezas considerables. Pero la clave reside en promover la inversión en Argentina no pensando sólo en el pequeño y casi insignificante mercado que somos, sino en los mercados globales ávidos de productos primarios, energía, MOI, bienes de capital que podríamos producir aquí para abastecer el planeta.

 

Acaso la UE no posee un magnífico mercado de capitales, know-how y tecnología que es todo lo que Argentina necesita? Acaso no hay años de desgravación arancelaria en el acuerdo Mercosur-UE para que la industria argentina se aggiorne y busque alianzas estratégicas y joint-ventures que le permita a sus industriales y desarrolladores – otra vez – generar IDE proyectada a abastecer al mundo, y no mayoritariamente al muy modesto y poco dinámico mercado doméstico? Si fuera esto último, resulta claro que el enfoque estaría totalmente errado, aún cuando se esgrimieran nobles conceptos tales como generar trabajo de calidad, reducir la pobreza, apoyar las economías regionales, o proteger a los más vulnerables dentro del marco de las llamadas “conquistas sociales”. Nada de esto ocurrirá si Argentina no se abre al mundo y decide continuar pensando en escala doméstica.

Lógicamente, todos los países ponen sobre la mesa medidas arancelarias, para-arancelarias de índole fitosanitarias de compleja definición, y trabas de todo tipo a los efectos de negociar mejores condiciones. Pues bien, a negociar entonces y avanzar de manera inteligente, estratégica, y combinando cierto grado de apertura del mercado doméstico con dotaciones de capital de inversión en sectores estratégicos de alto dinamismo. O acaso la minería, la pesca, la forestación, el litio, el shale gas, el turismo, los FFCC, los corredores logísticos, las energías alternativas, la energía nuclear, la geotermia, los bio-combustibles, el transporte aéreo, el transporte fluvial y la hidrovía Paraná-Paraguay, la industria naval, la industria automotriz, la industria del conocimiento y muchos otros segmentos no poseen potencial y dinamismo para proyectarse al exterior? Argentina debe soltar varias anclas estructurales, cambiar  ideologías por pragmatismo, y priorizar su relación con el mundo para proyectarse de una vez por todas de manera inteligente.

Si se ha podido avanzar con China en una serie de segmentos de exportación y en la realización de ciertas inversiones en energía solar, energía nuclear, hidroelectricidad, e infraestructura, por qué no avanzar en ese sentido con la India, país el cual ofrece enormes oportunidades para nuestros productos, aunque también exija cierto nivel de apertura para sus productos. Para vender, hay que comprar – no hay fórmula mágica que permita que un país tan sólo se dedique a vender sin mostrar intención de compra. Sin embargo, Argentina requiere de un fuerte repunte de IDE para crecer, todo lo cual puede ser muy buen negocio también para el inversor toda vez que Argentina decida abrirse e integrarse en serio al mudo del comercio global. De ese modo, el inversor podría imaginar acceder a mercados globales a partir de producir en el Mercosur con materia prima regional y mano de obra nacional. De continuar nuestro país siendo uno de los más cerrados del mundo, Brasil será el gran participante mientras que Argentina tendrá un rol absolutamente irrelevante.  

En dónde quedó la salida de Argentina al Pacífico y la integración con la Alianza del Pacífico?, todo lo cual sería más que bienvenido por potenciales inversores de la UE, Canadá, la India o Corea del Sur a la hora de justamente avizorar la mencionada proyección de Argentina al mundo. O acaso Corea del Sur no es un modelo de economía exportadora de productos al mundo – podríamos aprender algo de ellos, y con ellos, verdad? Y qué hay de Singapur y sus USD 65 mil p/cápita de PBI? Acaso no podríamos atraer capitales de allí para potenciar algo de lo que ellos saben hacer muy bien para luego proyectarlo al mundo? Qué saben hacer? Plataformas de petróleo off-shore; construcción y reparación naval; operaciones portuarias; electrónicos; petroquímica; educación; minería etc. En los 60s Singapur era un país con muy escasa industrialización hasta que de a poco, se fueron abriendo e integrando al mundo con el objetivo de atraer IDE y a partir de allí proyectarse al mundo. Ciertamente, Singapur no se dedicó a proteger ineficientes y venderle caro y poco, a pocos. Algún parecido hasta aquí?

 Algo es seguro: todo esto requiere de pensamiento estratégico, ya que de otro modo, y sin tener Argentina un plan de desarrollo estratégico, el gran ganador será Brasil, dado el tamaño y potencia de su mercado doméstico así como también su voluntad en avanzar hacia una integración inteligente con el mundo. No hay que olvidar que Brasil también podría representar una fuente considerable de IDE para Argentina. Ahora bien, el diseño de un plan estratégico debiera considerar muchas aristas que justamente han sido las causales del estrepitoso decaimiento de la Argentina en los últimos 70 años. En las reformas estructurales – en serio, la integración estratégica y la apertura inteligente al mundo está el camino.   

      

Por Alejandro Arroyo Welbers

Director ITBA Maestria Logistica de Proyectos y CEO Southmark Logistics SA

Artículo publicado en la revista DESAFIO EXPORTAR de Junio

Fuente: www.NetNews.com.ar

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