“Aceptaremos la impunidad para convertirnos en pigmeos?”
La corrupción y “el cobertor” no son hechos concretos, son más bien parte de una red de pequeños eslabones que reportan en cada área enquistada en el Estado para que el tiempo se detenga y nada se esclarezca.
En marzo te adelanté el sustrato sobre el cual se montaría la “Operación Lavandina para todos y todas”: la Justicia, aquella que recibía a Alberto Fernández en la mismísima Corte Suprema de Justicia, algo que te conté hace mucho, cuando sucedió. Posteriormente, en mayo, Jorge Lanata dio a conocer los audios de la “Operación Puf Puf”, destinada a voltear la causa de los cuadernos, por eso, ahora, retomo la letra chica de “Operación Lavandina” en la que afirmaba que Cristina plantearía “el renunciamiento” a cambio de la “indulgencia” sobre las sendas causas de la que es principal objeto de investigación.
En aquel texto predictivo, sugería cómo y con quiénes la ex presidente obtendría ese indulto (una suerte de “aquí no pasó nada”), bajo el argumento de “la necesidad de la pacificación y unión nacional” en pos de enfrentar la tarea de gobernar la indomable Argentina.
Decía, además, que el “perdón” vendría de la mano de parte del espectro político que otrora la enfrentaba, que también está contaminado por el germen de la corrupción sistémica que socaba los cimientos de las instituciones argentinas. De hecho, el cónclave del radicalismo prometía eso. Parte de los caciques históricos de la UCR, que estuvieron en la factoría de “Cambiemos” haciendo “Gualeguaychú”, claudicaron ante el relato que antes combatían. Todos indicios concordantes del plan por el cual la unión de hombres y mujeres de otros espacios, condonarían las múltiples penas que -en un país en serio- tendría la ex presidente que -recordemos- ostenta en su haber: una prisión preventiva efectiva, dos juicios orales en puerta, varios procesamientos e innumerables imputaciones.
Te decía que bajo su “pollera cobertor” se esconderían quienes tal vez, de otras sutiles formas, también participaron del robo al Estado que nos dejó un país en default, con inflación reprimida del 700%, déficit fiscal de U$S 40.000 millones, pobreza del 30%, atraso cambiario y cepo, déficit energético, déficit comercial, reservas netas negativas del BCRA y una fuga masiva de divisas a nombre de “los testas”.
Dicho esto, repaso: Cristina necesita, pero también sus oponentes. Si un ex ministro, tuvo una relación con la hija del dueño de una cadena de Farmacias en General Rodríguez, y ésta termina muerta en un accidente al lado del socio de un narcotraficante del Nordelta en fuga; algo de todo esto podría remitir al financiamiento político y al tramado de favores que, los dueños del poder en la Argentina, se deben unos a otros.
Entonces, “la corrupción y el cobertor” no son hechos concretos, son más bien parte de una red de pequeños eslabones que reportan en cada área de la estructura del Estado para que el tiempo se detenga y nada se esclarezca. La efedrina importada, bajo el mandato de Aníbal Fernández en tiempos de Cristina, parecería ser que alimentaba las arcas “de todos y todas”, sin distinción de credo o partido.
En su característica clásica de repartir lo ajeno, el peronismo dotó a los viejos caciques de otros sellos políticos del marco necesario para infringir la ley y el orden, a punto tal de “hacer la vista gorda” para “que pasara el camello por el ojo de la cerradura”.
De nuevo, quién de la vereda opuesta podría señalar al corrupto si todos maman de su teta?
Si un dirigente predica con el ejemplo, tal es el caso de la diputada nacional Elisa Carrió, las operaciones de prensa (que no son más que sobres o valijas que reciben los “periodistas”, muchos de ellos ni siquiera profesionales), reverdecen a toda hora del día sin que llame la atención del curioso ciudadano.
Por eso digo esta vez. que parte de la Argentina está eligiendo aliarse a los pigmeos de la tribu Korawai, aquella que en el sureste de Papúa, aterroriza con sus prácticas de canibalismo ante los escandalizados ojos occidentales y cristianos.
La mayor parte del pueblo -pieza sacrificial de todos los gobiernos-, acepta y siente su nueva condena, aún con la esperanza de que sea la última vez; aún con la necesidad de ver las cabezas rodar para resolver su propia revolución interna, esa que hizo que resolviera con pensamientos, la praxis francesa de la guillotina.
Queda hoy, todavía, una ciudadanía que se exaspera cuando Pichetto presenta un proyecto de ley para crear una comisión bicameral que controle la estación china de explotación espacial, ubicada en Neuquén; porque lo interpela diciendo: “Dónde estabas cuando tu jefa firmaba el convenio? Cómo quieren solucionar un problema que Uds. mismos crearon?” Muchos de los pensantes no son precisamente macristas, simplemente decidieron un rumbo sensato para que el país donde vive de un primer paso hacia la prosperidad.
Todavía hay quienes quieren crear con el ejemplo los cimientos de la tierra arrasada por la Atila que arrinconó a la República Argentina en su mejor etapa de viento de cola, muy a sabiendas de que serán los primeros sacrificados.
Sin embargo, por más que nos esforcemos, no ha nacido aún la dirigencia lúcida y transparente que necesitamos, todavía nos queda la tarea de sufrir la agonía de los cadáveres políticos, cuyo cuidado paliativo consiste en vampirizarnos.
Veremos, entonces, desfilar a esos trastos viejos con ideas medievales agitando chorizos y empuñando armas, aquellas que robaron y que duermen un sueño que está a punto de despertar, porque gane quien gane, la sangre correrá como en los ´70 para reeditar la montonera y dar otra vuelta a la Argentina circular.
De ganar la fórmula Fernández-Fernández con el aval de la ancha avenida del medio, la impunidad quedará garantizada y la Argentina se vestirá de luto anticipando el entierro de sus muertos. De continuar en el poder Mauricio Macri, éste tendrá que hacerse cargo de los presos y ex funcionarios corruptos que tienen armas dispuestas a usar contra el pueblo que reeligió el cambio. Consecuentemente se reeditará la montonera de los ´70, porque la lucha de los ciudadanos de bien es por la desarticulación de las mafias enquistadas en todos los estamentos del Estado ya que el pueblo sabe que ésa fue la fuente de la perdición. Entonces, Macri -que muy posiblemente lidere ese cambio- deberá echar sus propios baldes de lavandina en cada vínculo del entramado creado por operadores que responden a distintos sectores de la actividad política, sindical y empresarial. Y deberán caer todos: los partidos centenarios relacionados con el dinero narco en su financiamiento; la timba financiera; los históricos operadores en la Justicia; los servicios serviles a cualquier tutela, para combatir el poder de juego de las armas de los que están del otro lado de la grieta.
Lo que se viene no termina en la elección de octubre. Empieza una historia más pesada que se dirimirá en la calle, como en el pasado. Solo un pueblo pensante y dispuesto a todo podrá ganarle al diablo, al mejor amigo de Dios, que atiende en la Argentina. “Ahora esperamos que el juez opere”, dice Valdez, algo que tiene que ver con el saqueo al país, con la impunidad y con los asesinatos.
Finalmente diré que en la actualidad existen algunas tribus ajenas a la globalización, una de ellas es la etnia Korowai, que subsiste comiendo a sus rivales -un pueblo aborigen del mismo sureste de Nueva Guinea Occidental, llamados khakhuas-. Nos sorprenderemos a nosotros mismos aceptando la impunidad en pos de convertirnos en esos pigmeos?
Por Lic Marcela Viviana Jaimes
Fuente: www.NetNews.com.ar
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