La importancia de la gestión del riesgo en la gestión del sistema de aviación
Por Julia CorderoAbogada. Máster en Políticas Públicas y Seguridad, Paz y Conflictos Internacionales
El riesgo es inherente a todo proceso y actividad humana y está presente en todos los sistemas desde los más simples hasta los más complejos, pues en cualquier acción existe cierta incertidumbre debido a circunstancias que no es posible controlar anticipadamente. De acuerdo a una definición general de riesgo se puede entender como la proximidad o posibilidad de que suceda un daño o perjuicio. Claro está que el riesgo no es posible eliminarlo, sino lo que se busca en cualquier situación es identificarlo, evaluarlo y gestionarlo de manera tal de mitigar sus efectos.
De eso se ocupa la gestión del riesgo, herramienta que hoy resulta esencial para alcanzar los objetivos en cualquier sistema o ámbito organizacional.
En el sistema de transporte aéreo la gestión del riesgo es fundamental para garantizar la seguridad, eficiencia y sostenibilidad de las operaciones aéreas. En un entorno tan complejo y dinámico como el aeropuerto, donde convergen múltiples actores, tecnologías e infraestructura, la identificación, evaluación y mitigación de riesgos se convierten en pilares imprescindibles para proteger a los pasajeros, personas que trabajan o transitan, las instalaciones y las aeronaves.
Debido a la complejidad de las operaciones aéreas y otros factores subyacentes como la gestión multiagencial, la conexión entre países y la necesidad de estandarización internacional de sus normas, este sistema es uno de los más regulados a nivel mundial, lo que lo transforma en el medio de transporte más seguro de acuerdo a las estadísticas de accidentes aéreos.
Sin embargo, al igual que en el resto de las actividades no existe seguridad absoluta y el riesgo es un factor siempre latente, que es mitigado a niveles bajos a través de la aplicación de normas estandarizadas y procedimientos para todas las actividades necesarias para que vuele una aeronave.
"En el sistema de transporte aéreo la gestión del riesgo es fundamental para garantizar la seguridad, eficiencia y sostenibilidad de las operaciones aéreas"
La seguridad aérea está integrada por dos componentes diferenciados y vinculados a la vez: “safety” y “security”. De acuerdo a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), mientras que la primera refiere al estado en el que el riesgo de lesiones a personas o daños a bienes se reduce a un nivel aceptable mediante un proceso continuo de identificación de peligros y gestión de riesgos, con un enfoque en la prevención de accidentes e incidentes aéreos y el riesgo operacional; el segundo componente “security” resulta el conjunto de medidas y recursos (humanos y materiales) para proteger la aviación civil de actos de interferencia ilícita, como el terrorismo o el sabotaje. En términos coloquiales “safety” engloba la seguridad operacional y “security” la seguridad física.
Las normas y recomendaciones emanadas de la OACI que regulan ambos componentes están diseñadas en un enfoque basado en riesgos, que se complementa con los procesos de mejora continua y cooperación internacional. Tanto el Anexo 17 al Convenio de Aviación Civil Internacional -más conocido como Convenio de Chicago- sobre protección de la aviación civil contra actos de interferencia ilícita y sus normas asociadas que regulan “security”, como el Anexo 19 sobre gestión de la seguridad operacional y los restantes anexos y normas que regulan “safety” establecen métodos y procedimientos para la evaluación del riesgo a partir de la identificación, evaluación y la mitigación de amenazas potenciales. Para tal fin integran un enfoque proactivo e integral, con la participación de todos los actores que componen este sistema.
De acuerdo a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) la aviación civil debe erigirse sobre cuatro principios esenciales: las medidas basadas en el riesgo, la aplicación de los estándares mundiales, el desarrollo de capacidades para apoyar el reconocimiento mutuo de las normas y el intercambio de información, que constituyen la base para alcanzar una aviación eficiente, sustentable y segura.
Ahora bien, en lo relativo a “security” la OACI, en el mecionado Anexo 17, insta a que cada Estado evalúe constantemente el grado de amenaza para la aviación civil y apruebe un Programa Nacional de Seguridad de la Aviación Civil que estará basado en una evaluación de riesgos. Entonces, el riesgo en términos de “security” es la probabilidad de que se ejecute un acto de interferencia ilícita, dentro de los que podemos enumerar a modo de ejemplo como el apoderamiento ilícito de aeronaves, la destrucción de una aeronave en servicio, la toma de rehenes a bordo de aeronaves o en aeródromos y la intrusión por la fuerza a una aeronave o instalación aeroportuaria.
El riesgo ocurre cuando existe una amenaza que se combina con una vulnerabilidad. De acuerdo a la Norma ISO 31000 una amenaza es evento potencial o conjunto de circunstancias internas o externas que podrían impactar negativamente en los objetivos de una organización. En términos de aviación civil constituyen amenazas: el apoderamiento ilícito, el ataque suicida, el sabotaje, la utilización de explosivos, ataques cibernéticos, entre otros. Por cierto, la probabilidad de que esa amenaza se concrete está asociada a la intención y la capacidad que tiene el sujeto o grupo para llevarla a cabo.
De acuerdo a la Norma ISO 73/2011, que contiene el vocabulario de la gestión del riesgo, una vulnerabilidad es la debilidad de un activo o proceso que puede generar un efecto negativo.
Por lo tanto, el Programa Nacional de Seguridad de la Aviación Civil de cada Estado debe contener los procedimientos, a través de metodologías estructuradas, para identificar vulnerabilidad, evaluar amenazas e implementar las medidas de mitigación necesarias, de acuerdo a una clasificación de los niveles de amenaza definidos como baja, media y alta según su gravedad y probabilidad. A partir del resultado de esa evaluación se determina el grado de medida de seguridad que se aplicará para mitigar el riesgo.
Esta evaluación del riesgo es la herramienta sustancial para valorar la probabilidad de actos de interferencia ilícita, sus posibles consecuencias, y además permite una asignación eficiente de los recursos, de manera que la política de prevención se organice de acuerdo al nivel de amenaza y se focalice en mitigar aquellos riesgos que se clasifiquen como significativos.
A su vez, el resultado de esta evaluación nutre la estrategia de seguridad aeroportuaria denominada “enfoque de múltiples capas” que consiste en implementar varias barreras de protección en distintos niveles, de modo que si una falla, las barreras restantes puedan operar preventivamente para prevenir las amenazas. El nivel de control de seguridad en cada una de estas capas se determina conforme al resultado de la evaluación del riesgo.
Por último, para una gestión del riesgo eficiente es necesario construir una cultura de colaboración y responsabilidad compartida. El ámbito aeroportuario es naturalmente un espacio de integración interagencial con participación de actores del sector público y operadores. Organismos públicos, operadores aéreos, prestadores de distintos servicios aeroportuarios y también los pasajeros intervienen en la cadena del desarrollo de la actividad aérea. Por ello mantener una perspectiva integral con coordinación y comunicación que comprenda a todos los actores a través de obligaciones y responsabilidades compartidas es un mandato de que cada Estado debe cumplir. Esto permite compartir información, mantener procedimientos estandarizados en las compañías en materia de seguridad de la aviación, alertar sobre nuevas amenazas y coordinar las medidas de seguridad con tareas asignadas de manera compartida, como estrategia proactiva de mitigación del riesgo.
La dinámica de los riesgos es constante, las amenazas mutan, evolucionan y aparecen nuevas. Por eso, la gestión del riesgo se convirtió en la herramienta fundamental para un sistema de seguridad que mitigue los riesgos, que identifique los distintos tipos de amenazas y pueda asignar recursos de manera focalizada a cada necesidad, aceptando que siempre existirá un cierto nivel de riesgo y que en definitiva gestionar los riesgos también permite la evolución y la innovación en materia de seguridad aeroportuaria.
Fuente: www.NetNews.com.ar
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