El 12 de julio, y por el término de 24 horas, el servicio de practicaje argentino llevó a cabo una medida de fuerza en un clima deliberativo que los llevó a reunirse por primera vez para dar a conocer una “declaración” respecto de un sinfín de anomalías que perjudican el tránsito en las vías navegables.

Sucede que por incumplimiento de normas, ausencia u omisión de básicos supuestos, se pone en riesgo la seguridad de los prácticos, los buques y la carga que navega por las aguas argentinas.

Si bien la medida se dispuso con el fin de no afectar el tránsito de buques gaseros y en navegación, durante la asamblea llegó la noticia de un barco que habría violado el precepto autoimpuesto por los prácticos en Ramallo, aunque desde la misma asamblea se dio la orden de recomponer la situación.

 

Primer encuentro del Practicaje argentino

 

Desde el salón cedido por Juan Carlos Schmid, Sec. Gral de Fempinra, la Asociación Argentina de Practicaje y Pilotaje -asociada a aquella entidad-, se dio inicio a un hecho histórico: el primer encuentro de todo el practicaje argentino.  

Los prácticos, que son instrumentos esenciales a la hora de hablar de comodities, comercio y economía, reaccionaron así después de varias instancias de fracasado diálogo con las autoridades al frente de la Dirección Nacional de Transporte Marítimo y Fluvial y de la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables.  

El rechazo a la reducción de costos logísticos por decreto dio de lleno en los armadores, empresas de remolque, concesionarios de dragado, capitanes y patrones fluviales, entre otros. Empresarios y trabajadores son coincidentes en que los buques crecen de tamaño mientras que los puertos no dan a vasto por su reducido tamaño con vías navegables que permanecen angostas.

La situación es por demás compleja ya que los prácticos se ven obligados a transitar las aguas en condiciones que claramente violan las reglas de seguridad de la ley que los regula.

 

Asamblea de Prácticos

 

El debate

“La inseguridad en las vías navegables”

 

Claudio Tubio, actual Presidente de la Cámara de Actividades de Pacticaje y Pilotaje, abrió el debate explicando que la actividad del práctico argentino era, por su calificación de referencia mundial, esencial para el interés público. En este sentido, explicó que dada la disponibilidad permanente de éste, en situaciones altamente desafiantes, era necesario abordar de lleno el problema en relación a la responsabilidad civil que tiene el práctico frente a un siniestro ocasionado en las maniobras de un navío.

La pregunta es válida, debe un práctico -que navega aguas sin boyas, con calado dudoso y sin instrumentos- responder con su patrimonio personal ante un eventual siniestro?

Los prácticos están azorados frente a demandas que pueden ser millonarias; pero a quién le importa? O, lo que es peor, las autoridades, tienen en cuenta de qué hablamos?, se preguntó.

En primer lugar, el presidente de la Nación, Ing. Mauricio Macri, fue el primero en introducir en campaña la importancia que tienen para el país las vías navegables y los puertos. Por defecto de su profesión, el titular del Ejecutivo Nacional sabe que el campo debe producir más para exportar más, y que desde nuestras arterias se llega al comercio internacional y al desarrollo de nuestras potencialidades. Así, la marina mercante argentina fue seducida. Se hablaba de una ley, del posicionamiento del país en la Hidrovía Paraná-Paraguay y de una reestructuración desde un nuevo Estado inteligente pero, hasta el momento, sólo se llegó a un decreto que reduce las tarifas de los servicios esenciales que se prestan a los buques en los puertos y en la navegación por los canales fluviales del país.

 

La criminalización de la figura del práctico

 

Una abogada maritimista, la Dra, Nélida Angelotti, expuso sobre la antiquísima Ley de Navegación, para sumarle un andamiaje jurídico a las anomalías detectadas por lo prácticos. “De acuerdo a esta Ley -que nunca se modificó-, los prácticos dependen de Prefectura –dijo-, pero la legislación es confusa, y la responsabilidad le cabe siempre al práctico. El armador y los seguros se ponen de acuerdo, y el práctico termina poniendo la diferencia. Sin ley no hay límite de responsabilidad y ustedes responden”, explicó la profesional especializada en derecho marítimo y docente de la UBA.   

Conscientes de que el practicaje es un servicio público y que tienen la obligación de prestarlo, los prácticos cargan sobre sus espaldas dos responsabilidades más: la contractual, con el armador, y la extracontractual, el daño a un muelle. La abogada razonó que los prácticos saben que son asesores de los capitanes, y que frente a un hecho dañoso es el armador y/o capitán el que debe pagar el daño, pero sucede que Prefectura hace un sumario y siempre condena al práctico. “El capitán no defiende al práctico porque es empleado del armador”, sentenció.Angelotti arguyó que era allí donde aparecía el famoso Art. 13, considerado por ella abiertamente inconstitucional por violar un principio básico del derecho ya que, aplicado al practicaje, se esgrime que los prácticos son culpables hasta que demuestren lo contrario.

Para la especialista en derecho marítimo, los prácticos no pertenecen al negocio marítimo y el asunto pasa por “pedir un monto límite” a la espera del cambio de la obsoleta ley.

“Los trabajadores –dijo- no deben responder ilimitadamente”. En este punto citó el derecho comparado. “En Canadá los prácticos responden por un monto límite de 800 dólares. En España, México y Chile, no tienen responsabilidad en un siniestro porque son considerados como lo que son, asesores del capitán del buque”.

 

 

Dra. Nélida Angelotti

 

La siniestralidad y la responsabilidad del práctico

 

Pablo Pineda, práctico del Río de la Plata, identificó por zonas la ausencia de seguridad para el practicaje, y analizó los riesgos y causas como así también las responsabilidades de las autoridades competentes.   

También explicó las constantes advertencias acerca de los incidentes y “cuasi incidentes” que se tapan. “13 buques varados en 2015 y 6 en lo que va del 2016”, señaló. Luego, ironizó, “al Gobierno parece sólo importarle quedar bien con los organismos internacionales, pero recibimos una carta de la OMI, a propósito de este evento, y nos apoyan”, dando paso a la lectura de la misiva enviada por el presidente de la International Maritime Pilots´ Association, Simon Pelletier. Y continuó: “el tema es que salimos sin saber cuál es el calado máximo para toda la vía troncal, que tiene que determinar la Subsecretaría. Preguntamos y no hay respuesta. Tenemos un calado recomendado y la situación es que se excede. Cómo se defiende de esto un práctico? Prefectura le dice que salga igual. Cuál es el calado? En el Río de la Plata navegamos, además, sin ningún tipo de datos de marea”, agregó Pineda.

A esta altura queda claro que a los prácticos se los presiona por doble vía. Por un lado, la imposición del armador, por el otro, la coacción del Estado. Una suerte de obligación por obediencia debida.

 

 

Todas las voces

“Morimos en las mediaciones”

Arturo Sánchez, Práctico de Puerto Rosario.

 

Hace 7 años que trabaja en la zona y aseguró que el muelle Cargill no tiene el calado debido. “Las demandas allí son millonarias”, se quejó, y pidió la reglamentación para los remolcadores “a los que se ve como un costo, no como seguridad”, afirmó. Haciendo uso de la palabra, Sánchez también aportó que se habilitan cada vez más muelles, pero sin zonas para la maniobra y con la imposibilidad de aplicar el calado dinámico. “Si tenemos un inconveniente, la Prefectura nos hace culpables y morimos en las mediaciones”, concluyó.

La sucesión de voces apuntaron a la ausencia de batimetría, y a la insólita respuesta de la Subsecretaría respecto de que “la información sobre batimetría era secreta”.

Otros prácticos refirieron la necesidad de una ley de practicaje, de la “enemistad” con la Prefectura y la ausencia de autoridades y justicia. Asimismo se escuchó decir que una de las autoridades competentes llegó a decirles: “tu actitud como práctico será segura, pero no es comercial”.  Algunos trabajadores acusaron a Dietrich, de no mostrar ningún tipo de interés en las vías navegables y de jugar con la ruleta de la muerte.

Prácticos de la Zona Puerto Bs. As., por su parte, explicaron que reciben buques Postpanamax y “una emergencia en uno de esos barcos sería un gran problema para aquel práctico que tuviera que responder con su patrimonio sobre el siniestro de un negocio millonario”.

 

“Todas las charlas cayeron en saco roto”

Claudio Venturini. Pte. de Coprac. Práctico Paraná.

 

A su turno, Venturini tomó la palabra y expresó: “No se toma en cuenta el calado dinámico, sólo cuenta el calado estático, y así varía el margen de seguridad. No hay lugares de maniobra. Sin asistencia de remolcadores, sin balizas ni orientación; con canales angostos, buques que exceden el calado y que no deberían salir, y salen fuera de las normas, se generan situaciones en las que los buques se tocan”.

Venturini, además, dejó un mensaje: “cuando un cuerpo social se queja, el gobierno tiene la oportunidad de hacer cambios”. Luego, prosiguió: “son 20 años de desregulación y vimos pasar arquitectos y marinos mercantes, pero nunca vi tanto nivel de soberbia”, para rematar con que “todas las charlas cayeron en saco roto”.

 

“Navegamos sin datos”

Eloy Díaz, Práctico Zona Pto. Bs. As.

 

Díaz afirmó que los riesgos de navegación eran aún mayores. “Navegamos sin datos oficiales de vientos, de mareas, sin boyas. No entienden el problema”, opinó.

Entrado el debate, se comentó sobre el rol de la Hidrovía, la necesidad de ensanche de canales y el requisito de trabajar en conjunto sin la competencia que antes existía entre las empresas de practicaje.

 

“Navegamos el Paraná como hace 500 años”

 

Efectivamente, cuando los servicios portuarios fueron desregulados, los prestadores privados, mayoritariamente nacionales, hicieron mejoras. El caso del dragado quedó en manos internacionales. El tema es que según la Ley Nacional de Navegación, la autoridad portuaria nacional no tiene poder decisorio sobre las políticas aplicables en los puertos del país. Queda ausente el Estado y con éste, la competitividad de los servicios  que se le brinda a los buques como dragado, remolque, practicaje, pilotaje y amarre.

En el caso del servicio de practicaje, las reglas relacionadas con tarifas como también otros conceptos, las termina fijando el ministro del sector, a través de la Dirección de Transporte Fluvial y Marítimo y, al no tener vinculación la autoridad portuaria con la prestación en sí, impera la confusión y el caos en servicios esenciales de interés público como lo son las   actividades de remolque, practicaje, transporte de prácticos o amarre.

 

Conclusiones

 

Habiendo desarrollado democráticamente su primera asamblea, y con un documento en sus manos, los prácticos concluyeron solicitar de inmediato una reunión con Guillermo Dietrich, Ministro de Transporte a quien se acusó de estar más preocupado por saber quién estaba trabajando y quién no, que dispuesto a escuchar a un sector vital para el comercio argentino. 

 

Fuente: Marcela Jaimes

 

Fuente: www.NetNews.com.ar